Nacional Opinión

No todo es Facebook: los pluriversos se generan en los pueblos originarios


jorgemenecs1

25 noviembre, 2021 @ 9:47 am

No todo es Facebook: los pluriversos se generan en los pueblos originarios

Primera dimensión: El pasado

Era marzo de 2018. Encontré una nota sobre la última postura del astrofísico Steven Hawking en donde planteaba que no había motivo para pensar en un sólo universo, sino en universos múltiples. El argumento establecía que en las galaxias había evidencia de universos paralelos que comparten leyes de la física con el nuestro.

Thomas Hertog –el coautor– definió al universo múltiple como “un mosaico de pequeños universos de bolsillo donde cada uno es diferente”. Además, que si el espacio es tridimensional –porque cada universo es un holograma–, la temporalidad era una dimensión clave porque, aunque el universo tiene una frontera –el pasado–, eso no le quita lo infinito.

Al continuar navegando encontré otra nota que afirmaba que, con el telescopio espacial Hubble, se había logrado algo central para comprender nuestro universo: ver millones de años en el pasado a través de observar galaxias pequeñas. Así mismo, que el siguiente reto era observar galaxias bebé a través del telescopio James Webb.

Imagen: olhardigital.com.br

Lo anterior serviría para saber cómo fue el comienzo de este planeta. Con ello no sólo podríamos replantear el génesis religioso, sino algo más importante en términos epistemológicos: reiterar que el presente cambia al pasado. En este caso, a través de regresiones al pasado podríamos modificar lo que de él se ha dicho. Mientras que al imaginar las utopías del futuro, podemos incidir también en el tiempo presente. Por eso es que el tiempo es la medida circundante de los múltiples universos que conocemos y los que aspiramos a conocer.

Así mismo, aunque la propuesta de los astrofísicos antes mencionados tiene influencia en la ciencia ficción, también reconocen estar influenciados por paradigmas sociales que han venido desmontando al universalismo occidalcéntrico como eje de explicación del mundo.

Es preciso decir que, tanto en México como en América Latina, diversas posturas decoloniales, feministas y procesualistas han desmontado paradogmas instrumentalistas-universalistas que han legitimado el sometimiento, las violencias estructurales y los colonialismos de ayer y de hoy: desde la época colonial hasta la del extractivismo de datos del siglo XXI.

En su lugar se tejen marcos teóricos críticos estructurados con categorías experienciales localmente situadas y con conceptualizaciones dinámicas en permanente discusión, donde se pone en el centro a las personas. Estas propuestas desmontan los binarismos y las dicotomías decimonónicas, por propuestas que retoman los pluriversos de sentido de los pueblos originarios, así como de los grupos afrodescendientes y de las culturas subalternas.

Imagen: eluniversal.com.mx

Segunda dimensión: El presente

Resulta que en noviembre de 2021 el mundo habla del Metaverso. Aunque el término tiene su origen en la literatura, quien lo hizo tendencia fue el hombre que no tiene ni una ceja de tonto y que sí acumula una fortuna calculada en más de 73 mil millones de dólares: Mark Zuckerberg. El dueño de Facebook anunció que la plataforma más popular del planeta evolucionaría para lograr experiencias multisensoriales, como resultado de la innovación tecnológica y la apropiación humana.

Emborrachado de tecnologicismo anunció que estábamos transitando en la dimensión experiencial de la realidad interconectada a internet. Por lo tanto, no solo habría cambios en la experiencia humana desde la plataforma Meta, sino cambios en el trabajo, la educación, el ocio y el lenguaje. El Metaverso como una prótesis cultural ubicua. Lo que no dijo el tiburón del acuario es que el tecnologicismo darwinista excluye a la mayoría por las desiguales condiciones materiales de conectividad.

Imagen: cnnespanol.cnn.com

Tercera dimensión: El futuro

En diciembre de 1999, cuando saqué mi primer correo electrónico, la gente de la sierra chatina decía que el último día de ese mes se acabaría el mundo. Sin embargo, pese a tener dudas del mañana todos continuaron con las actividades de navidad.

De allí se repartieron las actividades: Los ancianos prendieron velas para alumbrar el camino, ya fuera para esperar el fin del mundo o para recibir al nuevo siglo. Las autoridades cívico-religiosas hicieron honores a la bandera y después hicieron limpias con hierbas y copal. Las niñas y los niños rompieron piñatas y comieron jícamas, además de que reían al decirme una palabra en chatino: tuche, que significa puerco. Las jóvenes apropiaban una grabadora para ensayar sus nuevos pasos de baile mientras los hombres jóvenes babeaban y bobeaban.

Lo que no pude comprender en ese momento fue que su visión del mundo es dinámica y fluida, siempre se está en movimiento. Incluso, si el mundo se termina, ellos no paran de re-producir sus prácticas culturales. Entre otras cosas porque el motor siempre ha sido la resistencia y la creación; la invención ante la estigmatización.

Imagen: u-gob.com

Esto porque mientras hace años los niños chatinos andaban a caballo, hoy, sin dejar de montar, también navegan en WhatsApp. Si ayer los pequeños ikoots ayudaban a sus mayores a pescar con papalote, hoy, también suben el rap de la resistencia a su canal, en YouTube. Si las mujeres del Istmo bailan la Sandunga desde muchitas, hoy también cantan en Tik Tok, felices las cuatro, sin que eso signifique ni que se ahoguen en el mar de la cursilería, ni que renuncien a su derecho a participar en las asambleas comunitarias.

Ahora puedo decir que entre la niñez y las juventudes indígenas he ido conociendo que el futuro se construye en tiempos de ocio, entre grupos de creación lúdica de forma cotidiana. Por eso la forma en que apropian los celulares y las computadoras en lugar de diluir y fragmentar sus identificaciones y arraigos, generan capas culturales multirreferenciales, que se visibilizan en prácticas y saberes contemporáneos.

Si el Metaverso es un cascaron vacío que intenta vender universos paralelos desde el adultocentrismo mercantil sin tomar en cuenta la desigual materialidad para la conexión digital en el mundo, los pluriversos son matrices dinámicas, flexibles y robustas que están en permanente gestación de mundos paralelos con horizontes de futuro creativos, en permanente resistencia. De allí que las nuevas generaciones están haciendo una tarea permanente mientras reapropian las plataformas digitales: generan múltiples universos de bolsillo que –sin querer queriendo– se salen del sistema de control del algoritmo extractivista, sencillamente porque, a diferencia de los tiburones, aprenden mientras juegan en el acuario digital.

Es profesor-investigador en La Universidad del Mar, en Huatulco. Antropología social por la ENAH; Maestro en Sociología política por el Instituto Mora y el Doctor en Estudios Latinoamericanos, UNAM. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores. Investiga en torno a métodos y culturas digitales, juventudes indígenas en América Latina, y antropología del deporte. Escribe en La Silla Rota, El Universal y Revista Consideraciones. Podcast: Jorge Meneses Antropólogo Digital https://anchor.fm/jorge-meneses8 https://open.spotify.com/show/6qs2825Jn30wKBhKgpi7IO

Un comentario
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