He concluido mi ciclo como Consejero Universitario

Hoy 11 de noviembre de 2021 se realizan las elecciones para elegir a los nuevos representantes de los distintos sectores ante el Consejo Universitario; el máximo órgano de gobierno de la mayor casa educativa del país: la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

La elección para elegir a los representantes de los trabajadores en dicho instancia de gobierno, se ha diferido temporalmente por asuntos internos de la organización sindical; sin embargo, en los próximos meses también se realizarán dichas votaciones.

Asumir la representación como consejero universitario ha sido una de las más gratas, satisfactorias y enriquecedoras experiencias. Pero hoy he decidido concluir este ciclo en mi vida, terminar mi gestión como consejero propietario y no aspirar a otro periodo como invitado permanente; motivado por la misma pasión que me llevó a aspirar a ser invitado permanente en 2012 y posteriormente, consejero propietario en 2016.

De todos los sectores, quien ostenta el mayor capital político es la representación de los trabajadores administrativos y al mismo tiempo, el que menos representantes tiene. Ya que participan regularmente, poco más de 15 mil trabajadores en la votación para consejeros, mientras que sólo cuentan con un voto en el pleno del Consejo Universitario.

 

Los trabajadores comprometidos con nuestra labor, tenemos muy claro que la Universidad tiene un doble carácter, una doble naturaleza que nos obliga a gravitar entre una y otra realidad: por un lado es un patrón, al cual debemos exigirle mejores condiciones laborales, pero también es un bien nacional, un proyecto educativo que vale la pena defender y refrendar.

No laboramos en un fábrica que produce zapatos, es una institución donde se preserva el conocimiento mientras miles de jóvenes encuentran un propósito de vida al adquirirlo, un espacio de creación artística y de producción de conocimiento nuevo, de su difusión, en resumen, un lugar donde encuentra sentido habitar este mundo.

Por nuestra parte, asumimos siempre una postura crítica en las comisiones (de Trabajo Académico y de Seguridad) y un posicionamiento institucional en los plenos del Consejo Universitario, porque ahí, ante los medios de comunicación y en medio de la Universidad y nuestra organización sindical, tenemos que ser responsables sin renunciar a la dignidad política.

La labor del consejero universitario es fundamentalmente parlamentaria, su mayor objetivo es dignificar la representación y defender un proyecto de educación pública, laica, gratuita, de masas y de calidad. No a una élite. La Universidad es la conciencia crítica del país.

Hay muchos a quienes agradecer, en primer orden, a los trabajadores universitarios por otorgarme su confianza en 2016, cuando ganamos con una votación de 12 mil votos, es decir, el 80% de la votación. De igual forma a mis colegas consejeros, con quienes compartí la representación en dos periodos, en particular a Martha Villavicencio, por su labor institucional. También a quien dirige nuestra organización, por la apertura de espacios que en su momento permitió.

He decidido cerrar este ciclo en mi vida personal y trayectoria política porque alargarlo con un periodo más, sería acomodarme demasiado en un espacio que debe servir para formar cuadros nuevos, di lo que tenía que dar, aprendí lo que tenía que aprender, es necesario buscar nuevas experiencias para retar mi inteligencia, no renunciar a lo que siempre he sido: alguien que sabe dejar la comodidad de una vida hecha para seguir arriesgando, apostando hasta que el cuerpo aguante. Cierro esta etapa con el anhelo de servir en otros espacios de representación.