VI Cumbre CELAC: esperanza para reintegración latinoamericana y caribeña
Este fin de semana la atención mediática se centró en la VI Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), que tuvo lugar en la Ciudad de México. La última vez que distintos mandatarios de la comunidad latinocaribeña se reunieron fue en enero del año 2017, en República Dominicana.
Alguno de los puntos que se discutieron fue la necesidad de una integración latinoamericana y caribeña –como se ha propuesto en otras ocasiones en distintos foros, tales como el Foro de São Paulo, el ALBA, la UNASUR, por mencionar algunos–, la necesidad de crear un frente común que permita salir adelante de la crisis sanitaria provocada por la pandemia de COVID-19, así como agendas comunes para tratar el tema del cambio climático. Sin embargo, lo que más llamó la atención durante este encuentro fue la presencia de Nicolás Maduro, presidente venezolano, y de Miguel Díaz-Canel, presidente de Cuba.
Horas antes de la reunión se había comentado que el presidente Maduro no asistiría al encuentro y en su lugar estaría presente la vicepresidenta venezolana Delcy Rodríguez. Asimismo, con relación al presidente cubano, el escándalo mediático surgió porque éste fue invitado a los actos conmemorativos de la Independencia de México, realizados el día 16 de septiembre. En redes sociales fue posible hallar descontentos debido a que, de manera supuestamente patriótica y nacionalista, se argumentaba que dicha celebración debía competer “exclusivamente e los mexicanos”.
Traemos un conjunto de propuestas para construir una nueva institucionalidad en la CELAC. Una de ellas, crear la nueva Secretaría General de la CELAC con sede en México. Es nuestro camino, fundado por Chávez, Kirchner, Lula, Dilma, Daniel, Correa, Evo, Pepe, Cristina y Raúl. pic.twitter.com/KR29zw6YGT
— Nicolás Maduro (@NicolasMaduro) September 18, 2021
Es evidente que la crítica dirigida hacia el presidente cubano no tiene ni un gramo de patriotismo ni nacionalismo, sino más bien sugiere que posicionarse abiertamente a favor de Cuba, de su gobierno y de su heroico pueblo, resulta ser impopular y mal visto; lo mismo sucede con el caso venezolano. Ya es claro que se ha construido una clara ofensiva mediática en torno a estas dos naciones, basta echar un vistazo a las redes sociales para constatar cómo distintas cuentas que, por lo general que esconden su perfil, inflaron diferentes hashtags donde se repudió la llegada de ambos mandatarios. Afortunadamente, como se sabe, el mundo de Twitter muy pocas veces refleja el verdadero sentir de lo que sucede allá afuera. Además de esto, diferentes columnistas, políticos y periodistas se posicionaron en contra de la llegada de los presidentes cubano y venezolano a México, advirtiendo, como ya lo han hecho en anteriores ocasiones, que el presidente Andrés Manuel López Obrador respalda a los “dictadores”.
Estos calumniadores por lo general no tienen ninguna calidad moral ni política para sentenciar y dar lecciones de cómo deberían hacerse las cosas. Afirmaron que la reunión fue un “rotundo fracaso” (Aguilar Camín, 20/09/21), (Raúl Trejo Delarbre, 20/09/21), (Vazquez Mota, 20/09/21), sólo por mencionar a tres. Y más aún, algunos otros han llegado a sentenciar que la invitación de Cuba y Venezuela es una clara “provocación a Estados Unidos” (Leon Krauze, 20/09/21), (Salvador García Soto, 18/09/21).
Para estos escritores, la Organización de Estados Americanos (OEA) no representa un organismo a favor de Estados Unidos, capaz de justificar golpes de Estado que, para no hacer un listado, basta con mencionar lo sucedido en noviembre de 2019, cuando abrió el camino a la crisis política en Bolivia debido a la “sugerencia” que proporcionó con relación a supuestas “graves irregularidades” vistas en las elecciones de ese país, provocando que Evo Morales saliera al exilio por casi un año.
Se ha demostrado en múltiples documentos que no existió tal fraude (por ejemplo, el texto de Hugo Moldiz, “Golpe de Estado en Bolivia: la soledad de Evo Morales”, 2020). Menos aún, se puede sostener que el exilio de Evo Morales y el posterior encarcelamiento de la golpista Janine Añez, responde a un “odio” por parte del primero hacia la segunda (José Fernández Santillán, 25/08/21).
Asimismo, estos escritores, quienes consideran la reunión de la CELAC una provocación a Estados Unidos –o como dijera Leon Krauze, “un puyar” a Estados Unidos–, no lo ven así cuando se trata de agrupaciones abiertamente golpistas y proimperialistas, como el Grupo de Lima o la extinta PROSUR a cargo de –esos sí, autoritarios– Iván Duque, de Colombia y Sebastián Piñera, de Chile. Estos escritores, preocupados por lo que piense el gobierno de EEUU, están en contra de la creación de frentes comunes cuyos objetivos principales son la soberanía, la autodeterminación de los pueblos, la integración latinoamérica y caribeña, y la eliminación del bloqueo económico –que no embargo– en contra de Cuba, Venezuela y cualquier país que sufra estas medidas económicas.
Se debe poner atención en las próximas reuniones y acuerdos que se materializarán después de esta cumbre, además de no perder la vista en otras agrupaciones que buscan la reintegración de América Latina y el Caribe, tales como el llamado Grupo de Puebla. Lo que queda claro es el liderazgo que mantiene México con el presidente Andrés Manuel López Obrador, a contracorriente de los fracasos augurados por la oposición, que no logran levantar simpatías más allá de sus círculos cercanos y en la República de Twitter.
VI Cumbre CELAC: esperanza para reintegración latinoamericana y caribeña – Revista Consideraciones – Evolibre.com
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