Gato con Lentes

Murió el alma de The Rolling Stones

Leopoldo Lezama


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25 agosto, 2021 @ 7:09 am

Murió el alma de The Rolling Stones

Sereno, sacudiendo de sus manos el frío invernal, Charlie Watts cogió sus batacas y comenzó a tocar los salvajes tamborazos de “Not Fade Away”, el clásico de Buddy Holly. El hombre que aparecía vestido con extrema elegancia en las pocas entrevistas, portaba su acostumbrada playera de algodón, pantalón de vestir y zapatos de pana. Era enero de 1995 y The Rolling Stones se presentaban en México por vez primera, ante la locura de un público incrédulo de estar viendo en tierras aztecas a sus Satánicas Majestades. A la mitad del concierto, en el ritual de las presentaciones, cuando Mick Jagger anunció el nombre del baterista, la gente se puso de pie, y la ovación duró poco más de cinco minutos. Era una forma de reconocer al hombre que mantuvo unida a la banda más legendaria del rock and roll durante casi seis décadas.

¿Qué hacía grande a Charlie Watts? Baterista virtuoso, Charles Robert Watts (Londres, 1941) llegó a los Rolling Stones en 1963, unos meses después de que la banda hubiera iniciado actividades en bares de los suburbios londinenses. Se formó en el jazz, escuchando melodías de Jelly Roll Morton, pero no fue hasta 1961 que se unió a la banda del mítico blusista Alexis Korner, Blues Incorporated. Fue Brian Jones quien escuchó a Charlie en un antro de rhytm and blues, y quien convenció al resto del grupo de invitar al baterista. Y no se equivocaron. Charlie Watts aportó desde entonces la base rítmica y la solidez a un grupo que brincó del blues al rock and roll, y se convirtió en una de las dos bandas más influyentes del último medio siglo (la otra, The Beatles, nada menos).

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Se ha dicho que ese espíritu duro que caracteriza a The Rolling Stones proviene de dos fuentes esenciales: la guitarra seca, enérgica de Keith Richards, y la voz potente de Mick Jagger. Pero yo diría que el sonido Rolling Stones tiene un pegamento medular, que son los batacazos profundos, cavernosos y a un tiempo aéreos, de Charlie Watts. La batería (la letanía percutiva habríamos de decir) de “Satisfaction, “Paint It Black” o “Sympathy For The Devil”, son el ejemplo de ese cimiento rítmico que caracterizó a la banda inglesa.

Pero Watts fue mucho más para The Rolling Stones. Su personalidad discreta y firme, hizo que fungiera como ese hermano mayor de los jóvenes catastróficos que derrocharon buena parte de sus vidas en egos y excesos. Famosa se ha vuelto la noche en que golpeó a Mick Jagger cuando éste lo despertó a altas horas de la madrugada para requerir los servicios de “su baterista”: “tú eres mi maldito cantante”, le respondió Watts luego de molerlo a puñetazos. Siempre discreto, Watts fue quien originalmente propuso que el grupo se separara por temporadas luego de cada gira, y también se encargaba de revisar los productos comerciales de la banda.

Aún más. Tras su muerte, surgió una discusión en el mundo del rock and roll. Por mucho tiempo se dijo que el alma del grupo eran Mick Jagger y Keith Richards. Mientras ellos vivieran, las piedras seguirían rodando. Hoy sabemos que no es así. Jagger y Richards podrán seguir adelante. Pero ese conjunto ya no será aquél que comenzó en Londres.

Ha muerto Charlie Watts. The Rolling Stones, la banda de rock más grande del mundo, ha llegado a su fin.

Leopoldo Lezama

Editor y ensayista. Estudió Lengua y Literaturas Hispánicas en la Facultad de Filosofía de la UNAM. Ha colaborado en diversos medios nacionales y extranjeros como Confabulario, Letralia, La Gaceta del Fondo de Cultura Económica, Sinembargo y Consideraciones. Actualmente dirige la revista electrónica Máquina.