Gato con Lentes

Vivimos tiempos de incertidumbre

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octaviosolis

13 julio, 2021 @ 6:45 pm

Vivimos tiempos de incertidumbre

La única certeza hoy, es la incertidumbre. A la mayoría de las personas nos duele aceptar esta condición actual de la realidad social. Si hay algo que lastima el sentido de la vida es la incertidumbre, pues nos recuerda insistentemente la única certeza ineludible: la muerte. Y no estamos acostumbrados a tenerla de frente todos los días. Aunque no existe una manera más sabia y profunda de repensar y renovar la vida, más que desde la reflexión de nuestra propia muerte, pero es un acto doloroso, que nos exige crisis.

El aumento de ansiedad y neurosis colectiva

Saber qué pasará al día siguiente nos resulta apremiante para irnos a dormir tranquilos. La crisis sanitaria nos arrebató la certeza del mediano y largo plazo, y evidentemente que esto trae consigo un aumento de neurosis colectiva y de angustia personal. Pero no tenemos de otra, más que aprender a vivir con ello. Es como si de pronto nos dijeran que lo que sabemos de la vida no es suficiente, que debemos aprender a vivir nuevamente, como niños, pero con los problemas de un adulto.

Es por eso que se percibe un aumento de la neurosis colectiva, producto de la ansiedad, sobre todo en espacios públicos donde confluyen muchas personas como en el transporte público y mientras manejan un vehículo en medio del tráfico. Sin olvidar el aumento del desempleo, y la inseguridad por la crisis económica.

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Imagen: Kelsey Smith

Al no tener respuestas se buscan culpables

En realidad la vida es eso, incertidumbre, sólo que adormecemos la conciencia para no sentir el peso y el vértigo de vivir. Nos aferramos a rutinas, a verdades consumadas, hábitos, a todo aquello que borre la esencia de la vida: el cambio permanente. Todos los días nuestra piel no es la misma, ese polvo gris en nuestro dormitorio en realidad son células muertas de nuestra piel, sustituidas por nuevas al siguiente día. Lo único permanente es el cambio. Pero aprendemos a adormecer esa percepción para evitar el vértigo.

Una sacudida del tamaño del mundo nos ha devuelto esa sensación de incertidumbre, de ahí que muchos estén irritables, inconformes. todos quieren repuestas precisas ¿Cuándo regresaremos a clases, cuál vacuna es mejor, cuándo terminará todo esto? Y como nadie tiene la respuesta, entonces buscamos culpables y decimos: pero cómo es posible que el gobierno no estuviera preparado; seguro que otra estrategia hubiera resultado mejor; es culpa de la gente ignorante por no quedarse en casa; el virus fue creado para que nos vacunaran a todos e inyectarnos un chip para controlarnos.

“En tiempos oscuros nacen falsos profetas”

Esto ha traído consigo un aumento de las teorías conspiparanoicas; los vacíos de la incertidumbre van a llenarse de las formas más extrañas e inverosímiles. Con tal de que todo vuelva a tener sentido, sin tener que comprobarlo. En medio del caos ganan terreno además los falsos profetas, pues aunque la vida poco a poco vuelva a tener un cauce, no serán las mismas certezas. El cambio de piel ha iniciado y es irreductible. En este trance de renovación, como diría Gramsci, entre lo nuevo que no termina por nacer y lo viejo que no termina de morir, aparecerán las más insólitas respuestas para otorgarle sentido a la vida, pero de igual forma, será una oportunidad para renovarnos como sociedad.

La vida no tiene sentido

Es importante tener claro dos cosas: la vida es muy sencilla y no tiene ningún sentido. Si entendemos la vida como un todo. La vida en el planeta, donde el humano es tan sólo una pequeñísima parte de ese todo. La vida sólo busca una cosa: reafirmarse, reproducirse. No más. Pero sucede que de todos los animales, el humano es el único que necesita buscar un sentido además de reproducirse, luego entonces, la vida del ser humano no es sencilla y tiene miles de millones de sentidos. Pero esa es su labor individual, aunque también colectiva del humano. Todo nuestro sistema de creencias tiene un sustento en el contexto histórico, por eso debemos aprender a conocer bien la realidad social y conocernos a nosotros mismos, ambas búsquedas se retroalimentan.

Crisis es dolor pero también oportunidad de vida

Las crisis significan dolor, pero también oportunidad, todo depende de cómo se asuma la incertidumbre y qué tanto nos hacemos responsables de la tarea más apremiante que tenemos hoy los seres humanos, que es: llenar de contenido la vida. Podemos hacer como si no pasara nada, voltear la mirada en el pasado previo a la pandemia, aferrarnos a la vida antes de esta incertidumbre, pero nos terminará por alcanzar la sacudida y no seremos actores si no espectadores del cambio por venir.

La ansiedad es la peor de las aprensiones, ya que es silenciosa, carcome el cuerpo sin darnos cuenta, lo enferma. Es producida por la incertidumbre. La única ventaja de ésta última es que una vez que aprendemos a vivir con ella, nos libera, aligera la vida, pues no dependemos de otros para encontrar el sentido todos los días. Nos libera de la obligación de tener el control de las cosas. Dejamos de poseer para vivir el momento. Pues en realidad nada nos pertenece en esta vida; el deseo de controlar es tan sólo una jaula, puesto que eso implica obsesión.

Son tiempos de incertidumbre y tenemos que aprender a vivir así

Son tiempos de incertidumbre, así debemos asumir la realidad hoy, dejemos de quejarnos y buscar culpables, asumamos la responsabilidad que nos toca, tenemos que aprender a vivir con esta condición de incertidumbre. No hay de otra. Es increíble como la mayoría opta por el camino de la negación. La realidad actual es una encrucijada, cualquier opción es no deseable, pero no hay marcha atrás, por eso es mejor aprender a caminar, que la parálisis por el anhelo de nuestra vida pasada. Son tiempos de incertidumbre, y tenemos que aprender a vivir con ello, para una mejor vida.

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Sociólogo y Comunicólogo por la FCPyS de la UNAM. Autor del libro Epifanía política y El fin de una era en la UNAM. Twitter @octaviosolis