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45 años del golpe a Excélsior

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9 julio, 2021 @ 8:16 am

45 años del golpe a Excélsior

La prensa objetiva siempre ha

cuestionado al poder sin distinción alguna”

Jesús Esquivel

Fernando Martínez (@fernandomtzf)

El día de ayer se cumplieron 45 años del golpe a Excélsior. Una muestra más de la cerrazón del régimen y de la intromisión gubernamental en todas las esferas de la vida pública.

El golpe fue desde dentro

El 8 de julio de 1976, se dio el golpe final de un plan elaborado desde Palacio Nacional para acabar con un grupo de periodistas incómodos para el régimen. La postura crítica que había asumido el periódico Excélsior, entonces dirigido por Julio Scherer, había cambiado la relación -condescendiente- que hasta entonces tenían el gobierno y la prensa.

Pasadas las elecciones presidenciales de 1976, donde José López Portillo resultó ganador como único candidato, Regino Diaz Redondo fue el conducto a través del cual se fraguó el golpe a uno de los periódicos mas importantes de toda América Latina. La traición le dio la dirección del medio ante la ilegal destitución de su director.

Proceso, el punto de partida

La salida de Scherer y sus colaboradores del diario no los dejó de brazos cruzados. Semanas después comenzaron los preparativos para continuar con el ejercicio periodístico, pero esta vez desde una nueva trinchera.

Antiguos colegas, socios y amigos más tarde renunciaron a Excélsior para unirse al incipiente proyecto. Entre los fundadores del nuevo medio estuvieron: el propio Scherer, Manuel Becerra Acosta, Carlos Monsiváis, Vicente Leñero, Miguel Ángel Granados Chapa, José Emilio Pacheco y Heberto Castillo.

Meses de trabajo más tarde y antes de que Echeverría dejara el poder, el 6 de noviembre de 1976 apareció la primera publicación de la Revista Proceso. La portada era sencilla, el tiraje corto, sin embargo, el mensaje era claro: no sucumbir ante los embates del gobierno federal.

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Imagen: amedijalisco.org.mx

A 45 años…

El golpe a Excélsior fue un parteaguas en el periodismo mexicano. Sin él no habríamos visto nacer publicaciones como el semanario Proceso, el diario Unomásuno y tiempo después, el periódico La Jornada.

A la larga no puedo decir si Echeverría hizo bien o no al entrometerse en el periódico. Lo cierto es que gracias al golpe a Excélsior las relaciones entre el poder, la prensa y la ciudadanía no volvieron a ser iguales.

Hoy, la Revista Proceso no es ni la sombra del medio en el que alguna vez compartieron líneas personajes como Julio Scherer, Vicente Leñero, Miguel Ángel Granados Chapa, entre muchos otros.

Bien lo dice Julio Hernández “Astillero” en El México que se avecina:

[…] la elite periodística corrupta se conduele y se queja por los constantes ataques contra su corrupción crónica y por el retiro de los condicionantes convenios de publicidad del pasado, pero siguen girando en torno a la figura [el presidente] que más lectores y audiencia les proporciona.”

El intento por desmarcarse de la 4T y separar el apellido de su fundador del gobierno federal les ha salido contraproducente. Hay quienes actualmente cuestionan las intenciones que hay detrás Proceso.

A final de cuentas, los medios de comunicación son empresas y como todas las empresas, los dueños tienen intereses.

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