En México están vacunando contra dos virus: El SARS-Cov-2 y el individualismo
En México están vacunando contra dos virus: El SARS-Cov-2 y el individualismo. Y es para celebrar
Me tocó hoy, junto a miles de conciudadanos. A medida que iba avanzando en la fila, y veía a los voluntarios indicándonos con enorme respeto cómo proceder, se me pusieron los ojos como dos pinches tomates. Una de las chicas de chaleco verde se dio cuenta. Y yo sé que, debajo de su cubre bocas, estaba sonriendo; y yo sé que, en mi mirada, vio el profundo reconocimiento que sentí hoy por todos ellos. Por todos: las enfermeras, los guardias, por todo el personal que, poniendo en juego su propia salud, le deparó al pueblo un trato de ciudadanos. Es decir, de iguales.
No solo era la buena organización, el despliegue de infraestructura, el profesionalismo. Había algo más. Era la sociedad diciéndose a sí misma que también es posible remediar las cosas. Que también somos capaces de la empatía, que podemos cooperar para el bien común. Fue un ritual mucho más profundo de lo que yo había imaginado. Hoy vi cómo estamos salvando eso otro que también somos: un ente colectivo. En los pequeños diálogos con los encargados y enfermeras, había guiños, humor, y confianza. Hace mucho que no era bendecido con un ritual de confianza recíproca como el de hoy.
Vi ademanes incontables de cortesía, de respeto por el prójimo. Ningún exabrupto, incluso ningún reclamo de alguien acostumbrado al privilegio. Al contrario, ese rasero que nos impuso el virus se hizo patente de manera conmovedora. Nadie se disputó un lugar, nadie se adelantó en la fila, nadie le gritó a algún voluntario. Dejamos pasar a gente con requerimientos especiales, cedimos el asiento, colaboramos para devolverles a estos voluntarios, de conducta ejemplar, un gesto aunque fuera, nuestra manera de agradecerles. Nos mirábamos todos en esta rara democracia covidiana; conteniendo las lágrimas, la euforia, la descarga de meses de incertidumbre, muy conscientes uno del otro. Como si estuviéramos en una gigantesca tribuna, apostando todos por el mismo resultado.
El otro virus también mortal: el individualismo
El mundo, y México dentro de él, ha sido azotado en las últimas décadas por otro virus siniestro. Un virus cultural, que se diseminó desde el cinismo más descarado de nuestros reflejos egoístas. El individualismo. Y sus modelos económicos correspondientes. Es una pandemia también, y ha costado millones de vidas también. Y ha instalado en mucha gente, la falsa noción de que el mérito individual es la única virtud humana que debe promoverse. Como si, además, partiéramos todos en la misma línea de salida. Ha instalado un dogma cruel: que la desigualdad social es un fatalismo que debe asimilarse y no una injusticia que debe combatirse. La idea de que hay losers y winners, ciudadanos de primera y gente desechable, y que el éxito en la vida depende de entender esa dicotomía a tiempo y escalar como se pueda para pertenecer al sector de los triunfadores. ¿Qué perdimos en el camino? La solidaridad.
El virus natural volvió a darnos un bofetón de humildad. Es una lección contundente acerca de la urgencia de recuperar el altruismo. Celebro esta campaña federal de vacunación, universal, gratuita, que reconoce a cada individuo su estatus de ciudadano. Imagino lo que pudo ser en otras épocas recientes: con las vacunas llegando primero a los que pudieran pagarlas. O con el maltrato de algún tecnócrata, para el cual la vacunación masiva obligada de los sectores desechables podía afear sus indicadores económicos o entorpecer the accountability.
Les comparto una sonrisa que vi reproducida hoy en miles de conciudadanos. En la Alcaldía Álvaro Obregón. En esta terrible y entrañable Ciudad de México. Un gesto que nos ilusiona con la propuesta de otra sociedad mejor y más consciente de sí misma.
