La cara incómoda de nuestra democracia
La democracia tiene múltiples caras. Durante las últimas tres décadas, el principal aparato electoral de nuestro país, ha impulsado una visión parcial de ella, resaltando los aparentes beneficios que consolidó para el escenario político. Al día de hoy, esta lectura parece estar cada vez más desacreditada.
INE v.s. MORENA
Frente a la querella entre el Instituto Nacional Electoral (INE) y el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), originada por la negativa del primero para restituir candidaturas como la del controvertido aspirante a la gubernatura de Guerrero, Félix Salgado Macedonio. El pleito entre estos dos actores políticos está adquiriendo mayores proporciones, tomando en cuenta que Morena anunció la decisión de iniciar un juicio político contra Lorenzo Córdoba y Ciro Murayama.
El origen del problema electoral
Sin embargo, el trasfondo de esta disputa reviste procesos históricos y sociales más profundos de los que se cree. Examinemos algunos de ellos. Lo primero que debemos revisitar, es el origen de la visión que se ha construido sobre el papel que desempeña el instituto electoral. Antes de su creación, como consecuencia de las polémicas elecciones de 1988, los comicios se realizaban bajo la coordinación de la Secretaría de Gobernación (SEGOB).
¿Cómo se sostuvo el régimen priista?
Durante la era de la dictadura perfecta, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y el gobierno en turno, se fundían en uno solo para operar en favor del candidato oficial, así funcionaba la maquinaria del sistema. Este régimen autoritario permitió casos como el de 1976, en el que José López Portillo figuró como único candidato presidencial. Para las elecciones del 88, el evidente fraude mitificado en la “caída del sistema”, obligó a crear un aparato autónomo, transparente e imparcial para organizar elecciones limpias y seguras, al menos eso se pensó. Grosso modo, así surgió el Instituto Federal Electoral (IFE).
Los triunfos de nuestro aparato electoral
Desde entonces y hasta ahora esta estructura política ha organizado los comicios municipales, estatales y federales en los diversos cargos de elección popular. Por esta razón, cada vez que puede, el INE nos recuerda su posición estratégica y, lo más importante, su visión del porqué es vital preservarlo, para fortalecer la democracia. No obstante, cabe preguntarse: ¿El INE es el único árbitro en las elecciones? ¿Qué otros actores legitiman el sufragio popular? ¿es el artífice de la alternancia del 2000 y la transición del 2018? ¿tenemos más democracia gracias a él?
Los actores tras bambalinas
Me parece que se le han atribuido una serie de logros desmedidos. Además de que provoca gastos dispendiosos para todos los mexicanos. La lectura apresurada que lo sitúa como el baluarte de la democracia, tiene una mejor explicación a causa de posiciones ideológicas que ignoran, por un lado, vicios del pasado que siguen vigentes, así como de elementos iguales o más importantes, ergo, el escenario que presentan está incompleto.
La cara incómoda de la democracia
Los que oficialmente son considerados como delitos electorales (compra de votos, alteración de casillas, destrucción de material, intimidación y violencia en la jornada electoral), en muchos rincones de México constituyen prácticas normalizadas en la mayoría de elecciones. Los responsables de perpetuar estos vicios son los miles de operadores políticos que tienen la consigna de ganar a como de lugar. El discurso romántico de la participación ciudadana que nos recuerdan en los medios de comunicación, se enfrenta con esta otra cara de la democracia. Un perfil que siempre se pasa por alto al estar tan arraigado.
Por otra parte, el crimen organizado, es un actor clave que durante los últimos veinte años alcanzó la capacidad política suficiente como para poner y eliminar las candidaturas que mejor le favorezcan. Llama la atención que no sea incluido dentro del panorama democrático. Los diferentes narcogobernadores son solo un ejemplo de este fenómeno, ¿acaso esto no vulnera a la democracia?
Los excesos del INE
Así que no nos engañemos, la democracia tiene amenazas más graves que una pelea con el partido en el poder. El riesgo de volver al “autoritarismo” no es más que una pesadilla inventada desde un grupo que ve amenazados los intereses que mantiene en las instituciones que creó. Dicha pesadilla es una falacia absoluta. AMLO no gobierna solo, existen poderes fácticos que mueven las entrañas del sistema, algunos de ellos como los empresarios y el narco, tienen una amplia influencia, mucho más de la que creemos.
El hecho de que el consejero presidente no reduzca su salario, que oscila cerca de los 178 mil pesos mensuales, superior al del presidente. Pero que sí se pronuncie en contra del recorte presupuestal al instituto deja mucho que pensar. Sin lugar a dudas, la deuda pendiente que el INE tiene con todos los ciudadanos, es explicarles porque ha costado tanto su financiamiento. Responderles a los millones de mexicanos que no creen más en las elecciones ni en los partidos, como salida a los problemas del país. Es una deuda enorme, sería bueno que comenzaran a saldarla.
