Vivir es aceptar el camino, no el destino; reseña de la cinta Soul

Karen Beatriz Hernández Nolasco

Cuando perseguimos incansablemente una meta que suponemos nos debe llevar a disfrutar el proceso, perdemos el sentido del por qué esto es importante para nuestra vida. Puedes tener una profesión, una relación amorosa, amistades grandiosas o pequeños trofeos que día a día validan más un aspecto de tu vida; y, que cuando esa validación no existe más, sientes haber perdido tu propósito.

Vivir es aceptar el camino, no el destino. Las metas son solo guías que mientras más aprendemos pueden ya no ser las metas que inicialmente queríamos. Puedes ver la vida tan corta o larga como quieras, pero finalmente esta es tu única oportunidad material para aprender, vivir, sentir dolor, llorar tomar acción o esperar que algo le dé a tu vida la chispa que crees necesitar.

Hemos sobrevalorado tanto la felicidad, que no entendemos que el dolor también es parte de vivir y aprender. Así, fue que en solo una hora y cuarenta y siete minutos la Película Soul (2020), dirigida y escrita por Kemp Powers, refleja cómo a veces sobrevaloramos el éxito, al dejar todo nuestro esfuerzo, pasión y amor en ello, lo cual nos limita a siempre pender de ello para ser felices. La felicidad es una deconstrucción del dolor, de la competencia y de la validación.

Así por extraño que parezca, la Película Soul no retrata la vida de personajes animados que tienen un final feliz, sino de una persona que, aunque piensa que su vida tiene un propósito y siempre ha vivido por él, se da cuenta después de morir, que no vivió lo suficiente, que no se arriesgó lo suficiente, razón por la que necesita una segunda oportunidad para poder hacer lo que en su primera oportunidad no hizo, por miedo al rechazo o peor, por miedo al éxito.

No basta con descubrir la chispa que nos motiva, también hay que aprender de aquello que no nos motiva, de aquello que guía nuestro día a día, de aquellas simples cosas que rodean a cada uno, antes de que como a Joe Gardner, el personaje principal de la película, -un profesor de música cuya meta es tocar en una banda de jazz-, la muerte nos alcance para hacernos ver todos los pasos que no dimos por miedo a perder.

La incertidumbre también nos guía a disfrutar el proceso y Kemp Powers es la viva muestra de que durante más de 17 años como periodista, lo llevó a descubrir vidas que de otra forma no hubiera presupuesto, meta que después lo guiaron a hacer algo completamente distinto, que fue escribir y ser parte de la dirección de películas.

Aunque Powers tenía una meta para el momento en que hizo la película, que era que Soul fuera vista en la pantalla grande, la pandemia complicó las cosas y la única plataforma para hacerlo fue la de Disney Plus, eso no lo detuvo ni desmotivó, porque lo que guiaba a Powers no era la meta, sino el proceso de la magia que es escribir y reflejar eso, lo que ayuda a otros a entender fácilmente lo frágil que es vivir.

Como dice Powers, una meta no es más que una Estrella del Norte que solo está destinada a ser una guía. Siéntete cómodo con el hecho de que es posible que nunca llegues ahí, pero la búsqueda de ese objetivo te traerá tanta alegría, impulso y satisfacción, –que yo agregaría- hace que valga la pena para tomar el riesgo de disfrutar el proceso, sí, el proceso de vivir.