El #8M es más que la marcha: es aprendizaje y organización feminista
Marlen Silva Martínez*
El lunes 8 de marzo, miles de mujeres salimos a las calles para exigir nuestros derechos, para exigir un aborto legal, seguro y gratuito en todo el mundo, para gritar por quienes ya no tienen voz, para exigir la eliminación de la violencia y luchar por la igualdad de género.
La reunión fue en el Monumento a la Revolución para partir al Zócalo de la CDMX. Ante el fervor de este movimiento social, muchas mujeres abordamos el Metro y así llegar con nuestras compañeras. Algunas estaciones estaban cerradas, pero eso no impidió que llegáramos a nuestro destino. En el camino se sentía una vibra intensa que se transmitía a quienes nos veían con un paliacate morado o verde. Se escuchaban frases y gritos como “ustedes sí me representan”, “vivan las mujeres, siempre vivan”. Pero no todo era homogéneo.
La diferenciación de feminismos en la marcha
Entre nosotras nos preguntábamos con qué tipo de colectivo asistíamos. En mi caso, se acercaron a preguntar “¿tú vas con un contingente mixto o separatista?”; mi respuesta siempre fue “mixto”. Estoy convencida de que la búsqueda de igualdades debe ser desde la pluralidad. No podemos segregarnos si lo que buscamos es equidad e igualdad de género. Obviamente, se me quedaron viendo raro y se fueron. Es normal. El mundo existe para poder elegir y decidir con qué nos identificamos.
Mi hermana me acompañó en esta experiencia; para ella fue su segundo año de asistencia. Compartir este sentimiento con ella me hace creer que, sin duda, el cambio está en las futuras generaciones y que, en el mejor de los casos, somos nosotros los encargados de modificar conductas machistas dentro de nuestros primeros núcleos sociales: amigos, familia, vecinos, etc.
Al llegar al monumento resaltaba el color morado en la CDMX: jacarandas, paliacates, carteles, playeras, humo. Pero también resaltaban las consignas, el sentimiento de euforia de escuchar a las madres, hermanos y padres de quienes fueron víctimas de feminicidio.
Derramar lágrimas ante la reflexión que deja escuchar la historia de una mujer que perdió a su hija es desgarrador. Muchos, en las redes sociales, escriben que hasta que les pasa una historia así es cuando empezamos a simpatizar con el movimiento, lo cual me lleva a la siguiente pregunta: ¿necesitamos vivirlo para actuar y crear estrategias de cambio? ¿Necesitamos vivirlo para ser feministas y dejar de decir que quienes vamos a la marcha somos “desmadrosas”? Esto me hizo pensar que aún existe falta de información en la sociedad con respecto los feminismos, qué es ser feminista o qué tipo de feminismos existen.
Somos un movimiento amplio de mujeres de distintas generaciones, clases sociales, identidades raciales y de género, militancias políticas y formas de pensamiento y acción, en el que también están quienes no se asumen feministas, pero comparten sus causas prioritarias: erradicar la violencia y la opresión de género, así como la despenalización del aborto.
Las imágenes en los medios
Es una obviedad que las redes sociales estuvieron llenas de imágenes de mujeres feministas que pintaron, rayaron y golpearon las vallas que protegían a los monumentos, pero que, simbólicamente, también reflejaban la protección a un gobernador. Pero ante los redactores de títulos amarillistas esto es lo que más se vende para los ojos de una sociedad conservadora, quien señala al movimiento por estas acciones y se difumina el resto de los contingentes por estos grupos sociales que se manifiestan de distinta manera. Pero “sólo es eso, una manera distinta de expresar su inconformidad”.
Muchas imágenes reflejaban el descontento de una sociedad que está harta de la policía de México. Llego aquí a un punto que abarca muchos otros: estamos cansadas de que los policías no actúen conforme a la ley para proteger y garantizar nuestros derechos; estamos cansadas de denunciar y que no le den seguimiento y solución al caso; estamos cansadas de que, a diario, hay noticias de que algunos de los violadores son parte de la policía y por eso los encubren; también estamos cansadas de ir a un Ministerio Público y que no hagan caso a las peticiones de los familiares. Habrá quienes digan que ser parte de la policía de México es su trabajo, que es la manera en cómo ellos pueden mantener a su familia, pero dejaré hasta aquí abierta la discusión y el debate para quienes así lo quieran…
Durante la marcha se vive un sentimiento compartido con la masa feminista, el oleaje morado te hace sacar las consignas con fuerza. Durante el recorrido se unieron muchas otras mujeres: “nos hacemos una, nos hacemos más fuertes y solo ahí nos sentimos seguras”, se escucha por todos lados.
Las reflexiones que nos dejó la marcha
Al término de la marcha vi algunas publicaciones en Facebook sobre los supuestos francotiradores de Palacio Nacional: eran detectores de drones–. Como cualquier movimiento se termina con cansancio, pero con un sentimiento inmenso de satisfacción por generar historia de las mujeres en México. Mi labor como mujer no termina sólo asistiendo a la marcha, ya que hay mucho por hacer: talleres, difusión de la información, crear espacios en donde se trabajen y debatan acciones de cambio, modificación de conductas personales y con quienes comparto mi vida (familia, novio, amigos, trabajo, etc.)
Todo esto implica un proceso de deconstrucción previo porque estamos acostumbrados a vivir en un contexto con unos criterios de diversidad concreta, y ahora debemos repensar cómo somos nosotros y cómo se organiza la sociedad. ¿Qué nos hace falta como sociedad para comprender los temas de movimientos sociales? ¿Por qué aún no terminamos de derrumbar el machismo? La lucha es contra años de “educación” para que las mujeres estemos en casa atendiendo a un hombre, para que los puestos altos sean ocupados por hombres, para que el jefe del hogar sea el hombre; en fin, para mantener un sistema patriarcal.
Debemos buscar alianzas que nos permitan el cambio a nivel global. Iniciemos por prácticas personales, después en nuestros primeros grupos sociales. Los invito a informarse, a leer diferentes fuentes, a acercarse y conocer a fondo sobre el tema feminista y no sólo juzgar y ver desde fuera, sino aprender para tener argumentos sólidos que ayuden a la veracidad de los datos. También es importante compartir el conocimiento, preguntar si tenemos dudas y, por qué no, romper el miedo de ser señalados en la familia porque pensamos distinto a los demás.
Documenté algunas cosas de las que viví este 8M en la página de Facebook “Dilo en voz alta”. No todas vamos a rayar, no todas vamos porque hayamos vivido un caso de feminicidio cercano, no todas vamos porque hayamos abortado. Lo que quiero decir es que todas tenemos intereses diferentes por asistir a una marcha feminista y ser simpatizantes con el movimiento. Debe quedar claro que no necesitamos vivir tal o cual cosa para ser parte de la causa y abrazar la lucha.
Las veces que sean necesarias, seguiré saliendo a las calles para hacer historia y para seguir en pie de lucha. Por TODAS.
*Licenciada en Psicología Social por la Universidad Autónoma Metropolitana- Unidad Iztapalapa (UAM-I).