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Mario Marín y la mafia pederasta en la cúpula del poder

Leopoldo Lezama


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6 febrero, 2021 @ 12:45 pm

Mario Marín y la mafia pederasta en la cúpula del poder

¿Quiénes faltan por caer?

En el mes de mayo del año 2005, el país se cimbró con la publicación de Los demonios del Edén. El poder que protege a la pornografía infantil, un libro de investigación de Lydia Cacho que daba cuenta de una extensa red de prostitución infantil que alcanzaba a las más altas esferas de la política y el empresariado mexicano. El libro era la culminación de una serie de reportajes que la periodista había venido publicando años antes en diarios de Quintana Roo como Por Esto, donde denunció el abuso de una niña por parte del dueño de un hotel local: el empresario méxico-libanés Jean Succar Kuri, propietario de medio centenar de villas, restaurantes y comercios en Cancún.

El trabajo de Lydia Cacho se basaba mayormente en testimonios de las niñas afectadas, pero también en videos donde se veían violaciones de niñas entre cuatro y doce años de edad. El conocimiento de estos materiales, causó la rabia de empresarios y políticos asiduos al paraíso del sur, pues se había destapado una compleja red de explotación sexual controlada por Jean Succar Kuri y Kamel Nacif Borge, “el Rey de la mezclilla”, quien por entonces era dueño de Tarrant Apparel, una empresa maquiladora con oficinas en varias partes del mundo, famosa por sus métodos antiecológicos y por sus miserables condiciones laborales.

Con ayuda de un hacker, Lydia Cacho conoció la identidad de decenas de empresarios y políticos de alto perfil de todo el mundo, integrantes de esta red de pederastia. Las amenazas de muerte, los intentos de soborno, los días rodeada de escoltas, se volvieron parte de la vida de la periodista. Las familias de las niñas que habían denunciado también fueron amenazadas.

Los señalamientos iban desde la compra y venta de niños y niñas, el lavado de dinero, el narcotráfico, hasta la producción y comercialización de pornografía infantil. Se documentó el traslado a Cancún de cientos de niñas para su explotación sexual; se documentó incluso el asesinato de una niña salvadoreña víctima de estas orgías de muerte. Jean Succar Kuri tenía videos de pornografía infantil con políticos a quienes extorsionaba con grandes sumas de dinero para que sus identidades no fueran reveladas.

No obstante, Succar tenía demandas por violación de menores desde los primeros años de la década del 2000, y fue enjuiciado y capturado en 2005, en Arizona. Un año después, fue extraditado a México, donde deambuló por centros penitenciarios desde Almoloya, hasta el Cereso de Cancún, Quintana Roo. Succar fue condenado a 112 años de prisión por los delitos de corrupción de menores y pornografía infantil. Por su parte, Kamel Nacif Borge hoy cuenta con una orden de aprehensión por tortura, pero ha librado la ley gracias a sus vínculos con el poder: es primo del exgobernador Miguel Borge Martín (1987-1993), y tío de otro exgobernador de Quintana Roo, Roberto Borge Angulo (2011-2017), hoy en prisión y sujeto a proceso por diversos cargos.

Por desgracia, la pederastia en México ha sido practicada, fomentada y protegida desde las más altas esferas políticas. México les ofrecía impunidad, secrecía, y mejores precios a los millonarios que frecuentaban países como Tailandia y Camboya.

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Imagen: amquerétaro.com

Y la vida cambió para Lydia Cacho en aquél verano del 2005, cuando el sello Grijalbo publicó el libro que dio un giro drástico en la concepción del poder en México. Desde ese momento se recrudecieron las represalias en contra de la periodista. El 16 de diciembre de ese mismo año, afuera del Centro Integral de la Mujer en Cancún (refugio de niñas y mujeres víctimas de abuso creado por la propia periodista), Lydia Cacho fue detenida por tres hombres armados y subida a un auto, con una orden de aprehensión que la implicaba en los supuestos delitos de difamación y calumnia. La demanda la había interpuesto Kamel Nacif en un juzgado de Puebla, como un acto de represalia al ser uno de los principales señaldos en Los demonios del Edén. En las veinte horas de traslado de Cancún a Puebla, Lydia fue torturada psicológicamente a punta de pistola para que desistiera de sus acusaciones. Los dos días que estuvo presa antes de salir bajo fianza, la desnudaron y amenazaron con violarla. La historia de pederastia más grande en la historia de México apenas comenzaba.

El “Gober” precioso

Lydia Cacho fue exonerada de sus acusaciones en enero del 2006. Un mes más tarde, el 14 de febrero, el periódico La Jornada publicó a cuatro columnas: “Al descubierto la conjura contra Lydia Cacho”, y transcribía partes de doce llamadas telefónicas entre Kamel Nacif y varios personajes de la política mexicana, ocurridas los días posteriores a la detención de la escritora. En primera instancia se reveló el complot en contra de Lydia Cacho y la violencia con que se le enviaba un mensaje de intimidación.

Kamel Nacif le habría dicho por teléfono a un amigo empresario identificado como “Juanito”: “El gober de acá le echó guevos, ya la agarraron a la hija de puta… la venganza es una sopa que se toma fría”. Y Juanito le recomendó al empresario que pagara para que violaran a la escritora en la cárcel. Kamel responde con cinismo: “Ya va recomendada. Le dijeron al director (del penal), a esta hija de puta me la pones con las locas y las tortilleras”. No obstante, la llamada que incendió los titulares de todo el país fue la que tuvo Kamel Nacif con el entonces gobernador de Puebla, Mario Marín.

En ella, con una crudeza abominable, el “Gober precioso” como lo llama su amigo, se jacta del complot y las agresiones en contra de Lydia Cacho: “Ya ayer le acabé de dar un pinche coscorrón a esta vieja cabrona y le dije que aquí en Puebla se respeta la ley, que aquí no hay impunidad, y que aquí quien comete un delito se llama delincuente. Que no se quiera hacer la víctima”. Pocas veces se ha exhibido con tanta nitidez la putrefacción de las entrañas del poder, sus mecanismos y la manera de utilizar el aparato de justicia para pisotear los más elementales derechos humanos.

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Kamel Nacif Borge. Imagen: El Sol de México.

Desconcierta que Kamel Nacif, a cambio del favor de aprehender a la periodista, le ofrece a Marín dos “bellísimas botellas” para que se las “eche” (una evidente referencia al abuso sexual). Desconcierta aún más la confesión del exgobernador en esa misma llamada: “Desde luego no somos santos, pero si tiene pruebas que las presente. Si no, que se calle el hocico”. Las cabriolas con que Marín intentó salir del aprieto fueron ridículas, desde que no era amigo de Nacif, hasta que la llamada era editada. En 2011, se revelaron otras grabaciones telefónicas entre el exgobernador y Jessica Zamitis, una joven edecán de entonces diecisiete años, amante de Mario Marín, cuando éste era presidente municipal de Puebla. El contenido sexual explícito no deja lugar a dudas de los delitos de estupro cometidos por el funcionario; igualmente, se exhibe la manipulación económica y el uso de drogas y alcohol por parte de Marín para conseguir los favores sexuales de la menor.

De la impunidad a la aprehensión

Durante más de tres lustros, Lydia Cacho llevó su demanda por tortura en contra de Mario Marín y Kamel Nacif a varios organismos nacionales e internacionales. El corrupto poder político y judicial mexicano ayudó a que el exgobernador y el empresario libraran un proceso de investigación. Se recordará que el entonces presidente Vicente Fox se desentendió del caso, debido a que era muy amigo de Kamel Nacif, quien había hecho millonarias donaciones a la Fundación Vamos México, dirigida por Martha Sahagún. Lydia Cacho declaró que Lino Korrodi, personaje cercano a la familia Fox, le había confesado que el guanajuatense no tocaba a Kamel y a Succar, porque éstos habían dado mucho dinero para su campaña presidencial.

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Kamel Nacif Borge y Vicente Fox.

También se desentendió el entonces candidato por el PRI a la presidencia en 2006, Roberto Madrazo, y por supuesto, Felipe Calderón, quien antes de asumir la presidencia usurpada, prometió enjuiciar a Mario Marín (hizo un teatro donde incluso le sacó la “tarjeta roja”), y ya como presidente, le aseguró impunidad. Lydia Cacho ha mencionado que la mafia pederasta mexicana también puso dinero para la imposición de Calderón.

En el año 2007, la Suprema Corte de Justicia de la Nación desestimó las acusaciones en contra de Marín (ni siquiera hizo una recomendación a las autoridades mexicanas para investigar la pederastia). Hoy en día, la actual Secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, ha sido cuestionada por esa dictaminación, pues ella formó parte del grupo de jueces que liberaron de cargos a Mario Marín. Como sabemos, el presidente Enrique Peña Nieto se sumó también al grupo que pasó por alto los señalamientos en contra del poblano. Lydia Cacho documentó que en los años recientes, Mario Marín y Kamel Nacif habrían tenido intereses en la Comisión Federal de Electricidad y en Petróleos Mexicanos. El poder al que se enfrentaba era muy grande.

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Imagen: publiko.com

Y hay quien dice que la justicia tarda, pero llega. En 2018, el Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas reconoció que la periodista mexicana fue detenida de forma arbitraria y que fue torturada en su arresto en el año 2005. Dictaminó que el Estado mexicano tenía que juzgar y castigar a los responsables de este agravio. En 2019, ya bajo el mandato de Andrés Manuel López Obrador, el Estado ofreció una disculpa pública a Lydia Cacho y se emitieron órdenes de aprehensión en contra de Mario Marín Torres, Kamel Nacif Borge y Hugo Adolfo Karam Beltrán, exdirector de la Policía Judicial de Puebla.

De igual forma, la Unidad de Inteligencia Financiera a cargo de Santiago Nieto, congeló las cuentas de Marín y Nacif. Y aunque en septiembre del 2020, jueces federales de Puebla revocaron las medidas de la UIF, devolviendo las cuentas a los acusados, y que en noviembre un Tribunal Colegiado en Quintana Roo intentó dejar sin efecto las órdenes de aprehensión, la juez María Elena Juárez determinó que éstas debían girarse nuevamente. Marín vivió a salto de mata en diversos municipios poblanos como Coyotepec y Atlixco, protegido por autoridades locales.

Pero el fin estaba cerca: el exgobernador no sólo era buscado por la Fiscalía General mexicana sino por la Interpol, quien desde abril del 2019 había levantado una ficha roja internacional en contra del exfuncionario. Finalmente, el día tres de febrero del presente 2021, elementos de la Fiscalía General de la República capturaron a Mario Marín en un suburbio de Acapulco: como un capo viejo abandonado a su suerte, se escondía en la casa de su hermana. Según testigos, disminuido, demacrado, Mario Marín no opuso resistencia. Los días de la impunidad habían acabado. Aunque alegó peligro de contraer Covid en prisión, al otrora “gober precioso” se le negó seguir su proceso en arraigo domiciliario y ahora se encuentra en el Cereso de Cancún, Quintana Roo, esperando sentencia. Por azares del destino, Marín comparte penal con Jean Succar Kuri. Los demonios no duermen más en el Edén.

Los que faltan por caer

Aunque Mario Marín está hoy tras las rejas, hay una gran cantidad de cómplices que aún están impunes. Entre los señalados, en primer lugar se encuentra el mega corrupto Miguel Ángel Yunes Linares, exgobernador de Veracruz y señalado por Edith Encalada como uno de los visitantes frecuentas a las Villas Solimar en Cancún. Sobre Yunes Linares recaen las principales sospechas del asesinato de Libertad Hernández Landa, exdirectora del Programa de la Mujer en el Gobierno de Veracruz bajo el gobierno de Patricio Chirinos (1992-1998).

Miguel Ángel Yunes. Imagen: breaking,com.mx

Libertad Hernández, antropóloga social, dos meses antes de ser cobardemente asesinada en la Ciudad de México en 1998, anunció ante la prensa que haría público un nutrido informe que había iniciado años atrás en conjunto con la UNICEF, sobre una red de prostitución infantil y abuso sexual que involucraba a importantes políticos y empresarios veracruzanos, entre ellos, a Miguel Ángel Yunes Linares (quien había sido Secretario de Gobierno y presidía entonces el Comité estatal del PRI).

En mayo de 2010, Fidel Cuéllar Cázares, entonces secretario particular de Libertad Hernández, hizo pública una declaración donde afirmaba que en junio de aquél año fatídico, mientras desayunaban en un restaurante de Xalapa, Yunes Linares se acercó a su mesa para increpar a la antropóloga, amenazando a gritos que le pasaría algo a ella y a sus hijos si no desistía de publicar el informe. Ese día, Libertad Hernández habría hecho del conocimiento de esta amenaza a la entonces directora nacional del Programa de la Mujer y representante de México ante la UNICEF, Dulce María Sauri (actual Presidenta de la Cámara de Diputados de México), quien tenía abundante información de la red de pedofilia. Pero no hubo mayor respuesta.

El seis de agosto, estando de visita en la Ciudad de México para un evento del DIF, Libertad Landa fue secuestrada, torturada y asesinada por un comando de sicarios. También fue brutalmente violada. La información que haría pública en 1998 se perdió para siempre. Años antes, en 2003, una joven de dieciséis años llamada Emma Lagunas Lezama, levantó un acta por violación en contra de Yunes Linares en la Procuraduría de Justicia de Cancún, Quintana Roo. En esa demanda y posteriormente en el libro Los demonios del Edén, Emma Lagunas detalla humillaciones y golpes por parte de Yunes Linares, además de violaciones en grupo.

La joven aporta nombres de personas, lugares, e incluso de otras niñas violadas. Lagunas Lezama fue testigo protegido de Lydia Cacho, pero desapareció después de la publicación del libro. No obstante los fuertes señalamientos y las denuncias ante el Ministerio Público, Vicente Fox premió a Miguel Ángel Yunes Linares con uno de los cargos más importantes del gobierno: Subsecretario de Seguridad Pública federal, es decir, puso en manos de un criminal la seguridad de todos los mexicanos. Más adelante, Felipe Calderón lo hizo titular del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), donde Yunes fue acusado por desviar 230 millones de pesos. En 2019, el Órgano de Fiscalización de Veracruz adscrito al Congreso del Estado, denunció ante la Fiscalía General de la República (FGR) a la administración del exgobernador panista, Miguel Ángel Yunes Linares, por un presunto desvío de 36 mil millones de pesos. Se recordará que Yunes amenazó sin éxito al director de Penguin Random House para que Los demonios del Edén no viera la luz.

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Jean Succar Kuri. Imagen: El Universal.

Otros cómplices de la pederastia en Cancún, que, conociendo la gravedad del problema, jamás levantaron ninguna investigación, son los exgobernadores Pedro Joaquín Caldwell, Mario Villanueva, Félix Gonzáles Canto, y particularmente, Joaquín Hendricks, quien según deja constancia una llamada telefónica, le propone un “excelente negocio” de “producción de películas” y “estudios cine” a Kamel Nacif, y le pide “facilidades en Cancún”, y Kamel le ofrece “sus contactos” en EU, y la ayuda del productor Elie Samaha. También está el exsenador Emilio Gamboa Patrón, “El papito”, amigo y socio de Kamel, y quien aparece también en las famosas grabaciones. No hay que olvidar, según arroja Los demonios del Edén, que Jean Succar Kuri presumía su amistad con los expresidentes José López Portillo y Vicente Fox Quesada, y con los exgobernadores Fidel Herrera Beltrán, de Veracruz, y Pablo Salazar Mendiguchía, de Chiapas.

Tampoco podemos omitir el grupo cercano a Mario Marín durante su gestión, donde resalta la tétrica exprocuradora de justicia del estado de Puebla, Blanca Laura Villeda Martínez, quien declaró culpable a Lydia Cacho, violando todos los procedimientos, y sin tomar en cuenta la declaración de la acusada. Laura Villeda se mal recuerda por haber llevado a cabo una de las procuraciones de justica más oscuras en Puebla; respaldando grupos de poder mafiosos, exonerando criminales y persiguiendo a luchadores sociales. Se recuerda por ejemplo el caso de Guillermo Michel (a quien pude entrevistar en varias ocasiones), un ciclista que descubrió una red de médicos ortopedistas que experimentaban en Puebla con pacientes sanos, métodos desconocidos de implantación de discos ortopédicos para favorecer a empresas extranjeras que pagaban sumas millonarias por las operaciones.

Desde luego, los pacientes eran internados por razones sencillas y eran engañados, poniendo en riesgo sus vidas (a Guillermo Michel, quien vivió en carne propia este infierno, lo internaron por un dolor de espalda y amaneció inválido). Se supo que los médicos, en su mayoría integrantes de prestigiosas dependencias de ortopedia poblanas y altos mandos del Hospital Ángeles, eran médicos particulares de Blanca Laura Villeda, como el ortopedista aún en funciones Carlos Rueda Alvarado. Se sabría también que Mario Marín y Olegario Vázquez Raña (presidente de Grupo Emprasial Ángeles), habrían tenido importantes acuerdos para fomentar los hospitales Ángeles en Puebla.

Por último, traeré a la memoria el testimonio del exabogado de Jean Succar Kuri, Wenceslao Cisneros Amaya y su hijo, Hernán Saúl Cisneros (quien esto escribe tuvo acceso a esa documentación unos meses antes de ser publicada), quienes asumieron la defensa y conocieron a fondo el emporio criminal del pederasta, dejando su experiencia en un libro: Las entrañas del monstruo (Grijalbo, 2008). Los abogados hacen revelaciones escalofriantes, como que las villas de Jean Succar Kuri en Cancún no sólo eran lugares de reposo sino complejos centros de filmación que operaban para grabar las violaciones de las niñas y niños, material que luego era enviado a una productora de Estados Unidos, donde se editaba y distribuía a clientes de todo el mundo. Detalla el abogado que en todo momento Succar contó con el apoyo de su esposa, de un compadre que era gerente de grandes hoteles en EU, y desde luego, de las autoridades de Quintana Roo y de otros estados.

Detalla también que los precios de los videos eran variables, y que dependían según la edad de los niños, y la crueldad con la que se les violaba. La venta de dichos videos ascendía a millones de dólares. Añade el abogado que muchos materiales, videos, fotografías, facturas, testimonios, quedaron congelados en los sótanos de la procuraduría de Cancún y en cajas fuertes de prominentes abogados. En ellos se ocultan aún nombres de importantes empresarios, militares, políticos de alto rango, e incluso gobernadores (¿expresidentes?).

Hoy, a diferencia de la década del 2000, hay muchos avances en la legislación para enfrentar el abuso de menores y la trata de personas; en cuanto a la pornografía infantil, existe una policía cibernética y organizaciones que persiguen la pederastia internacional. Sin embargo, hay poderosas organizaciones criminales apoyadas por políticos de primer nivel, que controlan el tráfico sexual de menores. Las miles de desapariciones de niñas y niños que ocurren todos los días, por desgracia están relacionadas con la prostitución infantil. Es preciso hacer conciencia sobre este mal mayor que afecta a nuestro país.

Es el momento de que estas redes perversas sean por fin denunciadas y destruidas.

Leopoldo Lezama

Editor y ensayista. Estudió Lengua y Literaturas Hispánicas en la Facultad de Filosofía de la UNAM. Ha colaborado en diversos medios nacionales y extranjeros como Confabulario, Letralia, La Gaceta del Fondo de Cultura Económica, Sinembargo y Consideraciones. Actualmente dirige la revista electrónica Máquina.