Gato con Lentes

El CCH: los mejores años de tu vida | Hoy cumple medio siglo

Leopoldo Lezama


leopoldlezama

27 enero, 2021 @ 9:56 am

El CCH: los mejores años de tu vida | Hoy cumple medio siglo

Yo pertenecí a la última generación del antiguo plan del CCH iniciado un 26 de enero de 1971, que contemplaba cuatro turnos y un sistema de estudios completamente orientado hacia las humanidades. El día que llegué a la explanada del CCH Sur hubo una bienvenida y algún funcionario nos dijo que aprovecháramos esa experiencia porque serían, según eso, los mejores años de nuestra vida.

Y el CCH sur era un espacio muy parecido a un sueño extraño: los edificios estaban ocultos en una espesa vegetación; había pasillos que llevaban hacia ningún lado, claros de luz en medio de praderas; acumulaciones de piedra volcánica junto a oficinas administrativas. Y los bordes en la parte trasera colindaban con un enorme jardín botánico, de modo que daba la sensación de estar en una especie de tierra prometida donde se vivía un ambiente de absoluta libertad.

Imagen: Internet

A mí me tocó una generación artística; los jardines, las escalinatas, las bancas junto a las cafeterías estaban llenas de hippies guitarristas, flautistas, literatos, ajedrecistas, teatreros, y jóvenes que se organizaban para hacer todas las semanas los jueves de arte. De modo que podía uno pasar semestres enteros leyendo en la biblioteca o tocando la guitarra, o fumando marihuana (al final, la máxima de “aprender a aprender” implicaba también que uno era el responsable de su propia edificación).

Desde luego era común que uno “debiera” quince o veinte materias, pero esa misma deuda lo convertía a uno en un súper estudiante porque eventualmente había que sentarse a estudiar y pasarlas en extraordinarios, recursamientos y cursos sabatinos monstruosos porque uno tenía que llegar crudo a las 7 de la mañana a matarse con el álgebra. Pero el tiempo libre no era pérdida de tiempo, y nunca lo es, porque leímos mucha poesía o perfeccionábamos instrumentos musicales o discutíamos las cuestiones políticas.

Era el tiempo del fervor del zapatismo, cuando creíamos que el movimiento insurgente del sur se extendería por todo el país con una fuerza demoledora. Ahí tuve mi primer gran encuentro con la literatura a través de los Talleres literarios de los miércoles de 6 a 8 en el edificio de Metereología, que para muchos fue el inicio de una manera de vida. Del CCH son también mis amigos más memorables, literatos, filósofos, músicos, científicos.

En el CCH aprendimos a analizar los libros, a desmontar las grandes ideas, a pensar por uno mismo y no ser meros recopiladores de referencias, de los cuales aún están llenas las academias. En el CCH tuvimos maestros hiper críticos, que nos enseñaron a ver la política desde el punto de vista de las necesidades de la sociedad y como una suerte de responsabilidad; “porque el mundo es injusto y no podemos quedarnos quietos ante este hecho”, decía algún maestro.

Son tantos los buenos momentos, tantos los recuerdos, tantos los afectos. Luego vino la huelga, casi un año en resistencia por la gratuidad de la educación mientras en los medios masivos agredían al movimiento con argumentos como que gastábamos más en caguamas que en nuestra inscripción.

Imagen: La izquierda diario

La huelga fue otra iniciación, y ahí aprendimos a organizarnos y a defender lo que es de todos. Pero en esos meses la escuela era de nosotros, y recuerdo que nos metíamos a bañar a la cisterna de la escuela o hacíamos conciertos en las azoteas. Imposible olvidar esas cosas. Tuve pocas novias pero intensas. Intensísimas.

Tuve maestros macizos como Javier Romero, quien llegaba borracho y nos leía a Rimbaud y a Nietzsche. O Julia, que nos hacía aprendernos de memoria a Baudelaire y a Blake para después representarlos en público. Como me sabía todas las canciones de Silvio Rodríguez, participé en el Audiovisual en un concierto de homenaje a los 30 años de la muerte del Ché con algunos exguerrilleros. También participé en el torneo de ajedrez pero perdí con mi amigo Gabo en la semifinal (el premio eran 50 pesos y el libro del Taibo sobre el Ché).

Y los recuerdos son muchos. Una vez pasé toda la tarde perdido entre la hierba, yo solo, mientras llovía, y pensaba que si me moría en ese instante sería muy bueno porque difícilmente me sentiría igual con el pasar de los años. Y quizás así fue. Han pasado 20 años.

Imagen: internet

Recuerdo que el día en que aprobé Ciencias de la Comunicación, mi última materia pendiente, salí corriendo y agarré a besos a un amigo. Pero luego de unos minutos sentí un enorme vacío porque era el fin. Ahí me di cuenta que no me quería ir. Y de alguna manera nunca me fui. Y ahí ando todavía en algún rincón enamorándome en secreto y leyendo los libros de Julio Cortázar en el silencio de la biblioteca. Aprender a aprender. Pero también aprender a SER. Y en ese esfuerzo se nos va la vida.

A todos los camaradas del CCH los saludo y les mando un abrazo.

Sigamos peleando por lo que es justo. Pero sobre todo sigamos peleando por el amor y la amistad. Démosle la oportunidad a las nuevas generaciones de vivir esa experiencia alucinada de estudiar en un CCH.

Leopoldo Lezama

Editor y ensayista. Estudió Lengua y Literaturas Hispánicas en la Facultad de Filosofía de la UNAM. Ha colaborado en diversos medios nacionales y extranjeros como Confabulario, Letralia, La Gaceta del Fondo de Cultura Económica, Sinembargo y Consideraciones. Actualmente dirige la revista electrónica Máquina.

10 comentarios
  1. Avatar

    Erick

    Un sentimiento inolvidable lleno de experiencias y buenos amigos! Bravo CCH ojala continuaran con la misma dinamica sobre todas las cosas. Era una joya arquitectonica que lo han ido cambiando en consecuencia al México que ahora vivimos. Felicidades cch y todos los que se sienten parte de el.

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    Mijaíl romaniv

    Ese CCH nomas es pura nostalgia, nada queda de ese sueño emancipador. El eficientismo neoliberal por aumentar el egreso y la competencia termino por sepultarlo. Hoy es una escuela más, sin ninguna distinción.

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    Jose Luis Rangel

    Yo pertenezco a la generación 79/81 del CCH ORIENTE para mí es inolvidable esa época no tendría espacio para revelar tantas y tantas anécdotas , saludos para todos los ex compas de esa época reitero la mejor de mi vida PUNA SOY PUMA MORIRE

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    Ricardo Meléndez

    El CCH SUR cambió mi vida para bien. Ahí descubrí a ser crítico y no obedecer ciegamente a las injusticias y a las personas opresoras. Recuerdo a muchos ma steps que hicieron de mí un estudiante pensante y encontrar mi interior para luego, ser una persona expresiva que lo que siente y razona es la la motivación y fuente del saber. Recuerdo mucho a Alfio, mi profesor de física, que más allá de su materia, me enseñó a explorar mis sentimientos. A la maestras de muchas materias que forjaron en mí una huella y ayudaron a tomar la profesión que actualmente tengo. Conocí ahí a mi primera novia y que años después fue mi esposa. En fin... muchos recuerdos que son lo que ahora soy.

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    Miguel Sandin

    No acostumbro a escribir en este tipo de artículos o reseñas pero esta logro sacarme unas lágrimas de felicidad. Gracias CCH.

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    José Antonio Ramírez Ubaldo

    Yo soy de la generación 81-84, recuerdo bien que frente a la explanada, se encontraba un pasillo (algunos días se instalaba la librería), en ese lugar se colocaba un micrófono y una silla, algunos hacíamos uso del él. Junto con mi hermano Javier cantabamos canciones de la trova cubana y del folklore latinoamericano, realmente era algo muy grato contar con este espacio, estoy seguro de que muchos amigos se acordarán de estos años tan ilustrativos de una generación que aprendía en forma crítica.

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    Edna

    De los mejores momentos de mi vida... CCH SUR, siempre en mi corazón. Me toco la huelga. Solo los que estuvimos alli sabemos la verdad. La lucha siguio y seguirá. Gracias por el relato.. Volvi a vivirlo.

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    Juan Caballero

    C C H Sur enclavado en un terreno agreste, lleno de jovenes con impetús de cambio, maestros poco convencionales, conciertos de rock, tocadas de Oscar Chavez, tomas de la escuela y enfrentamientos con granaderos, filosofia, letras revolución Toda una fuente de verdadera educación...

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    Francisco Torres

    Los mejores años de mi vida antes de casarme fueron los del CCH Sur. Ahí, como el autor aprendí a analizar los libros y a disfrutar de la literatura. Mi gusto por el idioma francés nació también ahí. Fui generación 79-81.

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    Angelica Perez Ordaz

    Sin duda!! los mejores años de mi vida. El CCH-Sur me abrió camios esperados pro tambien nunca pensados!! Mi vida se abrió a un mundo nuevo!! Siempre será parte de mi vida!!

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