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¿Son las madres mexicanas cómplices de la violencia?


mirfriden

17 enero, 2021 @ 8:23 am

¿Son las madres mexicanas cómplices de la violencia?

Es una escena escalofriante, dos jóvenes entran a la casa de apariencia humilde, dos niños juegan en la estancia. Los muchachos traen consigo a otro joven, lo cuelgan del techo en medio de lo que pudiera ser una sala, lo azotan, lo torturan, le prenden fuego en los genitales, los niños que antes jugaban ahora miran el ritual. Una mujer, que se infiere es la madre, se asoma al cuarto y al ver lo que pasará, resignada, regresa a sus tareas, desde la otra habitación escucha en silencio. La escena que describo es de la película Heli (2013) de Amat Escalante y la traigo a cuento por un texto que se publicó el fin de semana pasado en La Jornada.

Elena Poniatowska entrevista a la socióloga Sarah Sefchovich sobre su nueva novela “Demasiado Odio”. En esta entrevista se menciona que el eje de la historia es cuestionar la moral de las madres mexicanas en tanto que “las jefas de familia  fingen no saber en lo que andan sus hijos y no pueden evitar la inmolación final de su vástago en las circunstancias más crueles que jamás supieron paliar: las del narcotráfico.” 

En la entrevista, Sefchovich narra que anteriormente publicó la novela “Atrévete, propuesta hereje contra la violencia en México” en la que propone a las madres de familia “bajarle a la violencia en México diciéndole a sus hijos que si querían robar, robaran, pero no violaran, no mataran, no maltrataran.” Por supuesto que la muy privilegiada Sefchovich, como ella misma se asume en la entrevista, no hizo ningún exhorto a las madres de políticos corruptos o delincuentes de cuello blanco, tampoco a madres de empresarios que son dueños de más del 60 por ciento de la riqueza de este país. 

Poniatowska le pregunta si las madres  “¿No temen la condena eterna o no aman al hijo? -a lo que Sefchovich contesta- Lo quieren mucho, lo lloran mucho, le dan muchas bendiciones, pero están de acuerdo en que se unan al narcotraficante. Nunca le van a decir al hijo: Yo no quiero esta televisión, yo lo que quiero es que te portes bien.”

Imagen: Internet

La verdad es que decidí escribir esta reflexión porque la entrevista me impactó mucho, de entrada el título de la misma “Sin la complicidad de las madres el narco bajaría”. Necesito hacer catarsis escribiendo. En principio la concepción que, se infiere de este texto, tiene Sefchovich de violencia. El filósofo Slavoj Zizek explica que la violencia es objetiva y subjetiva, la primera es más de orden sistémico, estructural e incluso imperceptible, es una violencia sutil. En cambio, la violencia subjetiva es la que nos muestran en la tv, en el cine, en las noticias y es la violencia de la que habla Sefchovich. Cabe decir que la violencia no es una característica privativa de México, como casi afirma la socióloga, las dos formas de violencia, como las explica Zizek, es posible observarlas e identificarlas en cualquier lugar del planeta. 

El segundo punto que quiero abordar es la idealización de la maternidad y los trabajos de cuidados, educación y formación de los hijos e hijas que recae principalmente en las mujeres. Sefchovich idealiza la maternidad tanto en su sentido negativo como en uno positivo y parece afirmar que en las madres recae o puede recaer la solución al problema de la violencia, pero como son cómplices porque también obtienen un beneficio de ello, esta situación seguirá como hasta ahora y quizá peor. Sin que sea totalmente falso o errado lo que plantea la autora, señalar que el problema de la violencia en México se explica en buena medida por la complicidad de las madres es, por decir lo menos, reduccionista. 

Las apreciaciones, si no explicaciones, de Sefchovich eluden aspectos estructurales o sistémicos de la violencia y específicamente de la que tiene relación con el narcotráfico. No es posible entender esta violencia sin un análisis más profundo, histórico y geopolítico, de lo que para el imperialismo estadounidense significa la guerra contra el narcotráfico. Cuando Sefchovich habla del privilegio y del miedo de salir a la calle y ser agredido, despojado de las pertenencias, no puedo dejar de pensar en el ‘miedo neoliberal’ del que habla David Havery. 

Por otra parte, también vale la pena revisar el espléndido texto de Oswaldo Zavala “Los carteles no existen. Narcotráfico y cultura en México” en el que hace un análisis crítico de la cuestión del narcotráfico y la forma en la que el periodismo y otros productos culturales se han plegado al discurso oficial de la llamada ‘guerra contra el narcotráfico’. No he leído el libro de Sefchovich, pretexto de la entrevista que le hace Poniatowska, pero a partir de dicha entrevista infiero que su explicación se centra sólo en aspectos subjetivos y ello, aunque no descartable del todo, me parece harto problemático. Termino citando a Zizek en su texto “Seis reflexiones marginales sobre la violencia” que nos da pistas para entender estas posturas sobre el tema de la violencia y lo descrito por Harvey como ‘miedo neoliberal’.

Señala Zizek que “hoy en día la moda en política es la biopolítica pospolítica, un excelente ejemplo de jerga teórica que, sin embargo, puede desvelarse fácilmente: «pospolítica» es una política que afirma dejar atrás las viejas luchas ideológicas y además se centra en la administración y posición de expertos, mientras que «biopolítica» designa como su objetivo principal la regulación de la seguridad y el bienestar de las vidas humanas. Está claro que estas dos dimensiones se solapan: cuando se renuncia a Ias grandes causas ideológicas, lo que queda es sólo la eficiente administración de la vida… o casi solamente eso. Esto implica que con la administración especializada, despolitizada y socialmente objetiva, y con la coordinación de intereses como nivel cero de la política, el único modo de introducir la pasión en este campo, de movilizar activamente a la gente, es haciendo uso del miedo, constituyente básico de la subjetividad actual. Por esta razón la biopolítica es en última instancia una política del miedo que se centra en defenderse del acoso o de la victimización potenciales.” 

El miedo ha no sólo ha invadido, sino también colonizado nuestras mentes, al grado de que aceptemos como verdadero un planteamiento como el de Sefchovich… ‘sin la complicidad de las madres, el narco bajaría’. Me parece que los aspectos psicológicos y subjetivos que explican la violencia son importantes de abordar, sin duda, pero en forma dialéctica, sin perder de vista lo estructural, lo que determina las condiciones de vida de quienes han tenido, en muchas ocasiones, como única salida alistarse en las filas del narcotráfico. Por último, un dato: en el país hay 37.5 millones de personas jóvenes de las que poco más del 47 por ciento vive en pobreza. Quizá encontremos ahí una mejor explicación. 

Ver: Ficha temática Jóvenes/Conapred

 

Doctora en ciencias políticas y sociales por la UNAM, comunicóloga y periodista de formación. Temas de interés: teoría crítica, marxismo, feminismo, mass media, industrias culturales, ideologías. Me apasiona la política, leer y una buena plática.