El payaso disfrazado de periodista

 “El auténtico periodismo cuestiona, 

investiga y exhibe a todos por igual”

Jesús Esquivel

Fernando Martínez @fernandomtzf    y   Jorge Grana @jorge_grn

 

Víctor Trujillo, el payaso disfrazado de periodista, vuelve a acaparar la atención de la opinión pública tras haber llamado “pinche presidente” a López Obrador en su programa Latin Us.

El payaso Brozo, personaje interpretado por Víctor Trujillo, salió a la luz en la televisión mexicana a finales de los años ochenta. Este comediante -si lo podemos decir de esa manera- cobraría fama cuando comenzó a satirizar las noticias, especialmente las políticas.

La animadversión con Andrés Manuel no es nueva. En 2004 se dio el primer golpe. Durante una entrevista con René Bejarano, entonces coordinador del PRD en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF), se proyectaron unos videos de éste recibiendo fajos de billetes del empresario Carlos Ahumada.

Lo que Bejarano no sabía era que todo ya estaba armado. El espectáculo fue orquestado por el expresidente Carlos Salinas de Gortari y Diego Fernández de Cevallos en complicidad con el diputado panista Federico Döring y Brozo.

Después, en plena campaña presidencial de 2006, López Obrador y Trujillo tuvieron diferencias cuando en el programa “El circo de Brozo” Andrés Manuel se rehusó a contestar unas preguntas de cultura general que el conductor ya tenía preparadas.

Las críticas al payaso tenebroso van más allá de la falta de rigor en el ejercicio periodístico. Se le ha cuestionado fuertemente la cosificación de las mujeres en sus programas a partir de personajes como la Reata, modelo que era usada para “consentir” a sus invitados.

Víctor Trujillo se jacta de haber sido crítico de presidentes pasados, aseveración falsa. Su mayor acto crítico fue apodar a Peña Nieto como Henry Monster. Sobra decir que su trabajo siempre ha respondido a los intereses de los dueños de las empresas para las que trabaja. Antes era Televisa, hoy es… ¿Loret de Mola? ¿Silvano Aureoles?

Trujillo es un comentarista que recurre a un personaje para no hacerse responsable de la forma en la que se expresa. Un conductor sin credibilidad al que le quitaron el poco aforo que tenía con su salida de Televisa.

Los lazos que construyó en la televisora de San Ángel hoy lo salvan de pasar hambre. Su amigo Loret le abrió las puertas de su empresa para embestir al gobierno federal contra los intentos de “censura” por parte de la 4T.

Ellos -Loret y Trujillo- nunca han velado por nada salvo por intereses ajenos. Nunca se pronunciaron por los periodistas asesinados y no lo harán. Lo suyo es el espectáculo, la nota que vende.

Lo que dijo el conductor no va más allá de una pobre descalificación lingüística, que de no haber sido por las redes sociales no hubiera trascendido. A Brozo hay que entenderlo como lo que es, un payaso.