Maradona y su función social
Enrique Román
El deporte en general, es un espectáculo que tiene grandes intereses empresariales con grandes ganancias multimillonarias. Los sueldos de los atletas de élite alcanzan niveles impresionantes jamás antes vistos. Según la revista Forbes, en 2019, los 3 primeros atletas mejor pagados del mundo son futbolistas: Lionel Messi 127 mdd de ganancias totales; Cristiano Ronaldo, 109 mdd; y, en tercer lugar, Neymar con 105 mdd. El futbol es un deporte altamente rentable y el más popular del planeta, pero más allá de la exitosa empresa que representan los atletas como marcas comerciales, el deporte, hablando en este caso del fútbol, sí desempeña una función social primordial porque ayuda a unir a la compleja sociedad moderna.
Toda sociedad tiene como objetivo unificar en medio de la diversidad con todo y los problemas que cada una presente: desigualdad, injusticia, violencia; sin embargo, el futbol ayuda a fortalecer la conciencia colectiva y es la competencia en sí misma lo que permite la unificación de los grupos en disputa.
El futbol puede reforzar el sentido de pertenencia a una clase social, religión, ciudad, nacionalidad, o tono de piel, de ahí que este deporte tenga una función de integración o también de división, por ejemplo, el Barcelona (catalanes) y el Real Madrid (élites de la capital española); Guadalajara (jaliscienses) y América (chilangos); Celtic (católicos) y Rangers (protestantes). Los sentimientos primordiales que se guardan se despiertan de manera más sencilla en el futbol, como por ejemplo las aficiones en los estadios.
El futbol forma parte de la cultura popular y por lo tanto unifica a las masas a través de la generación de una identidad colectiva. Las pasiones que despierta en los aficionados ayudan a suspender “la realidad” de cada uno al inmiscuirse en las masas con las que cada uno se identifica. Tal es el caso de Diego Armando Maradona, considerado por muchos expertos en el tema, como el mejor jugador de la historia.
Maradona no solo fue un jugador excepcional, es un ícono cultural de Argentina. Ahora que recién ha muerto escuché decir a un aficionado que “el futbol argentino ha muerto hoy”. En el caso argentino no importa si se es de Boca Juniors o River Plate a la hora de defender y adorar a Maradona, lo cual refuerza la creencia colectiva de unidad en la nación. Tras la muerte reciente de Diego, Argentina se ha unificado por lo menos en términos simbólicos, en los próximos días la crisis económica y la pandemia de la Covid-19 pasará a segundo plano, se suspenderá temporalmente. Argentina está de luto, pero a la vez se integra.
La gente guarda un minuto de silencio, comentaristas en televisión lloran en vivo, los vecinos en los edificios se asoman por las ventanas para aplaudirle al Astro, otros edificios gubernamentales, estadios nacionales e internacionales y monumentos se pintan de celeste. Si bien es cierto que el futbol dramatiza las rivalidades entre grupos sociales hoy Argentina está más unida que nunca, Maradona es su ícono cultural más importante, el hombre que les entregó la copa del mundo en 1986, y el que enterró a la Inglaterra que les arrebató las Malvinas. Argentina está en tregua temporal en relación a lo común: la muerte de su D10s y símbolo colectivo.
Argentina tiene una razón de solidaridad, lo que ha separado la pandemia hoy, aunque de manera temporal, logrará reforzar los componentes de comunicación entre cada ciudadano. El culto a Maradona es eso: sentirse parte de algo más grande que ellos mismos. Maradona es un símbolo sagrado en un entorno secular, incluso hay quienes le rezan. De hecho, en la década de los setenta los peronistas argentinos decidieron llevar a cabo el mundial en su país para la “unificación nacional”, cuando los militares tomaron el poder no cambiaron de decisión, de hecho, la dictadura asesinaba o encarcelaba a quienes criticaban la realización del evento.
Tanto la izquierda como la derecha estaban de acuerdo en que la tregua era necesaria a favor del futbol, claro, las decisiones tenían tintes políticos con el fin de controlar y unificar a las masas. El cuto a Maradona es un ritual de religión cívica nacionalista, su muerte ayudará a integrar a una nación que ha sido golpeada a través de los años. No sé qué tanto alcance tenga ni por cuánto tiempo, pero algo es seguro, Argentina no sería la misma sin su ícono cultural elevado a lo sagrado y es gracias a esto que su figura será eternizada.