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Mother o el mito de la maternidad


mirfriden

16 noviembre, 2020 @ 7:22 pm

Mother o el mito de la maternidad

“La amo, aún es mi mamá” con esta frase brutal, tras lo que acaba de acontecer, Shuhei se despide de la mujer que ha intentado ayudarle y quien le cuestiona que se haya echado tota la culpa de lo que ocurrió en casa de sus abuelos. Una tragedia que sólo Sófocles podría haber concebido.

Mother (2020), Lazos de sangre en español, es una película japonesa, dirigida por Tatsushi Ōmori que relata la trágica y desgarrada historia de una mujer, madre soltera, que ha perdido la esperanza, y sumida en la anomia y el desinterés por su vida y la de su hijo, trata de sobrevivir pidiendo dinero prestado y relacionándose con hombres abusivos. 

Akiko usa a su hijo de diez años Shuhei para conseguir dinero, lo engaña, lo utiliza para que ante su propio padre y su tía llore y ruegue por unos yenes. El niño ha dejado de ir a la escuela. Viviendo en un pequeño y sucio cuarto pasan los días. Akiko se involucra con un hombre abusivo y queda embarazada, el hombre la engaña y después de un tiempo regresa sólo para continuar con los abusos. Cuando Shuhei tiene 15 años, una mujer les ayuda y les lleva a vivir a un pequeño cuarto, pero Akiko se siente celosa y enojada y obliga a Shuhei a dejar la escuela, a la que acababa de regresar. Él trabaja y se encarga de su pequeña hermana. Su madre está cansada de la vida y pasa todo el día en cama. La lealtad y el amor de Shuhei se pone a prueba cuando Akiko le pide que mate a su abuela para conseguir dinero.

La desgarradora historia de la relación madre-hijo que se muestra en Mother pone en evidencia el mito del amor de madre, la idealización de la madre, la falacia del instinto materno. No hay ninguna escena en la película en la que Akiko muestre un dejo de amor o sentimiento de protección hacia un pequeño víctima de los abusos y de la propia tragedia de la mujer que no encuentra salida a su propia situación. 

Deseando la aceptación y amor que la madre le niega y nunca le ofrece, Shuhei es incapaz de mostrar rebeldía. La sumisión, lealtad y amor a su madre llegan al límite cuando a los 15 años es llevado a la tragedia al asesinar a sus abuelos tras la petición de Akiko, quien solicita que haga tal cosa para obtener algo de dinero. Shuhei duda por un momento, lo piensa, pero no puede no ayudar a su pobre madre. En el juicio se declara culpable, acepta que lo hizo por su propia voluntad. A pesar de todo, dice al final, “es mi madre y la amo”, quiere quedarse en prisión, pues “tengo comida y puedo leer libros”. Al aún adolescente se le negó la posibilidad de asistir a la escuela, a temprana edad se convirtió en el adulto que cuidaba de la mujer que le trajo al mundo. 

En ausencia de amor, dice Carl Jung al explicar el arquetipo “madre”, prevalece la voluntad de poder; así, “la inconsciencia de la expresión personal de eros derivará en falta de autosacrificio, más allá de lo maternal, antes bien, con una en ocasiones despiadada voluntad de poder, hace prevalecer su instinto maternal hasta destruir la personalidad y la vida personal de los hijos.” Así, Akiko más que ese amor de madre que esperamos ver en una representación de lo maternal, de la maternidad idealizada por la publicidad y las industrias culturales, lo que muestra es su voluntad de poder en tanto que es sólo en ese terreno, dominando a Shuhei, en donde puede mostrar y demostrarse que tiene algún control sobre su propia existencia. 

El amor -siguiendo a  Marx en La sagrada familia- idealizado “sustituye el amor del hombre -como ser genérico- por el amor del amor, se presenta como un ser aparte, individual, diferente del hombre”, es decir fuera de él, como una entidad abstracta. Y dice que “la pasión del amor no puede pretender el interés de un desarrollo interior, puesto que no puede ser construido a priori, y su desarrollo es un desarrollo real que se desenvuelve en el mundo sensible entre individuos reales.”

En ese sentido, Shuhei no puede dejar de amar a su madre porque su propia voluntad ha sido sometida a la de ella. Akiko es su relación con el mundo, no puede relacionarse de otra forma con el exterior. Ahora la cárcel es la madre para Shuhei, es la que le dará cobijo y protección, educación y alimento, aquello que su madre en tanto ser real, objetivo y concreto no le dio. 

Doctora en ciencias políticas y sociales por la UNAM, comunicóloga y periodista de formación. Temas de interés: teoría crítica, marxismo, feminismo, mass media, industrias culturales, ideologías. Me apasiona la política, leer y una buena plática.