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Morena, un partido sin futuro y con exceso de presente

Colaboradores


29 septiembre, 2020 @ 7:17 pm

Morena, un partido sin futuro y con exceso de presente

Manuel Hernández Borbolla / @manuelhborbolla

Morena tiene exceso de presente y una carencia notable de futuro. El proyecto de la Cuarta Transformación no tiene objetivos claros a futuro, más allá de “acabar con la corrupción”. Es un proyecto de transición. ¿Hacia qué? Esa es la gran duda.

Un partido anti neoliberal

La nostalgia histórica del presidente Andrés Manuel López Obrador es un claro ejemplo de esta ausencia de futuro en Morena. El Movimiento de Regeneración Nacional, desde su nombre, siempre planteó retomar lo mejor del pasado, regenerar la nación destruida (por el neoliberalismo).

El proyecto de la 4T es un proyecto de reconstrucción. Tratar de levantar al país de los escombros, lo cual me parece positivo. Pero los alcances de dicho proyecto de cara al futuro, se ven muy limitados. El proyecto de país que propone es de corto plazo.

De ahí la gran incógnita sobre qué sucederá después de que López Obrador deje la silla presidencial en 2024. Las disputas internas por el poder en Morena y las fracturas que vendrán conforme se acerque la sucesión, son uno de los principales obstáculos para el proyecto de la 4T.

Los perfiles de los aspirantes para dirigir el partido

Basta ver los perfiles de quienes se disputan hoy la presidencia de Morena, para darse cuenta de la limitada altura de miras que prevalece en el partido. No se plantea una visión concreta de México de cara al 2050 o algo parecido. Morena carece de utopía, más allá de AMLO.

El cuasi nonagenario Porfirio Muñoz Ledo ha librado una batalla por el control del partido. ¿Con qué propósito? El señor no se conformó con ser líder moral. Sigue inmerso en la disputa por el poder. Hay personas así, que no pueden vivir lejos del poder. Se les hace vicio.

¿Qué clase de proyecto plantea Muñoz Ledo para Morena? Ninguno. Más allá de frenar la candidatura presidencial de Marcelo Ebrard para 2024. ¿Puede tener un partido viabilidad a largo plazo con intereses tan mezquinos?

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Imagen: laotraopinion.com.mx

Por otro lado, tenemos a Mario Delgado, un personaje gris cuya capacidad de operación política siempre ha quedado a deber siempre. Ebrard lo apoyó para dejarle la CDMX, pero nunca levantó. Como coordinador de Morena en la Cámara de Diputados, ha pasado lo mismo.

Si bien Delgado ha sido un personaje leal a López Obrador, y es hoy en día el único que cuenta con la bendición del presidente para hacerse con el control del partido, su falta de talento político ha sido una constante a lo largo de su trayectoria. ¿Algo bueno puede salir de ahí?

Luego vienen los emergentes, como Gibrán Ramírez, de quien no sabemos gran cosa. De repente apareció un día en la escena pública con espacios en televisión y columna en Milenio. Quienes sabemos cómo funcionan los medios, sabemos que nadie ocupa ese tipo de espacios por casualidad.

La narrativa de Gibrán sobre su origen humilde, hijo de maestros, es omiso al señalar que su padre ha sido asesor de políticos desde el sexenio de Carlos Salinas de Gortari. Su paso por el CISS tampoco es muy claro. En lo personal, esas cosas me generan dudas.

Luego están los ‘Puros’ también conocidos como ‘La nomenklatura’, encabezados por personajes cercanos a AMLO, como Bertha Luján. La manera en que opera este grupo es muy similar a cómo funcionaban las antiguas tribus del PRD, tirando patadas por debajo de la mesa.

AMLO podría abandonar Morena si se descompone como partido

En esta lógica tribal, también se encuentran inmersos personajes como Martí Batres, Ricardo Monreal (quien perdió peso dentro del partido tras el amago de romper con AMLO), y Yeidckol Polevnsky, a quien le bastó controlar momentáneamente el partido para aferrarse al poder.

Por estas cosas, López Obrador dijo en 2019 que podría abandonar Morena por los pleitos tribales.

“Yo, si el partido que ayudé a fundar, Morena, se echa a perder, no sólo renunciaría, sino que me gustaría que le cambiaran de nombre”, dijo AMLO.

En su vocación democrática, López Obrador se ha negado a meter mano en Morena. Lo mismo hizo en el PRD, y el partido acabó en poder de Los Chuchos. ¿Ocurrirá lo mismo en Morena? Hasta ahora, todo apunta a que sí.

No hay viabilidad a largo plazo de la 4T sin un partido fuerte

De este modo, me parece que uno de los principales obstáculos para la consolidación del proyecto de la 4T, pasa por la salud de Morena. Pero como hemos visto, las disputas intestinas serán más evidentes cuando AMLO deje la presidencia.

A pesar de ello, me parece que el efecto López Obrador le alcanzará a Morena para ganar las intermedias de 2021 (pinta incluso, para que el partido arrase a la oposición -autoproclamada como TUMOR- si no ocurre algo inesperado en la convulsa arena pública).

A Morena le bastará obtener 5 de las 15 gubernaturas en disputa (y me estoy viendo muy reservado) y mantener la mayoría en la Cámara de Diputados (que no pinta tan fácil, aunque es muy posible que Morena y sus aliados sigan siendo primera fuerza), para obtener un buen resultado.

Inmediatamente después, iniciará el proceso de la sucesión presidencial y aumentará la intensidad de los golpes bajos. Yo veo a dos claros contendientes para la sucesión: Marcelo Ebrard y Claudia Sheinbaum. Otros personajes como Alejandro Encinas podrían aparecer de rebote.

Quede quien quede como candidato presidencial para 2024, es evidente que López Obrador designará a su sucesor, más allá de la opinión del partido. Y creo que a AMLO le alcanzará su capital político para mantener la presidencia en 2024. Después de ahí, no hay nada claro.

El hecho de que López Obrador haya señalado en su 2 informe de gobierno, que este año terminará de construir los cimientos de la 4T, evidencian el limitado alcance del proyecto transformador que encabeza. El contexto social actual tampoco es muy favorable para algo más grande.

El objetivo de la 4T es corregir las peores deficiencias del neoliberalismo. Pero en el fondo, sigue siendo un proyecto liberal, con serias limitaciones conceptuales para encabezar un cambio más profundo, que implique por ejemplo, una verdadera reforma educativa.

Si AMLO tiene un éxito moderado en llevar a cabo la 4T, podrá reducir hasta cierto punto, vicios muy grandes como la corrupción, cuyos niveles desfondaron al Estado. Pero es poco probable que el tema de la violencia se resuelva este sexenio.

Por ello me parece preocupante la falta de futuro y el corto alcance de miras que plantean tanto Morena como la 4T. El escenario no es el mejor, pero al menos deberían empezar a delinearse esbozos de un proyecto de largo alcance. No hemos visto que algo así esté cerca de ocurrir.

A lo largo de la historia, ningún proyecto político ni ideológico ha podido resolver el conflicto humano. Pero los proyectos políticos sirven para esbozar el futuro, mediante la construcción de una utopía, que sirve para trazar la ruta que los pueblos habrán de caminar. La utopía de la 4T y Morena, difícilmente sobrevivirá al liderazgo de López Obrador.

La 4T tiene un fuerte asidero en el pasado, en la historia, pero carece de un verdadero proyecto de futuro. Esto ofrece una oportunidad para que los mexicanos construyamos un auténtico proyecto de largo alcance. La historia venidera del país se definirá en estos términos: un contexto difícil y la construcción de un futuro posible.

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