Gato con Lentes

El origen de la decadencia actual en la música

Fernando Ruiz Juárez


28 septiembre, 2020 @ 8:44 am

El origen de la decadencia actual en la música

Forma y contenido

A grandes rasgos, para el sociólogo George Simmel, la sociedad es la acción recíproca entre individuos para la consecución de ciertos fines e intereses, surgidos por el instinto o la necesidad.

El “contenido” son esos fines o intereses (obtención de alimento, seguridad, defensa de la propiedad) y la “forma” la manera en que se organizó esa interacción entre los individuos. Ahora bien, cuando la “forma” se institucionaliza (la Iglesia o el Estado son excelentes ejemplos),  podemos hablar de una “socialización” y ese estudio es lo que Simmel denomina como sociología pura o formal.

La cosa se pone más interesante al surgir la “sociabilidad”, que es cuando la “forma” se desprende del “contenido” por el mero placer que implica su ejecución. Pensemos cuando iniciamos una charla para ordenar algo para comer (el hambre nos motiva a hablar) y por otro lado, cuando charlamos con alguien por mera simpatía: en el segundo ejemplo salta a la vista la “sociabilidad”.

La música como forma y sociabilidad

Pues bien, abordo la música en su dimensión de “forma” y “sociabilidad”. No en tanto disciplina artística con sus propios lineamientos, sino en la manera en la que nos apropiamos de ella como evocadora de diversos sentimientos; tal vez para recordar buenos tiempos, motivarnos, distraernos o entretenernos. Cuando escuchamos música solemos hacerlo en segundo plano, como actividad paralela secundaria: escuchamos música mientras leemos, bailamos, limpiamos, viajamos, trabajamos o nos divertimos.

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Imagen: pandaancha.mx

La decadencia musical actual

Pocas personas escuchan música como actividad principal y según lo que pienso, en ello radica el porqué de la decadencia musical de nuestros días. Decadencia en relación a aquello que nombramos “música comercial” y ¡vaya que en nuestra sociedad todo es comercial, pero venga, saben a lo que me refiero!

Lo que planteo no debe ser interpretado como una apología a la música “underground” o el término que quieran usar para denominar la música que consideren “única y original” por cualesquiera razones. Ni mucho menos debe interpretarse como una manera de decir algo tan trillado como que el reggaetón apesta.

Lo que intento señalar es un proceso de simplificación de la escucha musical que mucho tiene que ver con los alcances de la tecnología: la facilidad para obtener una suscripción de Spotify, descargar rolas o pasar un cd a nuestro celular. Esta ventaja ha vuelto banal la escucha musical al reducir el tamaño de los accesorios para: se puede hacer todo tipo de actividad mientras se escucha música.

El uso correcto del lenguaje esclarecerá el meollo del asunto. Es menester establecer la diferencia semántica entre las palabras oír y escuchar: la primera se refiere a la capacidad fisiológica de percepción del sonido; la segunda a prestar atención a lo que se oye. Bajo este mismo argumento, conviene señalar que lo que mueve a la mayoría de la gente son las canciones: la letra se constituye como el elemento central de la música, pues ello evoca sentimientos que van del amor hasta la subversión política.  Así pues, lo que importa es lo que dice la música, no la música en sí.

Bibliografía:

 

  • Simmel, Georg. “Cuestiones fundamentales de sociología”. Gedisa

 

  • Simmel, Georg. “Sociología. Estudios sobre las formas de socialización”. Fondo de Cultura Económica
Fernando Ruiz Juárez

Licenciado en Sociología fascinado por la psiquedelia y decidido en abordar con seriedad los procesos de la cotidianidad que suelen pasar desapercibidos.