Gato con Lentes

Retomar la vida significa vivir sin miedo sin dejar de cuidarnos


octaviosolis

11 septiembre, 2020 @ 6:13 pm

Retomar la vida significa vivir sin miedo sin dejar de cuidarnos

La vida no tiene ningún sentido. No apunta hacia ninguna dirección. No va hacia alguna parte, ni la acompaña o dirige de la mano algún destino revelado, preestablecido. Es además, muy sencilla, simple; sólo busca reafirmarse, reproducirse. Estas dos premisas, que más adelante habré no de contradecir, pero sí de superar, son esenciales para colocar en el centro de lo que hoy parece ser la tarea más urgente para la humanidad entera: ¿Cómo retomar la vida?

La vida es simple, nuestra existencia no

Sucede que los seres humanos somos más que naturaleza. También requerimos de la dimensión cultural (simbólica) para completar nuestra esencia, y es ahí, donde empieza a complejizarse nuestra vida, pues todo lo que atañe al lenguaje y la cultura, apremia sentido, una dirección, un hacia dónde y un por qué. Luego entonces, nuestra existencia no es sencilla y requiere siempre un sentido.

El primer choque con la realidad viralizada

La vida de millones de personas fue alterada en meses recientes. La humanidad fue postrada por un enemigo invisible. Lo que predominó por un tiempo en las pantallas y las conversaciones fue un desfile de muerte, y nada como ella para subvertir el sentido de la vida. Cuando se dice que hay que retomar la vida, lo que en realidad significa es la necesidad de recobrar su sentido. Si algo sufrió un duro golpe en estos días aciagos fue el contenido y la certidumbre de la vida.

Enterarnos con frecuencia del fallecimiento de personas cercanas, ver a diario las cifras de cientos de miles de muertos en el mundo, la pérdida de los espacios de convivencia, de los rituales (como el fin de ciclo escolar, los quince años, las bodas), nos reveló aquella realidad soterrada, anestesiada: la única certeza en esta vida es la muerte. Lo que nos obligó a repensar nuestra vida y esto, nos encamina inevitablemente hacia una crisis.

2020 ha sido un año vilipendiado, pero sus meses serán recordados como la época en que fuimos orillados a redefinir, tal vez reafimar el rumbo de nuestra vida, para preservarla. Cuando la tierra se sacude y nuestras certezas se diluyen de pronto, sobreviene un vértigo pero también la existencia se aligera, la mirada se amplía.

Hoy nos toca retomar la vida, esto implica recuperar su sentido, en lo individual pero también desde lo colectivo.

Lo que sigue después de la cuarentena

El miedo como factor clave para retomar la vida

Existe una ecuación infalible para medir la intensidad de la vida: esperanza vs miedo. El miedo es el sentimiento por excelencia del resguardo de la vida; nadie duda que sirve para protegerla, sin él, estaríamos expuestos a una muerte temprana, incluso absurda, como cruzar la calle sin voltear.

La esperanza al igual que la alegría, es el indicador de que la vida ha triunfado nos dice Bergson. El único inconveniente de la esperanza es que no repara en los daños colaterales al prodigarnos. Engrandece nuestra vida pero el precio que pagamos es la vulnerabilidad por el exceso de confianza. Por eso, el tamaño del dolor es directamente proporcional a la intensidad del amor (entrega-esperanza-alegría).

El miedo nos protege en tanto no se vuelva una prisión que termine por negar la vida misma, la esperanza, por su parte, otorga sentido, engrandece la vida, mientras no dejemos de reparar en las consecuencias de nuestros actos. El éxito positivo de esa ecuación (esperanza vs miedo) consiste en reconocer los límites entre precaución y pánico, cuidado y pavor; los primeros preservan la vida, los segundos la devoran.

Para que la esperanza eche raíces apremia el suelo fértil de la confianza, pero sólo puede florecer con los cuidados que la precaución ofrece. ¿Qué sería de la vida humana sin la semilla de la esperanza que nos otorga sentido? Vale la pena arriesgar y procurar al mismo tiempo.

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Retomar la vida

La capacidad de adaptación de nuestra especie ha sido nuestro mayor logro. Covid-19 será un virus más como los millones de virus y bacterias con quienes convivimos a diario. Eso no exime que sigamos con los cuidados de aquí hasta que superemos por completo esta crisis sanitaria, sin embargo, la determinación con que la afrontemos, repercutirá en la asimilación de esta inédita experiencia.

La historia universal está llena de pandemias, todas superadas, asimiladas, cada una con su lección de vida. Nos toca reconocer que este mundo debemos compartirlo y cohabitarlo, Covid-19 nos recordó que todos los días convivimos con seres microscópicos. Como quiera que sea, ya no hay retorno. La vida nos ha tocado por el hombro para volver la mirada hacia el daño que le hemos provocado a la naturaleza.

Pero a lo que no debemos renunciar jamás, so pretexto de renunciar a la vida, es a la alegría de estar vivos, esto significa mantener el miedo en un estado de alerta pero no de pánico, mirar hacia adelante con la carga de lo aprendido, fortalecer el Nosotros, la colectividad, vivir con determinación, pues la vida cobra su forma, en gran medida por la actitud con que la asumimos.

 

Sociólogo y Comunicólogo por la FCPyS de la UNAM. Autor del libro Epifanía política y El fin de una era en la UNAM. Twitter @octaviosolis