El fin del negocio de la “crítica”: Proceso, Nexos y Letras libres
“Los editores de Nexos han sido de los más férreos
propulsores y defensores del Estado mínimo.
Hoy pueden seguir publicando libremente sus ideas
sin depender del financiamiento del Estado”
Irma Sandoval
Fernando Martínez (@fernandomtzf ) y Jorge Grana (@cafe_negro_)
Dos caras de la misma moneda: la libertad de expresión. Algo une a Proceso y a Nexos, acusaciones de censura e intolerancia a la crítica.
¿Qué pasó con Nexos?
En 2018 Grupo Nexos presentó un documento del Infonavit con el fin de concretar un contrato para una campaña de salud pública del IMSS. En él, aseguraba que estaba al corriente con sus aportaciones patronales.
Sin embargo, la Secretaría de la Función Pública (SFP) confirmó que la información se encontraba alterada ya que en los registros oficiales sí tenían adeudos.
Después de acreditarse la falsificación del documento, la SFP acordó inhabilitar a la empresa por dos años. Además, se le sancionó con una multa por 999 mil 440 pesos.
Mientras la secretaria Irma Sandoval y el IMSS defendieron la medida, la revista calificó la sanción como una señal de intolerancia a la crítica y a la libertad de expresión por parte del gobierno federal.
¿Y en/con Proceso?
La revista Proceso prescindió de los servicios de los analistas John Ackerman y Fabrizio Mejía; y del caricaturista Rocha.
La decisión según el nuevo director, Jorge Carrasco, se debió a la crisis financiera por la cual atraviesa la revista derivado de la contingencia sanitaria.
No obstante, los dos analistas negaron que la medida haya sido por motivos económicos. Tanto Ackerman como Mejía ofrecieron colaborar de manera gratuita, pero el director se negó.
Es válido tener simpatías por proyectos políticos siempre y cuando estas no nublen
las opiniones de quien las emite. Ackerman es un articulista crítico, pero tiene un sesgo ideológico muy marcado que le impide criticar al gobierno federal.
Por otro lado, Mejía Madrid es un tipo que en su espacio emitía opiniones razonadas sobre temas de coyuntura que no necesariamente tenían que ver con el proyecto de Andrés Manuel.
La derechización del semanario
En la revista siguen abiertos los espacios para articulistas que simpatizan con proyectos políticos adversos al Gobierno Federal como es el caso de Agustín Basave, Denise Dresser y Javier Sicilia. Estos tres articulistas poseen un marcado sesgo ideológico que no los deja ver más allá de su anti-obradorismo. Obsesionados con el sueño liberal y la defensa de la democracia, sólo replican argumentos infundados de lo más rancio de la derecha nacional.
Queda de manifiesto que la motivación para sacarlos fue por cuestiones políticas. Proceso busca desmarcarse del proyecto de Andrés Manuel cerrando los espacios de articulistas que simpaticen con él. No lo ha sabido hacer.
El semanario ha caracterizado su historia bajo una línea crítica a los gobiernos en turno. Bajo esa misma línea busca que la revista no sea vista como vocera del gobierno actual.
La decisión de Proceso es entendible siempre y cuando no se ponga en peligro la pluralidad de ideas que existía dentro de la revista. Esta determinación lo hace.
Hay militantes de la 4T molestos con el semanario que deben entender que nada es perfecto e incriticable, ni la revista misma se debe escapar de las críticas. Desde este espacio condenamos la censura, incluso lo haremos si viene desde Palacio Nacional.
El negocio de la “crítica”
En el otro extremo tenemos a Nexos quien estaba acostumbrada a recibir concesiones por parte del gobierno disfrazadas de contratos de publicidad a cambio de publicaciones a favor de los gobiernos y sus gobernantes.
Héctor Aguilar Camín, director de la revista, inició su carrera como intelectual orgánico desde el polémico sexenio de Salinas de Gortari.
Fue Carlos Salinas de Gortari quien encumbró a Héctor Aguilar Camín, director de la revista, como uno de sus intelectuales orgánicos.
El presidente consentía a Aguilar Camín con sumas importantes de dinero a cambio de publicaciones que hablaran de las bondades y aciertos de su gobierno, características de las cuales carecía.
“Presidente, nuestras finanzas andan mal” le decía el articulista a Salinas en una carta firmada por el “ intelectual”.
No es sorpresa que el fallo de la SFP cause molestia a una revista acostumbrada a escribir por encargo. ¿Qué libertad hay en supeditar tu opinión a la suma monetaria que alguien te ofrece?
El caso de Krauze y Letras libres
Un caso similar al de Aguilar Camín es el del pseudo historiador Enrique Krauze. Hace un par de meses, durante los conflictos en Jalisco, éste comparó al gobernador de la entidad, Enrique Alfaro, con Mariano Otero.
Días después se descubrió que el gobierno de Jalisco tenía contratos de publicidad y difusión con Editorial Vuelta y Editorial Clío, ambas, propiedad de Krauze.
Los contratos son por un millón 31 mil 180 pesos con Editorial Vuelta y de 4.3 millones de pesos con Editorial Clío. Los contratos fueron por adjudicación directa.
Las plumas mercenarias, acostumbradas a los jugosos contratos con entidades gubernamentales, están molestas con el
Gobierno Federal porque este les ha quitado el chayote.
Los “intelectuales” y opinológos tienen que atraer a los lectores con la claridad de su pensamiento o por sus acertadas opiniones. El panorama se ve difícil, tales personajes carecen de un punto de vista razonado.
Las élites intelectuales de este país, acostumbradas a los premios y reconocimientos por parte del gobierno, serán relegadas por verdaderos entes pensantes que fomenten el debate público y se expresen sin contratos de por medio.
Krauze y demás “intelectuales” siguen el camino de su maestro Octavio Paz, quien no era más que un cacique cultural supeditado al régimen priísta.
Este país necesita menos Paz y más Revueltas.
Carmen Martínez
Excelente análisis.. de estas dos fuentes de información que se rasgan vestiduras haciéndose las víctimas..chayoteros