Gato con Lentes

La nueva Ley de Etiquetado y el veneno embotellado

Colaboradores


31 julio, 2020 @ 9:42 am

La nueva Ley de Etiquetado y el veneno embotellado

Miguel Meléndez

El punto de partida: El capital

Tomemos como punto de partida el capítulo ocho de El Capital de Karl Marx. A pesar de que este capítulo está dedicado al tema de la jornada laboral, ahí podemos dar cuenta de la forma en que el autor analiza la determinación de las leyes a partir de la lucha de clases y la competencia de capitales. Además de ello, encontramos fragmentos muy interesantes sobre nuestro tema a tratar: los alimentos industrializados. Marx escribe lo siguiente:

“en Londres, [la adulteración] fue puesta al descubierto (…) por la Comisión ‘sobre la Adulteración de Alimentos’, designada por la Cámara de los Comunes, y por la obra del doctor Hassall Adulterations Detected. El resultado de estos descubrimientos fue la ley del 6 de agosto de 1860 ‘para impedir la adulteración de comestibles y bebidas’, una ley inefectiva ya que daba muestras de la máxima delicadeza para con el freetrader [librecambista] que se propone ‘obtener un honrado penique’ mediante la compra y venta de mercancías adulteradas. La propia comisión, más o menos candorosamente, formuló su convicción de que el comercio libre significaba comercio con sustancias adulteradas o, como las denominan ingeniosamente los ingleses, ‘sustancias sofisticadas’. (…)

(…) la comisión atrajo la mirada del público sobre su ‘pan de cada día’, y con ello sobre la panificación. (…) Ese clamor se volvió tan apremiante que se designó comisionado investigador real al señor Hugh Seymour Tremenheere, miembro, asimismo, de la varias veces citada comisión de 1863. Su informe, acompañado de declaraciones testimoniales, no conmovió el corazón sino el estómago del público. El inglés, versado en las Sagradas Escrituras, sabía bien que el hombre al que la predestinación no ha elegido para capitalista, terrateniente o beneficiario de una sinecura está obligado a ganarse el pan con el sudor de su frente, pero no sabía que con su pan tenía que comer diariamente cierta cantidad de sudor humano mezclado con secreciones forunculosas, telarañas, cucarachas muertas y levadura alemana podrida, para no hablar del alumbre, la arenisca y otros ingredientes minerales igualmente apetitosos. Sin miramiento alguno por Su Santidad el “Freetrade”, se sujetó la panificación, hasta entonces “libre”, a la vigilancia de inspectores del estado” (Marx, 2016, págs. 298-300)

Y más adelante:

“La adulteración del pan y la formación de una categoría de panaderos que venden el pan por debajo de su precio completo, son fenómenos que se desarrollaron en Inglaterra desde comienzos del siglo XVIII, cuando decayó el carácter corporativo de la industria y entró en escena el capitalista — por detrás del maestro panadero nominal— bajo la figura del molinero o del fabricante de harina.” (Marx, 2016, pág. 302)

De estos fragmentos destaquemos lo siguiente: 1) Marx asocia la adulteración de los alimentos con la ausencia o poca regulación y vigilancia por parte del Estado, esto es, con el librecambismo, y 2) la adulteración de los alimentos industriales tiene como fundamento la lógica de la ganancia, de modo que la competencia entre capitales tiene como necesidad reducir los costos de producción y, así, los precios de los productos. La introducción de las llamadas “sustancias sofisticadas” o adulteraciones son consecuencias de esta lógica. El objetivo radica en vender por debajo del precio, lo cual no solo contempla esta adulteración, sino también la explotación de trabajo vivo (tema que no será tratado aquí).

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Imagen: elceo.com

Adulteración y etiquetado de alimentos industriales

La adulteración de alimentos industriales bajo la lógica del capital determinó el surgimiento del etiquetaje y la publicidad en este tipo de productos. Históricamente, el etiquetaje de alimentos se desarrolló como un mecanismo de legitimación de los alimentos procesados ante el grave problema de la adulteración:

“el objetivo era adquirir reputación entre un público que era escéptico respecto de los alimentos patentados y cauteloso respecto de la adulteración. Las primeras publicidades pusieron por lo tanto el acento en el patronazgo real, en los premios y diplomas por la calidad y la pureza, y en la necesidad de alertar contra las imitaciones baratas” (Como se cita en Goody, 1995, págs. 218-219)

La adulteración de alimentos se convirtió en uno de los mayores problemas sociales en las sociedades industrializadas. En esa época comienzan a surgir una gran cantidad de publicaciones científicas denunciando la adulteración de los alimentos. Ya desde 1820 encontramos la famosa

“obra de Frederick Accum (…), Tratado sobre adulteraciones de alimentos y venenos culinarios, fue la de mayor influencia en el público, dado que el autor era un respetado químico analítico y profesor de Surrey. Accum dio a publicidad tanto los métodos de adulteración como los nombres de los individuos que los usaban, hasta que tuvo que mudarse a Berlín, posiblemente a causa de ‘una deliberada conspiración de intereses creados’” (Como se cita en Goody, 1995, pág. 221)

Otros trabajos destacados son los del doctor Hassall, a quién cita Marx. De hecho, cuenta Goody que varias de las firmas que fueron denunciadas por Hassall fueron procesadas por vender productos adulterados. A partir de ello, se recomendó que los productos llevaran una etiqueta con su respectivo control de calidad y, además, su marca publicitaria. Cabe destacar que, en un primer momento, los comerciantes fueron los encargados de seleccionar y certificar los productos. En un segundo momento, los productores mismos serían quienes se encargarían de este control de calidad y certificación de los alimentos, lo cual, equivalió a ser jueces y parte de la evaluación de los alimentos (Goody, 1995, pág. 222). Así podemos destacar cómo el etiquetaje de alimentos con miras a ofrecer seguridad y calidad al consumidor surge de la mano con la publicidad.

Por otra parte, el papel del Estado se vuelve totalmente relevante para el control de la calidad de los alimentos, ya que al ser los productores mismos los que certificaban los productos, no se podía garantizar su veracidad y su calidad. Tal como sugiere Marx, el librecambismo, al pedir la mínima intervención del Estado en sus negocios, conlleva también la mínima regulación de la calidad de sus productos. De este modo, hemos de considerar que el neoliberalismo no solamente se trata del libre intercambio de mercancías ni de la constante tendencia a privatizarlo todo, sino también tiene consecuencias en este tipo rubros; a saber, el control de estándares de calidad en los alimentos. Del mismo modo, hemos de subrayar enfáticamente que esta problemática basada en la lógica de la ganancia no se limita exclusivamente al neoliberalismo, sino que se extiende también al proteccionismo. Hablamos de una condición del capitalismo en cuanto tal. Sin embargo, es posible dar cuenta de que en el llamado proteccionismo se extiende un mayor control del Estado, lo cual limita, hasta cierto punto, el avance de la lógica del capital.

La determinación del gusto por el capital

En cuanto alimentación se refiere, el avance de la lógica del capital se manifiesta a través de las graves consecuencias que los productos industrializados tienen en la salud de la población. De este modo, el creciente consumo de este tipo de alimentos amerita que centremos la atención en cómo el capital determina nuestros hábitos alimentarios, así como, nuestro sentido del gusto.  El sociólogo Gilberto Giménez, en la primera sesión del Seminario Permanente de Cultura y Representaciones Sociales (IIS-UNAM) (2017), habla de la forma en que la gran industria, ayudada por todo un gran equipo de científicos, ha impuesto un habitus, o bien, un sistema de disposiciones (Bourdieu) del gusto. Esto significa que nuestra forma de degustar está determinada por la ingeniería de alimentos de los grandes capitales. Específicamente, el sociólogo hace mención de tres ingredientes básicos a partir de los cuales la industria se sirve para determinar nuestro gusto: 1) la sal, específicamente, el sodio, 2) el azúcar, y 3) las grasas. Tal como comprueba Michael Moss, ganador del premio Pulitzer, en su libro Adictos a la comida basura (2016), estos tres ingredientes (la sal, la azúcar y las grasas) son profundamente adictivos. De esta forma, el estudio de estos ingredientes ha revelado a la industria que el uso e incremento de estas sustancias resultan totalmente beneficiosas para mantener al consumidor dependiente a sus productos a costa de las graves consecuencias a la salud pública.

El enfrentamiento por la nueva Ley de Etiquetado

De esta manera, la pugna por la entrada en vigor de la nueva ley de etiquetados es la lucha entre la clase capitalista (o sí se quiere la cúpula empresarial) y el actual gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Salvador García Soto, en su columna, comenta lo siguiente:

“Un grupo importante de empresarios han comenzado a fortalecer una alianza entre el poderoso Grupo Monterrey, que tienen claras y marcadas diferencias con las políticas de la 4T y con una facción importante del Grupo CDMX conformadas por los principales integrantes del Consejo Mexicano de Negocios. A partir de la idea común de que el gobierno de López Obrador los ha ‘traicionado’ y que, con sus decisiones y políticas, intenta ‘destruir a las grandes empresas e industrias para que, a partir de lo que quede empezar a repartirlo’, los empresarios regios y capitalinos han trabado alianza con un objetivo claro: combatir el proyecto de la 4T con todos sus recursos económicos, legales y políticos” (García, 2020)

Así, esta alianza empresarial, o como dice el autor, la BOA empresarial, tiene como uno de sus principales intereses la oposición a la nueva Ley de Etiquetados. Comenta García Soto lo siguiente:

“Hay dos temas en particular que están en la agenda de la alianza empresarial Monterrey-CDMX: el primero tiene que ver con la Ley de Etiquetados, que entrará en vigor en octubre, tras ser aprobada por el Congreso y contra la cual arman toda una estrategia legal y de amparos, ante el daño que esta legislación le causaría al consumo de productos que producen varias de sus empresas. En ese tema en particular, tanto los regios como los capitalinos se dicen ‘traicionados’ por el presidente López Obrador con el que habían conversado, personalmente sobre un ‘modelo de transición’ para la entrada en vigor gradual de esa ley, similar al modelo chileno, para evitar un impacto tan fuerte como el que temen a las ventas de varios de sus productos alimenticios” (García, 2020)

Vemos aquí uno de los motivos que explican la lucha contra el gobierno de López Obrador. Esta nueva ley estipula que lo productos industrializados deberán hacer explicito si rebasan cierta cantidad de azúcar, sal, grasas y calorías. Ya consideradas las observaciones de Giménez y Moss, salta a la vista la relevancia de tomar medidas sobre el control de estos ingredientes. Detengámonos en saber en qué consiste esta nueva ley (NOM-51):

“La iniciativa aprobada señala que la información nutrimental de los productos deberá aparecer en la parte frontal. Además, en caso de que el producto no sea saludable, también debe tener la advertencia de que los productos exceden los límites máximos de contenido energético, azúcares añadidos, grasas saturadas, grasas trans y sodio añadido. Lo anterior, en una etiqueta separada e independiente a la tabla de ingredientes e información nutricional de la parte posterior. Es decir, el nuevo etiquetado de advertencia no es un sustituto de la actual tabla de información nutrimental.

La forma de destacar las características nutricionales será mediante un símbolo octagonal con color negro y borde blanco, y en su interior debe estar el texto ‘alto en’: ‘grasa saturadas’, ‘sodio’, ‘azúcares’ o ‘calorías’, en uno o más símbolos independientes, según corresponda” (Aguirre, 2019)

Así, el octágono tendrá que ser colocado cuando el producto supere los límites establecidos por la Organización Panamericana de la Salud. Además, todo producto que rebase estos criterios no podrá tener ninguna imagen atractiva dirigida niños y niñas, ya que a estas edades se conforman en gran medida los hábitos de alimentación de la población.

De esta forma, la ley pretende reducir y prevenir los problemas de salud pública relacionados con el consumo de alimentos industrializados. Se busca que el nuevo etiquetado sea más claro para los consumidores, ya que la evaluación de la ley anterior dio como conclusión que “las personas tienen dificultades para comprender el SEFAB (Sistema de Etiquetado Frontal de Alimentos y Bebidas) actual GDA, y que sería preferible una forma más sencilla de etiquetado para evaluar de manera rápida la calidad de un producto” (Aguirre, 2019).

La nueva Ley de Etiquetado o NOM-051 se aprobó el pasado 1 de octubre de 2019 en la Cámara de Diputados y el 22 de octubre de 2019 en la Cámara de Senadores. Sin embargo, la publicación de esta ley en el Diario Oficial de la Federación, con lo cual entraría en vigor, fue suspendida provisionalmente a través de un amparo promovido por el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) y la Confederación de Cámaras Industriales (Concamin).. En un comunicado, el conjunto empresarial comentó sus razones ante el fallo a su favor:

“A lo largo de la elaboración de la NOM-051, el sector privado mexicano ha manifestado su inconformidad… se impuso una propuesta ideológica que no contempla la diversidad de la industria de alimentos y bebidas, además de no considerar que el problema de sobrepeso y obesidad es multifactorial.”

Del mismo modo, un apologeta de la industria alimentaria, Sergio Sarmiento, argumenta en este mismo tenor: la ley es un instrumento ideológico, esta no tendría que ver con la salud. Estas son sus palabras:

“No tiene nada que ver con la salud. El propósito del gobierno y de los activistas que han promovido una nueva norma de etiquetado para alimentos procesados, la NOM 051, es simplemente ideológico. Buscan frenar el consumo de alimentos procesados porque los fabrican las ‘empresas capitalistas’,

Las autoridades sostienen que su objetivo con la NOM 051 es reducir el sobrepeso y la obesidad para cuidar la salud de los consumidores, pero su parcialidad queda de manifiesto porque solo se preocupan por los alimentos procesados y no por otros que tienen consecuencias mucho más dañinas para la salud.” (Sarmiento, 2020)

Detengámonos este argumento. La acusación de que se trata de una propuesta ideológica intenta argumentar que no hay razones objetivas que demuestren la necesidad de esta nueva ley. Al acusar de que se trata de una pugna ideológica se intentan menospreciar las consecuencias objetivas que tienen estos alimentos en la salud. Todo se trataría de ideología, de ideas, de idiosincrasias, que buscarían enfrentarse con los intereses de los pobres capitalistas. Así, algo ideológico no apalearía a un correlato objetivo, solo tendría validez en las ideas y no en la realidad. De esta manera, argumentan, no se trataría de la salud pública sino un ataque contra estos buenos empresarios capitalistas, quienes, serían victimas de la ideología de izquierda. Estos argumentos resultan ser engaños que buscan ocultar las consecuencias objetivas que los alimento industrializados tienen en la salud de la población; así, los sofistas, buscan convertir lo negro en blanco y lo feo en bello. Muchos de estos apologetas argumentan que no existen las suficientes pruebas y evidencias científicas que demuestren los daños ¡objetivos! que estos alimentos tienen en la salud. Rápidamente, podemos citar las siguientes palabras de un sitio de la UNAM:

“Investigadores internacionales han clavado aún más la uña en el ataúd de alimentos procesados después de encontrar una asociación entre comer o beber comida chatarra y un mayor riesgo de enfermedad cardíaca y muerte, los resultados publicados en British Medical Journal en dos grandes estudios” (UNAM-Global, 2019)

Resulta ser totalmente una mentira el argumento de que no existe evidencia científica que respalde la nueva Ley de Etiquetado. Es sobrada la evidencia científica que asocia este tipo de alimentos con enfermedades crónicas como la obesidad, la diabetes, el cáncer, la hipertensión, entre otras. De igual modo, se pueden encontrar estudios que asocian a este tipo de alimentos con la ansiedad y la depresión (Garrido, 2019). Dada la evidencia, si bien es cierto que los problemas de salud son multifactoriales, no hay razón alguna para no buscar hacer frente a uno de estos factores: los alimentos industrializados.

El veneno embotellado y López-Gatell

En este contexto, surge el reclamo de la Asociación Nacional de Productos de Refrescos y Aguas Carbonatadas (ANPRAC) al subsecretario de salud, López-Gatell. La indignación de las refresqueras surgió cuando Gatell llamó “veneno embotellado” a los refrescos. Específicamente, dijo: “¿Para qué necesitamos el veneno embotellado, el de los refrescos?, ¿para qué necesitamos donas, pastelitos, papitas que traen alimentación tóxica y contaminación ambiental?” Ante estas palabras, la industria refresquera no tardó en manifestar su indignación, pidió que no se “satanizaran” sus productos. En su comunicado comentan lo siguiente: “Inaudito que un funcionario público federal, con la gran responsabilidad de ser el promotor de la salud en nuestro país, estigmatice a una industria que cumple a cabalidad con todas las normas y regulaciones en México”. El cinismo se muestra en su máximo esplendor. Se acepta que la labor del subsecretario es ser el promotor de la salud en nuestro país, pero a la vez se le culpa de cumplir con ello. Así, desde el punto de vista del capital, promover la salud se vuelve sinónimo de estigmatizar a la industria refresquera.

De igual forma, para las ANPRAC, los comentarios de Gatell son simplemente ideológicos, de modo que el consumo de refresco no sería una causa objetiva de enfermedades crónicas.  En contra de estos engaños, vale la pena recomendar la excelente entrevista que se realiza al doctor Simón Barquera del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP): ¿Veneno embotellado?: tras los dichos de López-Gatell, un experto explica qué le ocurre a tu cuerpo cuando bebes refresco (2020). Comenta el doctor:

“En México se ha estimado que más de 25,000 personas mueren cada año asociados con el consumo de bebidas azucaradas. Entonces, estamos realmente preocupados por las personas, por la sociedad. Tener ahí un factor de riesgo que genera tantas muertes, más muertes que el COVID-19, y no hacer nada… Y que el secretario tenga el valor, por primera vez un funcionario público, de señalar este tipo de cosas, y que lo quieran censurar cuando se está diciendo la verdad, pues es terrible” (2020)

Así, aunque las refresqueras presuman el cumplimiento de las normas a cabalidad, no cambia en nada las consecuencias que sus productos tienen en la salud, lo cual demuestra la necesidad de avanzar en el control de este tipo de productos, pues, a todas luces queda claro que las normas y regulaciones actuales tratan con gran delicadeza a la industria.

En este sentido, las respuestas a López-Gatell se enmarcan a su vez en la pugna por el avance en las regulaciones a la industria alimentaria. Esto queda más claro al enterarse que el subsecretario de salud ya es un viejo conocido de los grupos empresariales en contra de la nueva Ley de Etiquetado. Resulta que “Antes de estar al frente del combate a la pandemia, el subsecretario ganó enemigos empresarios por el nuevo etiquetado y regulación de productos chatarra que contribuyen a las comorbilidades que hoy, suman muertes por Covid-19” (Regeneración, 2020). Así, la reciente polémica sobre los dichos de López-Gatell se explica por la afectación de los intereses de las empresas involucradas. En el artículo titulado ¿Quién está detrás de los ataques a Hugo López-Gatell? se comenta lo siguiente:

“No debe perderse de vista que los negociadores de empresas como FEMSA-Coca Cola, Nestlé, Kellog’s, Unilever, Bimbo, entre otras, antes de la Cuarta Transformación tenían un espacio en los órganos gubernamentales de Salud, la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS), y Comercio, para toma de decisiones, espacios en los que sus negocios eran protegidos.” (Regeneración, 2020)

Considerando esto, no debemos de perder de vista la forma en que Marx asocia este tipo de problemáticas de los alimentos con el librecambismo. No es casualidad que, bajo el nuevo régimen proteccionista de la 4T, que ha decretado el fin del neoliberalismo, estemos ante un nuevo avance y control de la industria alimentaria, para así, disminuir o hacer frente a los graves problemas de salud que aquejan al país. De este modo, la determinación de las leyes tras el periodo neoliberal nos deja una balanza inclinada muy a favor de los grandes capitales. Ahora, la nueva Ley de Etiquetado halla la reacción de la cúpula empresarial.

Referencias

Aguirre, S. (25 de Octubre de 2019). Nuevo etiquetado en alimentos, ¿qué se aprobó y qué significa este cambio? Obtenido de Animal Político: https://www.animalpolitico.com/elsabueso/nuevo-etiquetado-alimentos-significado/

Capote, S. (22 de julio de 2020). ¿Veneno embotellado?: tras los dichos de López-Gatell, un experto explica qué le ocurre a tu cuerpo cuando bebes refresco. Obtenido de infobae: https://www.infobae.com/america/mexico/2020/07/22/veneno-embotellado-tras-los-dichos-de-lopez-gatell-un-experto-explica-que-le-ocurre-a-tu-cuerpo-cuando-bebes-refresco/

García, S. S. (06 de Julio de 2020). La BOA empresarial o la alianza MTY-CDMX. Obtenido de El Universal: https://www.eluniversal.com.mx/opinion/salvador-garcia-soto/la-boa-empresarial-o-la-alianza-mty-cdmx

Garrido, C. (14 de mayo de 2019). Alimentos que aumentan el riesgo de depresión. Obtenido de ABC: https://www.abc.es/salud/enfermedades/abci-alimentos-aumentan-riesgo-depresion-201905141026_noticia.html

Giménez, G. (24 de febrero de 2017). Introducción general al Seminario Cultura y representaciones sociales 2017. Obtenido de Canal Instituto de Investigaciones Sociales: https://www.youtube.com/watch?v=zSjCLONgUH0&t=3054s

Goody, J. (1995). Cocina, cuisine y clase. Barcelona: Gedisa.

Marx, K. (2016). El capital. Crítica de la economía política. México: Siglo XXI.

Moss, M. (2016). Adictos a la comida basura: cómo la industria manipula los alimentos para que nos convirtamos en adictos a sus productos. Bilbao: Deusto.

Regeneración. (21 de julio de 2020). ¿Quién está detrás de los ataques a Hugo López-Gatell? Obtenido de https://regeneracion.mx/quien-esta-detras-de-los-ataques-a-hugo-lopez-gatell/?fbclid=IwAR3x-4840j_II7ubaFxUfe7RtIvWtDTC-i27wkezTrK83Yixz6sa-JfG_7U#.XxcALA-N35g.whatsapp

Sarmiento, S. (21 de agosto de 2019). Vaquita etiquetada. Obtenido de El diario mx: https://diario.mx/opinion/vaquita-etiquetada-20190820-1553093.html

Sarmiento, S. (3 de Marzo de 2020). Engañoso etiquetado. Obtenido de Pulso. Diario de San Luis: https://pulsoslp.com.mx/opinion/enganoso-etiquetado/1076452

UNAM-Global. (31 de mayo de 2019). Ingesta regular de alimentos ultraprocesados, relacionada con problemas de salud graves y muerte. Obtenido de http://www.unamglobal.unam.mx/?p=66406

 

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