De Norte a Sur

Memorable e histórico: el discurso de soberanía nacional de AMLO en Washington

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9 julio, 2020 @ 10:28 am

Memorable e histórico: el discurso de soberanía nacional de AMLO en Washington

Alfonso Vázquez Salazar *

El discurso que pronunció el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, en la Casa Blanca, en Washington, D.C, en el marco de su entrevista con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para dar inicio al Tratado de México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC), será recordado como una de las alocuciones más memorables que hayan sido pronunciadas por algún mandatario mexicano.

Fue una pieza de oratoria bien confeccionada, con dimensión histórica, perspectiva nacional, pauta soberana y, sobre todo, conciencia de la dignidad de ser el representante del pueblo de México; resonando en sus palabras –y no creo exagerar ni equivocarme– los más de 30 millones de mexicanos que votamos por él y lo seguimos respaldando.

Imagen: gob.mx.presidencia

En el discurso sobresalieron tres ejes temáticos:

1) La trascendencia del acuerdo comercial pactado por las tres naciones soberanas de América del norte, resaltando que será un instrumento para una mayor integración regional y para alcanzar un equilibrio entre las economías, lo cual propiciará, a su vez, una oportunidad inmejorable para producir empleos, fortalecer el comercio y realizar inversiones en México, siempre y cuando prevalezcan los principios de generar “mercancías de alto contenido regional” y se garanticen condiciones laborales y salariales justas para los trabajadores que participen en el proceso productivo.

2) La relación histórica de México con Estados Unidos que ha sido signada por desencuentros y “agravios que todavía no se olvidan”, pero también conformada por grandes momentos de cooperación e incluso de amistad entrañable que llegó a superar la desdichada expresión acuñada por Alan Riding de “vecinos distantes” a mitades de los ochentas.

3) El agradecimiento y reconocimiento de México al gobierno de EU, encabezado por el presidente Donald Trump, por el apoyo en cuestiones tan fundamentales como el comercio, el petróleo y el suministro de equipos médicos para combatir la pandemia de Covid-19, y, sobre todo, por no haber buscado imponer nada que vulnere la soberanía de nuestro país y mostrar respeto a un país libre, digno, democrático y soberano como México.

A ello también se sumaron las referencias históricas como la relación entre el presidente republicano Abraham Lincoln –a quien el presidente López Obrador llevó una ofrenda a su monumento en Washington antes de reunirse con Trump en la Casa Blanca– y el presidente mexicano, de origen oaxaqueño, Benito Juárez, en su convergencia frontal y decisiva contra la intervención francesa en nuestro país que impuso a Maximiliano de Habsburgo, con ayuda de los conservadores de entonces, como Emperador de México en 1864; así como la relación entre el presidente demócrata Franklin Delano Roosevelt y el presidente revolucionario Lázaro Cárdenas del Río en la década de los treinta, quienes establecieron acuerdos que permitieron avanzar en cuestiones estratégicas para ambos países en los albores de la Segunda Guerra Mundial, respetando la soberanía de México que había decidido expropiar el petróleo a empresas extranjeras.

Imagen: telemundowashingtondc.com

Asimismo, la exhortación del presidente López Obrador a resolver las diferencias con diálogo y respeto para marchar juntos hacia el porvenir y el recordatorio de un proceso migratorio de México hacia Estados Unidos que ha tenido como resultado la presencia de 38 millones de mexicanos en aquel país –conformando una comunidad de “gente buena y trabajadora que ha aportado al desarrollo de la nación”– fueron las premisas para sustentar la necesidad de recuperar la enseñanza histórica, como decía Maquiavelo, de que “es posible entenderse sin prepotencias ni extremismos”.

Todos estos elementos, en los que sin duda se reflejan los sentimientos de la nación, son la muestra de un discurso de escala histórica que es consciente de la coyuntura política por la cual atraviesa el mundo y en la que a México le corresponde desempeñar un papel decisivo. Se trata ni más ni menos que la crisis de la globalización económica, a la que la pandemia ha contribuido a agudizar y en la que se juega el fin del neoliberalismo en Norteamérica.

Este proceso económico no benefició al grueso de las poblaciones trabajadoras en ambas naciones y ahora se debate en la liza entre los dos grandes proyectos que desgarran a la nación norteamericana de cara al proceso electoral: por un lado, el nacionalismo económico, representado por Trump; y, por otro, el consenso neoliberal (demócrata-republicano), representado por Biden. Esto delinea un campo de batalla brutal en el que México asumirá un papel protagónico en función del interés nacional de sus mayorías empobrecidas.

Hoy, como ayer, México avanza en el mismo camino trazado por Juárez y Cárdenas: en una alianza estratégica con la facción nacionalista del vecino del norte que, desde una posición de reconocimiento a nuestra dignidad soberana – como remarcó el presidente López Obrador en su monumental discurso– se encuentra dispuesta a apoyar al programa de la Cuarta Transformación (combate a la corrupción, ajuste de cuentas con la administración que ensangrentó a nuestro país con la operación “Rápido y furioso” y pleno reconocimiento a la comunidad mexicana residente en Estados Unidos). A cambio, se conformará un bloque histórico binacional que impulse un frente de batalla –semejante al liderado por los liberales del 67 o los cardenistas de los treinta–, capaz de dar la estocada final a los enemigos comunes que en la actual crisis global son el principal estorbo para el fortalecimiento soberano de las dos naciones y que en los hechos impiden una verdadera alianza regional digna y soberana: los representantes de la oligarquía financiera neoliberal.

La nueva batalla de Puebla ya inició en pleno 2020, y el nuevo Temístocles mexicano ha trazado de manera contundente una línea de demarcación que no deja lugar a las indefiniciones.

* Filósofo, escritor y ensayista político. Profesor Titular de la Universidad Pedagógica Nacional y autor del libro Perfiles mexicanos. Ensayos sobre filosofía mexicana contemporánea (Cámara de Diputados, 2019).

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2 comentarios
  1. […] del mundo son muy habituales en el ámbito diplomático, pero, ¿Por qué causa tanto furor el encuentro AMLO-Trump?, ¿Qué fichas se movieron en este tablero llamado norteamérica?, ¿Qué gana México y qué gana […]

  2. […] La visita del presidente Andrés Manuel López Obrador no puede reducirse a la “prudente hipocresía diplomática” que señala Jesús Silva-Herzog en su nota del Reforma (13 de julio); histórica y económicamente el destino de los Estados Unidos y México permanece entrelazado desde hace siglos. Curiosa ha sido la muestra de un furor pseudo-nacionalista por parte de los analistas de los principales medios, quienes se opusieron a la visita del pasado 8 de julio a la Casa Blanca, arguyendo que ello significaría una grave afrenta moral al pueblo mexicano. El escepticismo y el patriotismo mediático no impidieron uno de los encuentros más significativos en la reordenación mundial que experimentamos actualmente. […]

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