Covid-19 en México: una realidad manoseada por la “oposición”
La pandemia se extendió por el mundo y pocos gobiernos fueron exitosos al hacerle frente. La covid-19, en realidad, devastó a cada uno de los lugares donde se asentó. Al llegar, las fronteras comerciales de cada cerraron y la primera afectación fue en el comercio internacional. Más tarde, la saturación de los hospitales derribó las posibilidades de recibir atenciones médicas eficientes. Pronto, las defunciones se acumularon en los distintos centros hospitalarios. Los gobiernos concentraban sus esfuerzos en detener la letalidad del SarsCov-2, pero era muy complicado y las cifras de contagios y fallecidos se elevaban de formas imparables. Cuando por fin se alcanzó una mediana contención de la enfermedad, los países estaban hechos pedazos por las muertes, los enfermos y las economías atrofiadas por las cuarentenas obligatorias. Este es, básicamente, el camino de la pandemia SarsCov-2. Su paso por la humanidad no será fácil de superar, ni en México, ni en cualquier parte del mundo.
Covid-19 en México: una realidad manoseada
Ha sido difícil conocer la realidad de la pandemia. A pesar de realizar la conferencia vespertina a diario y durante más de tres meses –donde se explica con detalle la pandemia, sus causas y consecuencias, así como su propagación en México–, es muy difícil hacer llegar esta información a la población general. En cuanto la conferencia termina, de inmediato se traslada a canales donde la información es desvirtuada y convertida en un arma de ataque, ya sea contra el grupo de epidemiólogos a cargo, o contra los distintos gobiernos afines a Andrés Manuel López Obrador.
Tristemente, muchos medios han reducido el intenso trabajo del personal sanitario –médicos, enfermeras, administrativos, personal de aseo, y todos los que laboran en los hospitales, así como los expertos a cargo del plan de contención–, en una cruzada contra el presidente López Obrador. Toda la lucha contra la pandemia está relacionada, por muchos comentaristas, con AMLO y su desempeño gubernamental. La relevancia de la conferencia vespertina fue minimizada de esa forma y, con ello, se perdió la oportunidad de tener a la población con información adecuada para resistir la covid-19. Se prefirió el golpeteo político sobre la prevención y el cuidado de la salud.
AMLO-Gatell: la dupla imbatible
La presencia de Hugo López-Gatell en la conferencia vespertina fue una revelación para la comunicación institucional. Son pocos los funcionarios mexicanos con carisma ante los medios y cuya presencia sea un factor de tranquilidad, tanto para el gobierno, como para la ciudadanía. El subsecretario de Prevención y Promoción a la Salud fue nombrado por el mismo presidente para informar a los medios, y a la nación, en una conferencia similar a “la mañanera”. Asimismo, todas las noches le notifica, personalmente, el panorama nacional frente a la pandemia.
La relación entre los “López” pronto fue identificada como un productor de beneficios políticos para la 4T. Los opositores –grupos mediáticos, partidos políticos y empresarios–, de inmediato buscaron la forma de romper ese eslabón. Los esfuerzos para destruir ese frente político-sanitario no han cesado, pero pocos éxitos han conseguido. Ante la imposibilidad de la oposición para armar una crítica aceptable contra la contención de la pandemia, el rumbo de los ataques se dirigió hacia la persona de Hugo López-Gatell. Fueron varias etapas y pocas surgieron efecto.
Comenzó con tratar de impulsar una diferencia entre López Obrador y López-Gatell. Se dijo, innumerable cantidad de veces, que AMLO estaba por sustituir al doctor como vocero principal de la conferencia vespertina. La causa, decían en redes, era la admiración producida por Gatell entre la población y la envidia de AMLO sobre este hecho. Nadie, afirmaban los detractores, podía “brillar” más que el presidente, porque eso significada un despido inmediato. Andrés Manuel dijo, en algún momento, después de halagos al trabajo del epidemiólogo, “confío en él”. Y se acabó el veneno mediático.
Se decidió, entonces, atacar el entorno. Los medios comenzaron a preguntarse porqué no informaba Jorge Alcocer, el secretario de salud. Pronto, comenzaron los adjetivos y los embustes contra el secretario: “es un florero”, “no sirve para nada”, “se contagió de Covid”, incluso, se coordinaron para afirmar su inminente despido y el ascenso a ese puesto de su subordinado Hugo López-Gatell, un nuevo Judas aprovechado de la situación para elevarse en la función pública, arropado por López Obrador. No sucedió. Y los medios y sus compinches políticos, otra vez, se retrajeron.
La dupla imbatible se volvió, durante los últimos tres meses, los meses de la pandemia, el dolor de cabeza de la oposición. Por cada información falsa emitida desde los medios, hubo una respuesta contundente. Ni Hugo López-Gatell ni Andrés Manuel López Obrador eludieron las preguntas, las respuestas, ni las afrentas y en cada ocasión lograron sacudirse las diatribas. El marcador sería aplastante si alguien llevara la pizarra.
Gatell miente
Muchos opositores buscan demostrar el “pésimo” enfrentamiento de la Secretaría de Salud contra el virus y la enfermedad, sin embargo, no tienen un elemento definitorio para exponerlo. Su recurso interminable es denostar al vocero.
A los detractores les cuesta trabajo hablar de las malas condiciones de los hospitales, porque eso sería disparar contra los gobiernos pasados; se les complica criticar la elección del modelo de contención de la epidemia porque es bien conocida la carencia de cultura científica entre periodistas y políticos. Entonces, recurren a elementos sueltos encontrados en el camino, como el debate por el uso de cubrebocas, los números de registros de fallecidos, confundidos con los muertos por día; o la información, mal interpretada, de fármacos en etapa de experimentación. Por eso, crearon la tendencia #GatellMiente y sobre ella parafrasearon hasta el cansancio. Para los detractores, quien miente no es la Secretaría de Salud, ni el modelo epidemiológico, ni alguna institución. No: quien miente es el vocero, el líder. Al menos, saben bien que tiene mayor fuerza atacar a una figura, a una persona, y no a una institución, es decir, una abstracción.
En algún momento intentaron ataques desde un frente científico, pero sus expertos pronto mostraron su antipatía contra el gobierno de AMLO y su credibilidad dejó de tener valor. Solamente las críticas de algunos personajes respetados tuvieron el impacto esperado. Aún así, no se fructificó, porque los científicos, normalmente, tienen deficientes lecturas de la realidad política y no resisten el debate público. Incluso los esfuerzos constantes de Antonio Lazcano contra la 4T –uno de los comunicadores de la ciencia más brillantes de México–, no tienen resonancia, pues se pierden entre la marea de voces desarticuladas y la gritería histérica de los opositores.
Es imposible no mencionar los saltos para llamar la atención de Salomón Chertorivski, ex secretario de salud en el gobierno de Felipe Calderón, y de José Narro, exrector de la UNAM y también ex secretario de salud de Enrique Peña Nieto. Intentaron señalar deficiencias en el tratamiento de la pandemia, pero su pasado político les quita, por completo, cualquier asomo de credibilidad y profesionalismo. Cualquier cosa que digan, lo que sea, se vuelve un escupitajo hacia el cielo. Encubrir la corrupción de los antiguos presidentes les ha costado todo. Pueden manifestar sus ideas, por supuesto, pero bajo su propio riesgo.
En ese mismo sentido, para demostrar la “ineficacia” de Hugo López-Gatell, incluso han desenterrado muertos. Ernesto Cordero, un desaparecido de la política, quien durante los gobiernos panistas tuvo puestos importantes sin tener experiencia o talento para ello, escribió un tuit acusador sobre el trabajo de Gatell en el año 2009, cuando brotó la epidemia AH1N1. Con su redacción, trató de estigmatizarlo como ineficaz, pero sólo consiguió risas e insultos. La estrategia ofensiva no funcionó y volvió su escondrijo. A él se sumó Javier Lozano, otro reprobable ex secretario de Estado panista, para apuntalar a su amigo. Y los medios afines al dinero, consignaron los mensajes como una gran revelación e intentaron un escándalo que duró apenas unas horas. Las diatribas se convierten en halagos cuando provienen de gente cercana a Felipe Calderón, es decir, de un gobierno fracasado y sangriento.
Tampoco les sirvió comparar a México con otros países. En algún momento, la periodista Peniley Ramírez hizo un comentario, poco inocente, sobre el éxito de Islandia para detener a la covid-19; Islandia, una isla helada con menos habitantes que cualquier alcaldía de la Ciudad de México. Asimismo, a la oposición le pareció fácil sugerir el tratamiento de la pandemia como lo hizo Nueva Zelanda, por su exitosa contención epidémica. Nada hay tan distinto en el mundo como México y cualquier país de Oceanía, pero así sucedió, hasta que su primera ministra declaró el fin del concepto “producto interno bruto” para definir el crecimiento de su país.
Islandia es uno de los países más remotos del mundo. Tiene 365 mil habitantes (como la alcaldía Miguel Hidalgo, en CDMX) y ahora ha reabierto sus negocios, casi erradicó el covid-19 y se prepara a reabrir el país al turismo. ¿La clave de su éxito?…
— Peniley Ramírez (@penileyramirez) June 2, 2020
Por supuesto, desde la oposición nunca se hizo una comparación posible, basada en la curva de contagios y en la letalidad de la enfermedad por número de habitantes. Tampoco hicieron el análisis de operatividad del servicio sanitario, donde el triunfo evidente fue evitar la saturación de los hospitales. A diferencia de otros países, en México los hospitales pudieron atender, con muchas limitaciones, a la mayoría de los pacientes enfermos por covid-19. Las escenas dantescas con pacientes muriendo en el piso o a punto de fallecer entre estertores de expectoración, fueron invenciones o imágenes de otros países.
Covid-19, una crisis real
La mayor crítica, la más certera, se basa en la cantidad de muertos por covid-19, los cuales van a rebasar a los 30 mil. Una tragedia humanitaria, por supuesto. La previsión alrededor del número de defunciones parece ir en la dirección anunciada por el equipo de epidemiólogos, pero no es suficiente, ni para los detractores de Andrés Manuel ni para nadie. Cualquier mexicano preferiría una situación distinta. Los reclamos tienen resonancia porque nadie quisiera ser un número en la tragedia. Pero las protestas no vienen de las familias, sino de los detractores, quienes desearían ser voceros, pero no cuentan ni con la confianza ni la legitimidad de la población.
Por otra parte, en México regresamos a las actividades en la etapa más álgida de la pandemia. Algunos comentaristas hablaban de una dicotomía falsa entre pandemia y economía, porque “una cosa no tiene relación con la otra”. No obstante, señalaban la caída de hasta diez por ciento del producto interno bruto a causa de la covid-19. El objetivo es acusar a López-Gatell de no indicar una cuarentena más prolongada, si es posible, coercitiva. Con ello, dicen, se evitarían los contagios. Efectivamente, hay razón en ello. Pero también es cierta la caída de la economía. Dicho así, en una frase, no sucede nada, pero en la realidad, significa pérdida de empleos, hambre, enfermedades físicas y psicológicas, y actividades informales –y hasta ilegales–. Mientras más tiempo se mantenga la cuarentena, más difícil será la recuperación.
La relevancia del aislamiento, desde finales de marzo, es la ganancia de tiempo. Durante dos meses, aproximadamente, equiparon a los hospitales hasta donde les fue posible. Se compraron insumos adecuados, otros no tanto, pero se consiguió hacer frente a la covid-19 en medio de un sistema de salud destruido adrede por los gobiernos pasados. Los protocolos sanitarios, inexistentes en el mundo, lograron establecerse entre el personal de salud. Es decir, los tres meses de aislamiento obligatorio cumplieron su objetivo: evitar la explosión de contagios y de muertos. Ahora, con un sistema sanitario todavía endeble, se tienen mayores herramientas para contener la epidemia. La población, por otra parte, también conoce distintas formas de protección para resistir los contagios. Nadie está celebrando porque los miles de muertos no se festejan. Aún falta mucho para salir de la pandemia. Mientras tanto, aunada a la lucha contra la pandemia, está la lucha contra la manipulación de la información.
Estela Martínez
Covid-19 em Mexico: una realidad manoseada por la "oposición" Muy buen desglose de la situación actual de pandemia. México es el único país que enfrenta dos pandemias a la vez, la de Covid-19 y la infodemia.
Estela Martinez
Covid-19 en México: una realidad manoseada por la "oposición ". Muy buen desglose de la situación de pandemia en nuestro país. México es el único país que tiene que lidiar con dos pandemias a la vez: Covid-19 y la Infodemia. Bien en poner el entre comillado pues hasta la palabra -oposición- les quedó grande a estos grupos que solo han demostrado su mezquindad, egoísmo, falta de empatía, en pocas palabras su miseria humana.
Ataques a López-Gatell solo se explican desde la manipulación mediática
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