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¿Tolerar al intolerante? Lo de HBO no es censura

Miguel Ángel Maciel Galindo


miguelmg28

21 junio, 2020 @ 6:52 am

¿Tolerar al intolerante? Lo de HBO no es censura

El miércoles 17 de junio se dio a conocer vía Twitter que el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (CONAPRED) realizaría un foro, el cual abordaría el tema sobre el racismo y el clasismo en México. Lo que causó el furor en redes sociales fue que el evento contaría con la participación de Chumel Torres, un youtuber que presenta el noticiero llamado “El pulso de la República”. A partir del despropósito de haberlo invitado a charlar a un foro con una temática tan sensible e importante en el contexto mexicano, quisiera centrar la discusión en un aspecto: ¿Se es intolerante cuando no se tolera al intolerante?

Chumel Torres, un personaje racista y clasista

A raíz de lo sucedido, y tras confirmar HBO Latin America que suspendería temporalmente un programa que conducía el propio Chumel Torres, en redes sociales comenzó a hablarse de “censura” por parte de este gobierno, sobre todo porque se insinuó que la primera dama, Beatriz Gutiérrez Müller, tuvo algo que ver en la cancelación del foro tras publicar en su cuenta de Twitter lo siguiente: ”¿A este personaje invitan a un foro sobre discriminación, clasismo y racismo? Sigo esperando una disculpa pública de este individuo sobre los ataques a mi hijo menor de edad”. La acusación de Gutierrez Müller está basada en las constantes burlas y críticas que ha realizado Chumel Torres en más de una ocasión en contra del hijo menor de la pareja presidencial.

Así dado el panorama, comenzó a hablarse de censura y de cortar la libertad de expresión al comediante. En este sentido, cabría preguntarse sobre cuáles son los verdaderos límites de la libertad de expresión; es decir, que en el afán de desear que todas las voces sean escuchadas, por más irrespetuosas, dañinas o perniciosas que éstas puedan ser ¿La libertad de expresión alcanza a cubrir y cobijar este tipo de expresiones? Está claro que no es la primera vez que Chumel Torres comete un “tropezón” – como lo han querido hacer ver en redes-, de manera que los usuarios de Twitter mostraron una compilación de tweets en donde se demuestra que en más de una ocasión Chumel Torres se ha burlado de distintas sectores de la sociedad: mujeres, mujeres indígenas, comunidad LGBT+, personas de piel morena.

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Imagen: Cinepremier.com.mx

Ante el incendio que provocó, Chumel apretó el botón de emergencia: “es broma”

Argumentando y, por qué no, justificando que Chumel Torres es un comediante y por lo tanto su “labor” es hacer reír al público sin importar el impacto de estos supuestos chistes, el comediante se victimizó para hacerse parecer mártir de la libertad de expresión. Como si de un personaje santificado se tratará, él cree que tiene la capacidad de determinar cuánto puede afectar un chiste o no, qué chiste es dañino o no, así como olvidar por completo que es una figura pública y como tal tiene, si bien no una responsabilidad social, sí un impacto hacia su público.

Así, sumándose otros comediantes para respaldar a este supuesto gran comediante que la industria de la comedia ha visto parir, distintas figuras del medio, como Adal Ramones, Ricardo O’farril, entre otros, expresaron su apoyo en favor de Chumel Torres y la “libertad de expresión”. No únicamente “estrellas” de la comedia se sumaron al mártir que armó Chumel, si no que periodistas como Gabriela Warkentin o el propio León Krauze comentaron sobre los supuestos riesgos que comenzarán a padecer los mexicanos tras “callar” las voces de la libertad de expresión.

¿Tolerar al intolerante?

Retomando la pregunta del inicio, ¿Hasta dónde se permite esa libertad de expresión que nos gusta invocar y traer a la discusión cada que alguna figura pública se encuentra expuesta ante la opinión de todos los ciudadanos? ¿Hasta qué punto deben tolerarse expresiones racistas, clasistas, misóginas y discriminativas? Pareciera ser que los comediantes tienen muy bien resuelto esta discusión, porque sólo es cuestión de apelar a “es un chiste” para así darse un baño de pureza y evitar problemas.

Por más paradójico que pudiera resultar el tema, lo cierto es que no se puede ni se debe ser tolerante con el intolerante, es decir, con quien discrimina a otras personas por su color de piel, por su género, por su sexo, por su estatus social. No se puede ni se debe ser tolerante con el racista, con el clasista, con el misógino y con quien discrimina. En este sentido, no porque se sea intolerante con el intolerante, inmediatamente se es intolerante.

Los límites de la tolerancia y la libertad

Desde la filosofía se ha estudiado el tema, de tal manera que se ha argumentado que deben existir limites en la tolerancia y en la libertad de expresión. Estos límites de la libertad de expresión están fundamentados en la constitución por el artículo 6to cuando se afirma que “La manifestación de las ideas no será objeto de ninguna inquisición judicial o administrativa, sino en el caso de que ataque a la moral, la vida privada o los derechos de terceros, provoque algún delito, o perturbe el orden público; el derecho de réplica será ejercido en los términos dispuestos por la ley”.  Hacer chistes sobre la comunidad LGBT+, la comunidad indígena, sobre la personas de piel morena, las mujeres y todos aquellos sectores que por años han sido vilipendiados por su condición, por supuesto que ataca la moral, la vida privada y los derechos de estos mismos.

Pero aún hay más, como digo, desde la filosofía se ha puesto en la discusión el tema de no tolerar al intolerante porque se estaría entrando en el terreno de la “pluralidad tolerante irreflexiva”. Quienes argumentan estar a favor de la libertad de expresión, incluso aunque ésta sea dañina por parte de quien la ejerce, en realidad están apelando a que todas las voces son válidas, permitidas y deben ser escuchadas por más que sean perniciosas para un sector. Claro que se podría argumentar que siempre existirá un sector que se sienta ofendido o atacado, sin embargo, no por ello se debe aceptar como algo inmutable que la libertad de expresión siempre dañará a alguien y, por lo tanto, hay que tolerarlo.

Este exceso de libertad de expresión pareciera ser que atraviesa los principios normativos y , hasta en ciertos casos la legalidad, dejándonos expuestos a todos en tanto que algún día sí o sí esa libertad de expresión se cargará en contra de nosotros. Este pluralismo tolerante irreflexivo no distingue entre lo que está bien y lo que está mal, entre lo correcto y lo incorrecto, es decir, da lo mismo que un Chumel Torres exprese su opinión porque, se dice, está en todo su derecho de ser legítimamente racista y clasista.

El límite de la libertad, es la descomposición de la vida pública

No tolerar al intolerante, por más paradójico que parezca, no es una contradicción. Al contrario, esto representa poner límites a la excesiva tolerancia y excesiva libertad de expresión. En aras de querer que todas las voces sean escuchadas, aunque sean dañinas y traigan consecuencias negativas para la vida pública y el desarrollo humano, entonces vayamos pensando en realizar foros sobre cómo ser racista y/o clasista, cómo enseñarle a la mujer a sólo estar en la cocina, convencer a la comunidad LGBT+ de que son “desviados” y,  si la opinión pública no está de acuerdo, tan sencillo como apelar a que es “mi derecho de libertad de expresión”.

Por lo pronto, Chumel Torres el 19 de junio se autoproclamó en twitter como “presidente del caos”, de manera que está claro cómo está sufriendo la supuesta censura. No cabe duda que los dichos son un reflejo de la sociedad, así que el “todo en exceso hace daño” cabe perfectamente para entender lo sucedido días atrás. Claro que está que no fue censura, ni este comediante esvíctima del autoritarismo emanado de palacio nacional, si no más bien, en todo caso, Chumel Torres es víctima de sus propias acciones y palabras que le parecen tan normales. ¿Este es el tipo de comedia que nos merecemos? ¿Estos son los influencers con miles de seguidores y millones de vistas en youtube? Es momento de replantearse a qué personajes enaltecemos y les damos una voz legítima sólo porque tiene miles o millones de seguidores.

Miguel Ángel Maciel Galindo

Licenciado en Psicología Social y estudiante de Ciencia Política. Ambos por la UAM Iztapalapa.

Un comentario
  1. Avatar

    vlad

    pues mira... he visto tipos como ese chumel con ese perfil psicologico y son gente que les encanta la atencion, quieren q todo gire en torno a ellos y tienen un hocico muy grande, y obvio no sabe que es caos en realidad... me acordè de la pelicula de the dark knight y ahì el joker por ejemplo es la representacion del caos, aqui en este caso tenemos a un pelele egolatra con complejo de bully que nadie lo a visto o grabado siquiera reclamarle a algun policia cara a cara alguna injusticia o a algun politico y mucho menos hacer chistes sobre narcos, porq pues "don caos" no tiene los huevos para atreverse a hacerlo porque al otro dia desaparece ;)

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