Ataques a Citlalli Hernández, es el odio y desprecio al pueblo
Isaí Nava Rodríguez
Lo que odian es su propio temor
Más allá de las narrativas en favor o en contra que se han construido en torno a la Cuarta Transformación, la realidad es que la insurrección electoral del 2018 llevó a la presidencia no sólo a Andrés Manuel López Obrador sino a llevó a espacios administrativos y de representación popular, a distintas personalidades provenientes de los sectores históricamente más marginados de la toma de decisiones en el país.
En la “nueva normalidad” que trajo consigo la 4T, es común ver rostros del “México profundo” ocupando las curules y escaños del Congreso o dirigiendo, por ejemplo, los programas sociales más ambiciosos del sexenio. Tal es el caso de Citlalli Hernández Mora, la senadora más joven electa por el principio de mayoría relativa en la Ciudad de México, cuya labor política y parlamentaria ha trascendido por acompañar la lucha en favor de los derechos de la población de la diversidad sexual, las mujeres, la población afromexicana y las juventudes.
Lo que odian es el cambio
Citlalli ha sostenido que la Cuarta Transformación es un proceso de cambio democrático profundo, en el que se están trastocando los cimientos del viejo régimen y los moldes de la política tradicional, por lo que considera que la sociedad mexicana tiene la oportunidad histórica de construir una nueva forma de concebir la política, que reivindique la ética, la participación ciudadana y ponga el acento en el bienestar de las mayorías.
Lo que odian es la rebelión de los de abajo
Quizás por su compromiso, convicciones y su exposición mediática, la senadora ha sido blanco de una infinidad de ataques que buscan sobajarla con argumentos clasistas y racistas, en sus diferentes redes sociales. No es casualidad que el año pasado haya recibido un artefacto explosivo en su oficina del senado o que, sistemáticamente, además de bots y trolls, figuras como Laura Zapata o Mauricio Martínez, ambos actores reconocidos, se lancen en su contra haciéndole señalamientos por su apariencia física, en lugar de confrontarla, en un ánimo democrático, por sus ideas o acciones.
Su odio ha rebasado límites
La tarde del domingo pasado, una cuenta anónima de twitter, identificada con líderes de la oposición, filtró el número de teléfono de la senadora convocando a los usuarios a sumarse a una campaña de acoso en su contra. Minutos más tarde, cientos de usuarios comenzaron a subir impresiones de pantalla de los mensajes de odio que habían mandado vía WhatsApp a la legisladora. Horas más tarde, en su cuenta de twitter, Citlalli denunció el acoso del que fue objeto en las últimas horas y advirtió claramente que «Nuestra lucha no se detendrá».
Lo que odian es que lo “diferente” sea mejor que ellos
Sin tener certeza de los motivos que impulsan a la oposición a desplegar estrategias de odio y acoso contra personalidades como la Senadora Hernández, es evidente que, a los sectores privilegiados por el viejo régimen, les molesta que una mujer joven, de tez morena y rasgos étnicos, alejada de la parafernalia del poder, se esté convirtiendo en un referente nacional de la lucha por la democracia y demuestre que es posible hacer política para servir al pueblo y no para servirse de él.
Quizás eso es lo que realmente asusta al conservadurismo, que nuevos perfiles encarnen genuinamente la frase que alguna vez dirigió el ahora presidente de México a la militancia del cambio verdadero: «Ustedes representan la conciencia honrada que se subleva ante la injusticia. Ustedes luchan por una nueva vida y trabajan por una patria nueva».