Nacional

#FRENAAA. Ignorancia y cretinismo en cuatro ruedas

Avatar


unogermango

15 junio, 2020 @ 12:25 pm

#FRENAAA. Ignorancia y cretinismo en cuatro ruedas

Algún día, los integrantes del Frente Nacional Anti Amlo aparecerán en los libros de Historia. Si tienen éxito en su empresa política, serán recordados como un grupo medianamente organizado que contribuyó a la creación de un gobierno de ultraderecha. Una aparición mediocre en las páginas de la Historia. Pero si no lo tienen, su mención parecerá una broma enunciada por historiadores poco serios, un error de imprenta, una jugarreta de Word, un maquinazo de redactor borracho. Porque, tristemente para ellos, el ridículo es su esencia. Pero su ignorancia no les deja darse cuenta que su existencia es un chiste malo.

Consignas del FRENAAA.

Académicos e “intelectuales” antiamlo

Las convicciones de los antiamlo nunca han sido coherentes. Hasta la fecha, no se conocen sus demandas, las condiciones de su lucha y mucho menos, su línea programática. Su existencia se basa en una demanda: quitar de la presidencia a Andrés Manuel López Obrador. Los académicos “opositores”, ficticios críticos de los antiguos regímenes, no pueden sustentar científicamente la necesidad de modificar las acciones del gobierno. Su única postura, su vieja tesis de académico haragán, se concentra en la posible caída de la economía. Por otra parte, los “intelectuales” más notorios, como Enrique Krauze o Héctor Aguilar Camín, no pueden hallar una bandera donde se consoliden las posturas de los grupos inconformes. Uno, Krauze, balbuceó elogios contra sátrapas impresentables, pero que le ofrecen contratos; Aguilar Camín, invitó a sus amigos a comprar las voluntades de los ministros de justicia para quitar a AMLO de la presidencia, pero insultó al presidente y todo quedó grabado. Ese error visceral arrojó al suelo su discurso sobre el bienestar y paz social. Y quedó ahí, arrumbado, justo a un lado de su ética.

Twitter de Enrique Alfaro.

Ni académicos, ni escritores, ni intelectuales antiamlo, han sido capaces de pensar en definiciones donde demuestren la necesidad de un cambio de rumbo. Quizá suceda porque estudiar y reflexionar nunca fue su materia. Obtenían millonarios beneficios mediante frases apologéticas hacia los gobiernos, aunque estos merecieran todo lo contrario. Por ello, pensar, debatir, crear conceptos, ahora se les presenta imposible. Sólo les queda refugiarse en espacios creados entre ellos, orientados al onanismo verbal, mientras buscan una figura que les devuelva el paraíso extraviado.

#FRENAA: la vergüenza ajena

Desde inicios del 2020, la organización conocida como FRENAAA o FRENA –un acrónimo contrahecho que significa “Frente Nacional Anti Amlo”–, inició un movimiento adverso al presidente de México. Primero, se unieron a diversas marchas con ese mismo fin. Luego, se pusieron a la cabeza de sus propias manifestaciones.

Página del FRENA.

Entre las decenas de causas sociales donde podrían hallar elementos para la lucha política contra la 4T, la gente de FRENA decidió usar el más patético e increíble distintivo de opositor: la presunción de tener dinero. De esta forma, la ostentación de bienes materiales se convirtió en una bandera antiobradorista y personajes adinerados de las ciudades empezaron a encabezar las manifestaciones. A su alrededor se sumaron, poco a poco, ciudadanos con una insignificante riqueza y algunos adeptos sin capital, pero con aspiraciones sociales oníricas.

No hay material que amalgame a tan heterogéneo grupo. Los adinerados de verdad ni siquiera se enteran de la presencia de los pequeños ambiciosos, cuyo interés en la vida es pertenecer a un núcleo social fantástico, pero ajeno a su linaje clasemediero. Los pequeños arribistas aspiran a pertenecer al núcleo de la opulencia, pero en el mundo capitalista real los cuentos de hadas no existen y los cenicientos cenicientos quedan. Alguien debería informarles, por humanidad, que ganar unos miles de pesos más del promedio salarial no significa pertenecer a la alta sociedad. Ni el odio contra “López”, como ellos nombran al presidente, conseguirá abrir esa puerta social cuya llave son los apellidos, no las ambiciones.

Sin embargo, entre todas las incongruencias del FRENA, hay tres elementos transversales al grupo y cuya convergencia los identifica: la estupidez, la ignorancia y la falta comprensión de la realidad.

Las personas letradas, los intelectuales y académicos cómodos con los gobiernos pasados, no han sido capaces de integrar una respuesta política sólida contra el gobierno de López Obrador. Con toda su capacidad analítica, sus credenciales, sus publicaciones, su prestigio televisivo y editorial, no han conseguido articular una sola idea real contra un proyecto nacional de gobierno. ¿Qué podría lograr la masa cretina e inculta de FRENAAA?

Las palabras para dirigirme a este grupo no tienen el menor sentido de injuria. No es una exageración señalar sus agudas deficiencias cognitivas. Cada una de las manifestaciones contra el presidente proveen a las comunidades de redes sociales de material interminable para las burlas. Es lamentable, por supuesto, que la mayor fuerza de oposición contra Andrés Manuel López Obrador y su proyecto, carezcan de nociones básicas de historia y ciencias sociales. Una pregunta que circula en las redes es: ¿la gente adinerada adscrita a FRENAAA no cursó la secundaria? O peor aún: ¿cómo adquirieron sus constancias de estudios? Las escuelas privadas nos deben muchas explicaciones.

No existe, en todo el Frente Antiamlo, una sola persona cuyas ideas tengan una articulación sensata. Gilberto Lozano, un agresivo homófobo con pretensiones aristocráticas, es el líder de estos grupos insustanciales. Su único talento es hilar una idea tras otra, aunque éstas rebosen estupidez. El discurso con el cual pretende derrocar al único presidente con respaldo popular de los últimos 50 años, es aquel utilizado en los años 60 para definir la línea entre el bien y el mal: el comunismo.

¿De dónde extrajeron una idea tan burda? ¿Quién de los ideólogos del FRENAAA se quedó anclado en esa lucha histórica? Por supuesto, la mezcla nueva es comunismo + Venezuela + Cuba. Y, por ahí, entre algunos otros integrantes del insigne frente, también se repite la palabra “socialismo”. No obstante, ninguno de los entrevistados, de todas las manifestaciones, ha sido capaz de establecer una sola idea de respaldo a la teoría alrededor de la conversión de México en un país comunista. Ni uno solo.

Por si fuera poco, la estulticia de sus integrantes parece no tener límites. Su poca imaginación, llevó a su líderes a copiar, sin discreción, las caravanas motorizadas españolas de Vox, grupo simpatizante del nazismo y defensor de políticas sociales y económicas contrarias al beneficio social. De esta manera, las últimas manifestaciones han sido en automóviles, durante la pandemia, con saldos irrisorios de asistencia, pero que se festinan como un triunfo verdadero. Su andanza en autos, piensan muchos de ellos, los coloca por encima de la población. Tener auto lo han convertido en sinónimo de riqueza, superioridad de clase y relevancia social. Ese es su nivel de comprensión de la realidad.

“López”, como suelen decir de forma despectiva al presidente, “sigue la agenda del Foro de Sao Paulo”. Participar en él, de forma automática nos llevaría hacia el comunismo, insisten. La sola enunciación de esta idea nos habla de la importancia de los estudios de educación básica, la cual, pareciera no haber sido cursada por los integrantes del FRENA. Cualquier analista político serio puede señalar al gobierno de Andrés Manuel como una mezcla entre asistencia social y neoliberalismo. Pero nadie con una inteligencia promedio, podría argumentar nuestro arribo al socialismo y, mucho menos, al comunismo.

El dinero detrás de FRENAAA

Gilberto Lozano y su círculo cercano usufructúan, con cinismo, el legado de miseria educativa del neoliberalismo, pero con un giro interesante. Esta vez no les hablan a las clases marginadas, porque de ellos poco pueden esperar, sino se dirigen a la ignorancia brutal de las clases medias y al oscurantismo babeante de las clases adineradas. Su discurso impacta en mentalidades deficientes, ignorantes de la historia del mundo y de la realidad mexicana. Las invenciones para atraer adeptos limitan con lo ridículo y la fantasía.

Lamentablemente, el riesgo es real. La acometida de los grupos de ultraderecha son producto del dinero. Son una consecuencia de pérdida de privilegios de verdaderos millonarios. No es coincidencia la declaración de un tal José Antonio Fernández Carbajal, “El Diablo” de Femsa, al quien le hicieron pagar impuestos y por ello amenazó con invertir el doble para derrocar a López Obrador. El capital, el gran capital, está detrás de México, un país que había sido de su propiedad y cuya reapropiación es un berrinche de magnates.

No es coincidencia, tampoco, la creación de hashtags como #CheGuevaraAsesino, en un país al cual tratan de propiciarle el miedo al comunismo. El dinero detrás de grupos como FRENA o México Libre, el partido de Felipe Calderón, es el verdadero riesgo. La evasión de impuestos y el lavado de dinero han conseguido que muchos de los detractores de AMLO puedan invertir millones de dólares en campañas contra el gobierno sin que su contabilidad se vea afectada.

La militancia de FRENA es apenas un puñado ínfimo de personas. Por eso copiaron las caravanas españolas de ultraderecha, en automóviles, porque es necesario crear la idea de multitudes contra un gobierno. Son apenas unos cuantos miles de extraviados, un número insignificante contra quienes apoyan a Andrés Manuel López Obrador. Pero eso no importa, porque, al final, la idea de oposición se va construyendo, sin sustento, pero con impacto ante grupos de multimillonarios dispuestos a invertir en un golpe de Estado, en una de las mayores inversiones de su vida: adueñarse, otra vez y para siempre, de un país y su gente.

Avatar

Editor de contenidos en la Revista Consideraciones. Profesor de la UNAM y estudioso del comportamiento de los gatos. El lenguaje lo es todo.