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El odio como herramienta política para derrotar a la 4T

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5 junio, 2020 @ 8:05 am

El odio como herramienta política para derrotar a la 4T

Enrique Román

El pasado sábado 30 de mayo hubo manifestaciones en diversas ciudades del país. Todos los manifestantes acudieron en sus automóviles a raíz de la pandemia del COVID-19. Las movilizaciones iban en un solo sentido: mostrar su rechazo al presidente López Obrador y la búsqueda de que el mandatario renuncie a su cargo.

En toda democracia cualquier persona tiene el derecho a manifestarse, la libertad de expresión es un valor fundamental para la convivencia social, sin embargo, lo que llama la atención de estas movilizaciones no es el rechazo en sí a la política obradorista, sino las formas que utlizan para expresar su rechazo, es decir, consignas y actitudes racistas, clasistas y elitistas.

Dichos manifestantes aseguran formar parte de un colectivo denominado como Frente Nacional Anti-AMLO (FRENAAA). En su cuenta oficial de Twitter (@OficialFrenaaa) publicaron el siguiente tweet:

“SÁBADO 30 DE MAYO #CaravanaMovil se siguen sumando ciudades que REPUDIAN al Dictador Comunista. Ya más de 40… #SomosMexico y NO queremos el comunismo para nuestras familias, y menos una educación socialista. Listado actualizado en frena.com.mx #LOPEZveteYA”

No resulta extraño pensar en que este movimiento, que es a todas luces de derecha, está coordinado y formado por empresarios y comunicadores que nunca han simpatizado con el presidente López Obrador, de hecho, en esa misma cuenta de Twitter hay un video del empresario Gilberto Lozano, que es de los personajes más polémicos y críticos del presidente; ahí hace alusión a que los mexicanos se unieron para tener la esperanza de quitar al dictador comunista.

Cabe resaltar una cosa en todo esto: el concepto de comunismo como principal promotor de repudio al presidente. ¿Pero en realidad se trata de eso? Si me remito a la sociología marxista sería algo incomparable y absurdo. El comunismo sería, a grandes rasgos, un sistema de organización social, que, tras la revolución proletaria y las leyes de la dialéctica, y como forma superior al socialismo, se pasaría a un nuevo tipo de sociedad que destacaría por el fin del modo de producción capitalista, la aniquilación de la propiedad privada, del Estado burgués y la conquista de la propiedad común de los medios de producción. Por supuesto esto es una fantasía en México y lo fue incluso hasta en los años más gloriosos de la Unión Soviética (en todo caso se hablaría de un poderoso Estado de bienestar, pero no la utopía con la que soñaba Marx).

El concepto parece más remitir a la guerra fría cuando los países de occidente lo utilizaban, más que para referirse al “enemigo rojo”, para estigmatizarlo. Siendo así, comunista es aquel que gobierna bajo una dictadura en donde las libertades individuales quedan prohibidas por el régimen político y en donde el Estado expropia los bienes de los individuos por una voluntad mayor, la del pueblo y la clase obrera. Desde esta perspectiva es razonable que las sociedades liberales de occidente tuvieran un rotundo rechazo a este tipo de régimen.

En México tuvimos un sistema de partido único, el PRI. Si bien tuvo su parte de izquierda sobre todo con el General Lázaro Cárdenas, se trataba de un partido profundamente autoritario. Otras variantes de sociedades de corte comunista (hay recordar que esto no se asemeja a la etapa superior del socialismo descrita por la teoría de Marx) es la cubana o la de Corea del norte, ambos con Estados muy fuertes y autoritarios. Es decir, entre más participe el Estado en la vida de los individuos más se le asocia al comunismo.

¿Qué es entonces el comunismo para los manifestantes de FRENAAA? Al estar alejados de la teoría social y que fue necesario explicar aquí, se trata más bien de un estigma hacia personas (en este caso el presidente de México) que buscan el bienestar común por encima del individual, sin embargo, no es la primera vez que personas como las de este movimiento derechista se manifiesta en las calles o en las redes sociales. El año pasado hubo también diversas apariciones, consignas y reclamos a López Obrador y desde entonces pedían su renuncia. Pero parece que hasta hoy están un poco más coordinados.

Más allá de lo que pudiera significar el comunismo bajo la teoría sociológica, todo movimiento necesita símbolos que los distingan de otros y dependiendo de la postura ideológica también las consignas son muy diferentes. Cuesta trabajo hacerse a la idea de que los movimientos de derecha se están haciendo presentes en un país en donde partidos políticos derechistas gobernaron desde siempre, y mucho más cuando dichos movimientos toman las calles en la Ciudad de México que siempre se ha caracterizado por ser progresista.

Habrá que recordar la campaña sucia en contra de López Obrador que se originó desde 2005 a raíz de la fuerte presencia social y política del candidato para ser el presidente de la república durante el periodo 2006-2012. Desde entonces, los medios de comunicación construyeron una imagen de él, negativa y alejada de la realidad, lo describían como autoritario, dictador, ignorante, y sí, nuevamente socialista o comunista. En el imaginario colectivo se quedó esa semilla que durante el paso de los años se le quedó y con el cual ha tenido que cargar como un estigma.

Imagen: sintesis.com.mx

Normalmente eso ocurre con las izquierdas latinoamericanas. Enrique Krauze, por ejemplo, es reconocido por ser el supuesto gran intelectual de la derecha mexicana, sin embargo, en aquellos años, fue él quien acuñó el término “Mesías tropical”, dicho término es racista y clasista y de ahí que muchos comentócratas del establishment lo usaran para la guerra sucia. Así se quedó en el imaginario colectivo de que López Obrador es un salvaje, antimoderno, un ignorante que viene del campo del sureste mexicano a construir una dictadura en México. Nada más que prejuicios y estereotipos clasistas y racistas.

Por lo tanto, no es la primera vez que el racismo y el clasismo se hacen presentes para atacar al López Obrador, la diferencia es que hoy el apoyo popular es inaudito, jamás alguien había podido conquistar 30 millones de votos en las urnas.

Sin embargo, ese raciclasismo es llevado a las calles en forma de protesta. Es reprobable para toda democracia que comentarios por tono de piel o clase se hagan presentes para incorporar el sentir de una colectividad. Se puede notar que quienes se han manifestado son personas de clase media alta y clase alta. Se han referido al presidente como “naco”, un ignorante que no habla inglés y que sus votantes tienen el cerebro más chico. Es obvio que estas personas no se sienten representados por el proyecto de AMLO, no se identifican con él y además sus fobias están basadas en una profunda ignorancia.

Se piensa, como desde 2005, que el Estado va acabar con sus bienes privados o que se va a perpetuar en el poder como un dictador, al estilo de Hugo Chávez, que es la figura latinoamericana con el que más se le ha comparado. Nuevamente, todo eso obedece a prejuicios raciclasistas, en el imaginario de la derecha, tanto López como Chávez, son ignorantes, autoritarios, no conocen el mundo, hablan mal, etc.

Es importante resaltar que el tono de piel del mandatario mexicano es más obscuro si se compara con otros expresidentes, además de eso su acento “suena raro” como si no fuera común, se le ha criticado también de no tener sus zapatos limpios, etc. Es decir, más allá de toda protesta contra AMLO (por más legítimo que pudiera ser) hay algo que se configura en sus narrativas y que es lo que los une a todos ellos y que los conforma como identidad colectiva: el odio.

A López Obrador no se le reclama en sí el hecho de haber cancelado un aeropuerto, no adoptar energías limpias, la crisis económica o causar un daño ecológico en el sur del país; no es así, se le reclama y se le odia por no ser como ellos (como históricamente ha sido), por no ser lo suficientemente blanco, no hablar con rapidez, no ser “ciudadano del mundo globalizado”, no hablar inglés, por “no estar a la altura en su forma de vestir”, por “no tener porte”, por “ser mal educado”, etc.

En el fondo, hay un profundo odio raciclasista, no soportan que La Silla presidencial esté ocupado por “un naco”, no soportan que los extranjeros (blancos) lo reconozcan como presidente de un país, como si se sintieran avergonzados o ajenos a algo. Y muchos intelectuales liberales o comentócratas tampoco soportan que ya no puedan susurrar al oído del Príncipe cómo deben gobernar.

También se ha notado en los medios de comunicación con muchos opinólogos acostumbrados a la normalidad política corrupta del régimen pasado en dónde ellos resultaban beneficiados, algunos de estos personajes son: Pedro Ferriz de Con, Pedro Ferriz Hijar, Isabel Turrent, Enrique Krauze, León Krauze, Héctor Aguilar Camín, Carlos Alazraki, David Páramo, Pascal Beltrán del Río, Carlos Loret de Mola, entre otros.

Hubo otro tweet que me llamó mucho la atención. El usuario Christian Camacho (@ccamacho88) escribió lo siguiente el pasado 30 de mayo:

“Vaya, vaya. Parece que a los zurditos les molestó mucho que saliéramos en nuestros carros, no soportan ver la superioridad estética y moral de nuestra marcha frente a las porquerías violentas y sucias que ellos hacen cuando protestan. Somos mejores que ustedes, no hay dudas”.

Dicho individuo es un ejemplo de que el odio es una herramienta política, el cinismo con lo que lo dicen es preocupante porque fue ese mismo odio lo que ayudó a Trump y a Bolsonaro a ganar las elecciones en sus respectivos países; es el desprecio a la Otredad y la reivindicación política y supuestamente moral de grupos que se han beneficiado de la globalización neoliberal. Si esto dejara de funcionar, no habría oprimidos por parte de opresores. Por eso están dispuestos a defender el régimen anterior en donde esas clases sociales muy bien posicionadas siempre resultaban beneficiadas.

De hecho, a este individuo, se le ha visto en fotografías con el expresidente Felipe Calderón, junto a su hijo y otras personas. A propósito de Calderón, ha estado presentando en algunos medios de comunicación su más reciente libro “Decisiones difíciles, un recorrido histórico de su administración. Por supuesto que, sabiendo que es un tipo altamente repudiado, le es más rentable asistir con comentócratas que pueden hacer una entrevista más cómoda para él.

Hasta el momento no he visto ninguna pregunta que lo incomode con respecto a los miles desaparecidos, miles de muertos, corrupción e impunidad casi en su totalidad. De hecho, es todo lo contrario, se le ha hecho propaganda en donde lo único que hace es justificar sus decisiones que le costaron demasiado caro al país. Decisiones como la guerra contra el crimen organizado que no se cansa de defender. Además de eso miente de manera sistemática y cínica ya que fue durante 2007 que el número de homicidios aumentó de manera exponencial, la evidencia empírica de muchos estudios da cuenta de ello, la violencia a los niveles alarmantes que hoy tenemos no existía antes de su presidencia.

Lo más destacable de todo esto es que al momento de justificar su guerra lo hace desde la condena y la estigmatización de quien comete actos criminales, ni siquiera habla de justicia social o de tener un verdadero Estado de Derecho y en su administración lo probó, el 96% de los actos criminales en el país quedan impunes y lo más importante es que el que fuera su Secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, está siendo juzgado en Estados Unidos por vínculos con el narcotráfico.

El Calderonismo fue una administración fallida, una razón de Estado para la aniquilación del Otro con base en el odio, de ahí que la figura construida socialmente del criminal sea tan importante para haber gobernado (ante su escasa legitimidad cuando empezó su gobierno) y los medios de comunicación pudieron apuntalar esa narrativa. El libro que presenta no solo es para justificar su política de aniquilación, también es una manera de atraer a ciudadanos que piensan como él para que su partido, México libre, pueda ganar votos en 2021.

Es decir, la guerra desquiciada de Calderón también fue una guerra racial, una guerra para la aniquilación de jóvenes y pobres que son resultado de la exclusión de la globalización, por lo tanto, son desechables, las detenciones arbitrarias y las masacres por las fuerzas del orden público dan cuenta de ello, la construcción del enemigo público resultó en ese sentido. Jamás hemos visto cómo el Estado irrumpe en los hogares de las personas más ricas y beneficiadas por su estatus en cuanto a tono de piel, clase social o género, es decir, los empresarios que también forman parte del mundo criminal y que se disfrazan de hombres de negocios y como respetuosos de la ley. Para el calderonismo al enemigo hay que aniquilarlo sin importar el costo humanitario. Hasta el día de hoy, Calderón sigue defendiendo su política de exterminio. Que entre pobres se maten y el Estado colaborará con ello.

Y justamente esos ciudadanos que apoyan la estigmatización de lo que ellos consideran anormal y personas sacrificables son los que conforman FRENAAA, aquellos que odian con racismo, clasismo y elitismo, los que usan la discriminación como forma de vida y los cercanos al fascismo. Ya lo decían los filósofos Adorno y Horkheimer en sus críticas al régimen nazi, el marxismo ortodoxo no es suficiente para explicar la realidad y por eso introdujeron al pscioloanálisis freudiano para entender por qué existió algo llamado nazismo, un régimen genocida que aniquilo la vida de millones de personas.

Para los dos autores alemanes el psicoanálisis sirvió como mediación entre la estructura y super estructura de la sociedad, la personalidad de los alemanes era autoritaria ante la ausencia de la figura paterna, por eso votaron por Hitler. Esta sería una manera de entender la psicología de los votantes de la derecha más cercana al fascismo. Por supuesto no quiere decir que esta hipótesis sea igual en México, pero si algo comparten con esta mentalidad fascista es la personalidad autoritaria y violenta.

Pues bien, las personas que conforman el Frente Nacional Anti-AMLO son potenciales votantes por el calderonismo, un proyecto antiderechos humanos, antiaborto, antimatrimonio igualitario y a favor de la desigualdad que muchos de ellos consideran como algo natural porque desde su visión el sistema económico así funciona.

Si la 4T falla espero no tener que ver el regreso del Calderonismo o algo peor.

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