Nacional

Reflexiones sobre la pandemia: el periodismo y sus falacias

Ruth Dávila


mirfriden

11 mayo, 2020 @ 8:16 am

Reflexiones sobre la pandemia: el periodismo y sus falacias

El inicio de la Cuarta Transformación, pero específicamente la coyuntura actual por la epidemia por la Covid-19, ha traído, entre muchos otros, un debate sobre el periodismo, medios de comunicación y el quehacer periodístico. Este debate, en mi opinión, está lleno de falacias o verdades a medias. En esta entrega es mi intención iniciar una reflexión sobre ello en un intento por desmontarlas.

La libertad de prensa: la falacia de la neutralidad y objetividad de la prensa

La noción de “libertad de prensa” es una idea liberal y que en las democracias modernas presupone que la prensa es un ente separado, aislado e inoculado de cualquier tipo de interés económico, político e ideológico. Sin embargo, desde una perspectiva Crítica y no sólo funcionalista, la prensa y de manera más amplia los medios de comunicación en tanto empresas tienen múltiples y diversos intereses de todo orden, son actores políticos, son históricamente entidades al servicio de los intereses de las clases dominantes. Sin olvidar entonces que, bajo este enfoque, la información se vuelve un valor de cambio, una mercancía.

Analizar a la prensa, los medios y esta idea de la libertad sin situarlos históricamente y despojandolos de sus determinaciones termina siendo una idealización, una abstracción. Los medios son actores políticos que buscan incidir e imponer agendas, que construyen realidades, que “manufacturan el consenso”, en palabras de Noam Chomsky, y que están en el centro de la disputa por la hegemonía. La lucha de clases también se da en el campo de las ideas. Esta concepción idealizada de una prensa sanitizada no ayuda a comprender el ardor con el que salen diversos medios con afán de golpeteo, de imponer visiones del mundo y de incidir en la toma de decisiones e incluso de intentar ‘tumbar’ gobiernos, pues todo se encubre en el manto de la “libertad de prensa y de libre expresión”.

Así, en el caso específico de México no debiéramos olvidar el rol que históricamente ha tenido la prensa, los medios y los periodistas en la vida pública. El maridaje que han tenido con el poder político y empresarial. No es que todos los periodistas y medios puedan entrar en una misma canasta, pues tampoco son homogéneos, por ello es crucial reflexionar sobre los aspectos más generales, así como en las particularidades para entender críticamente el papel que juegan los medios en el momento actual y en el sistema de dominación y explotación capitalista en su fase neoliberal.

Imagen: coronavirus.gob.mx

Pero también, cabe mencionar aquí la centralidad que tiene la libertad de prensa en la Crítica y en su forma no fetichizada. En La Gaceta Renana, Marx reflexiona sobre este asunto y defiende ferozmente esta libertad, pero no como una libertad abstracta y fuera del mundo de las cosas. Hace una crítica profunda a la censura y señala que “…la libertad de prensa sigue siendo buena aún cuando produzca malos productos, estos últimos son desviaciones de la naturaleza esencial de la libertad de prensa”. Es decir que los “malos productos” de la prensa, las falacias, mentiras, autocensura, golpeteo, no obedecen a la naturaleza de la libertad, sino de su perversión. Por ello, creo necesario señalar en todo momento esas desviaciones a la naturaleza y espíritu de la libertad de prensa, de una libertad no fetichizada, ni idealizada. Pues como dice este pensador “la prensa libre es el ojo siempre vigilante del espíritu del pueblo, la confianza materializada de un pueblo en sí mismo”. Sin embargo, en su forma fetichizada, la prensa en general, ya no se debe al pueblo, sino que está al servicio de los intereses de las clases dominantes. Es preciso no perder de vista que como afirma Marx “en la sociedad de clases, el periodismo y sus medios tienen siempre carácter de clase y se presentan siempre como instrumento de la lucha de clases, especialmente de la lucha ideológica”.

El quehacer periodístico: “los cínicos no sirven para este oficio”

Ryszard Kapuscinski dice que sólo las buenas personas hacen buen periodismo en el sentido ético del término. El compromiso con la verdad, la libertad y la responsabilidad están en el centro de ese deber ético. Sin embargo, aún cuando comparto esta tesis, también me parece que en las reflexiones actuales que se hacen sobre la práctica del ejercicio periodístico hay una suerte de idealización, igualmente esas reflexiones en general obedecen a meras fórmulas abstractas.

Antes que periodistas, quienes ejercen profesionalmente este oficio son sujetos. Sujetos situados históricamente y determinados por sus condiciones sociales y materiales de existencia. Dos citas de Marx nos son útiles para comprender esta idea. Por un lado, en La ideología alemana nos dice que “no es la conciencia lo que determina la vida, sino la vida -las condiciones de existencia material- la que determina la conciencia” y en el 18 Brumario de forma similar destaca la afirmación de que “los hombres hacen su propia historia, pero no la hacen a su libre arbitrio, bajo circunstancias elegidas por ellos mismos, sino bajo aquellas circunstancias con que se encuentran directamente, que existen y les han sido legadas por el pasado. La tradición de todas las generaciones muertas oprime como una pesadilla el cerebro de los vivos.” 

Con las dos frases anteriores a lo que quiero llegar es a que los y las periodistas no son entidades separadas del mundo de las cosas, entes ideales, cuya labor no está permeada por sus intereses, sus visiones del mundo y por el lugar que como sujetos ocupan en la sociedad. Me parece que de aquí debemos partir en la reflexión de quién hace periodismo, cómo lo hace y para qué lo hace. Es igualmente falaz la creencia y la afirmación de que el periodista debe ser y es neutral y objetivo. Quien hace periodismo hace política, sin duda, los medios son actores políticos. ¿Qué hacía Marx en la Gaceta Renana y qué hacían los hermanos Magón con su periódico Regeneración? claro que era periodismo, pero un periodismo con una orientación y una tendencia en el sentido que le otorga Walter Benjamin en su texto El autor como productor

Visto así, los medios, la prensa en general, y quienes ejercen el periodismo han sido fetichizados en tanto que se les ubica como entidades abstractas, fuera de este mundo y completamente sanitizadas de toda determinación o influencia exterior. Más aún, en aras de mostrarse “críticos” opinólogos y comectócratas son la definición que hace Benjamin en la obra referida en el párrafo anterior: “mientras el escritor experimente su solidaridad con el proletariado -los oprimidos-, sólo como sujeto ideológico, y no como productor, la tendencia política de su obra, por más revolucionaria que pueda parecer, cumplirá una función contrarrevolucionaria”. En ese sentido, Bertolt Brecht hacia una exigencia a los intelectuales, y que ahora podemos hacer a quienes ejercen el periodismo: “NO abastecer el aparato de producción sin transformarlo al mismo tiempo”. Es decir, desde un enfoque Crítico, que su práctica debiera tener un fin transformador y emancipador.

Ruth Dávila

Doctora en ciencias políticas y sociales por la UNAM, comunicóloga y periodista de formación. Temas de interés: teoría crítica, marxismo, feminismo, mass media, industrias culturales, ideologías. Me apasiona la política, leer y una buena plática.