¿Usas cubrebocas o cubrepapadas? De nada sirve si no sabes usarlo
Primero lo vimos en los medios; en poco tiempo alcanzó el continente. Antes de cumplir cuatro meses, arribó a México. El Covid-19 llegó para quedarse. ¿Las medidas sanitarias son suficientes para enfrentarlo? ¿Un pedazo de tela nos protege?
Símbolo oficial
Azules, negros, blancos, o de patrones multicolores, su precio va desde los diez hasta los 200 pesos, en internet se ofertan paquetes con 500 piezas en 10,700 pesos. El tapabocas, se convirtió en el símbolo de esta pandemia. Representa prevención y cuidado frente al avance cada vez más letal del coronavirus.
En plena fase 3 de la contingencia su uso todavía no es generalizado. Municipios colindantes a la Ciudad México atestiguan el desarrollo de su vida cotidiana sin el cubrebocas. Ya sea por descuido o ignorancia, la población cumple parcialmente las medidas de seguridad recomendadas por el gobierno federal. Todavía es común encontrar familias paseando por las calles de la periferia del Valle de México.
¿Es necesario utilizarlo?
A principios de mes, El País, publicó información sobre el debate entre diferentes países respecto al uso obligatorio del barbijo como medida de combate al Covid-19. De ello se desprende una conclusión abrumadora: mientras que los gobiernos occidentales, incluyendo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), desaconsejaban su uso, China recomendaba su uso como elemento indispensable. ¿Existe consenso mundial sobre su portación?
185 mil 560 pesos es el tope de la multa para los ciudadanos que no usen tapabocas en Coahuila, esto después de que el gobierno estatal decidió endurecer las medidas de aislamiento y contención para mitigar la pandemia. Así, el estado vigila y castiga la ausencia de prevención y protección personal.
Mal uso
Lo más alarmante no proviene de quienes no usan cubrebocas, sino de aquellos que lo usan mal. Cada vez es más frecuente encontrarnos con personas que lo llevan puesto sin cubrir la nariz, o peor aún, sólo lo mantienen debajo de la barbilla. En la mayoría de estos casos, portan el artículo durante horas, esperando que tras 7 u 8 horas siga siendo capaz de bloquear la expulsión de minúsculas gotas de saliva.
Esto sin mencionar que, cada hora, nos tocamos aproximadamente 23 veces el rostro, muchos, a pesar de llevar guantes.
La Secretaría de Salud establece que antes de colocarlo deben lavarse las manos, revisar las costuras para usarlo adecuadamente, una vez que se encuentra puesto se debe evitar tocarlo, sobre todo la parte interna, asimismo, se debe cambiar cada cierto tiempo, sobre todo cuando se vuelve húmedo, al término de su retiro, una vez más se lavarán las manos. No se debe olvidar que, aunque se porte, el estornudo de etiqueta en el ángulo interno del antebrazo, es indispensable.
El mercado que crece
La demanda comercial de barbijos se ha disparado exponencialmente; empresas de insumos médicos triplicaron su producción. Un reportaje de Verne documentó los cambios que una fábrica de Morelos experimentó con la pandemia, destacando que el mercado no se reduce a lo nacional, puesto que la materia prima provenía de países como China y Taiwán, del mismo que modo que la exportación se complica en las circunstancias actuales, por ejemplo, el traslado a Nueva York.
La falta de consenso en torno al uso del tapabocas genera dudas, sobre todo las concernientes al modelo que se debe utilizar, lo que ha dado pie a la elaboración de tutoriales que muestran diferentes formas de elaborar barbijos “caseros”.
Por otro lado, existen opiniones que instan a comprar cubrebocas N-95, destinados originalmente al personal de salud. De aumentar la demanda de dicho modelo, el sector médico sería el más afectado, porque carecería de una barrera fundamental de protección.
Lo más importante es reconocer que un cubrebocas no nos blinda totalmente del SARS-Cov2. Su uso forma parte de una serie de medidas oficiales para protegernos de la mejor manera. Creer que su portación es suficiente para estar seguros, es un error.
Incluso, en la conferencia de prensa del 27 de abril, Hugo López-Gatell señaló su poca utilidad para evitar la transmisión y citó un estudio del Instituto Nacional de la Salud Pública, donde se revela que en 4 de 5 revisiones no se encontró la reducción de contagios por su uso. No hay evidencia, dijo, “de que estos ayuden a personas no enfermas a prevenir contagios”, especialmente porque, además, el virus también puede contagiarse cuando partículas de Covid-19 entran en contacto con los ojos.
Otro problema que traería su uso es la relajación del resto de las medidas sanitarias, como el estornudo de etiqueta, la higiene de manos, y por supuesto, la sana distancia. Por si fuera poco, aún no conocemos el daño ecológico provocado por el uso indiscriminado y masivo de los barbijos.
Hoy por hoy, nuestra mejor arma es el distanciamiento social. En 1918, durante la gripe española, el aislamiento forzoso resultó el mejor aliado para reducir los brotes en Norteamérica, específicamente en la ciudad de Sant Louis, donde el nivel de mortandad fue ocho veces menor que Filadelfia, una metrópoli que, en lugar de aislarse, llevo a cabo un desfile masivo.
Quédate en casa, y si es necesario salir, de manera correcta atiende las recomendaciones oficiales.
"Los están matando"; faltó decir quiénes: la pobreza y desinformación
[…] las recomendaciones oficiales de prevención y cuidado, otros tantos, se protegen a medias con un cubrebocas mal puesto. La mayoría, evita lo peor, morir a manos de la pobreza que los acecha permanentemente. Mientras […]