“¿Estás conmigo o estás contra mí?” La batalla contra el periodismo antiobradorista
El pasado 22 de abril, durante la conferencia mañanera, el presidente López Obrador declaró que actualmente en México no existía un periodismo independiente y profesional. La razón: es común leer, en algunos periódicos, que la actual administración no está haciendo nada bien. Esta alusión del presidente, haciendo uso de su libertad de expresión, es una clara crítica a aquellos periódicos y columnistas que un día, y otro también, se dedican a criticar, denostar y atacar cualquier decisión tomada por el presidente. Basta leer algunos de los tuits que a diario dedican aquellos reaccionarios –que no opositores– para dar cuenta de la campaña anti-obradorista que está anclada desde el día uno de su administración.
Algunos de estos periodistas, cobijados por un manto de intelectualidad, ejercen lo que ellos llaman “periodismo objetivo”. Para ellos, ser “objetivo” significa siempre atacar al gobierno actual. No logran entender que la dualidad “o estás conmigo o estás contra mí” –a la que hizo referencia Salvador García Soto en un artículo contra el presidente–, existe porque en este país hay un puñado de individuos que durante años se enriquecieron a costa de cientos de miles de pobres. La crítica de estos periodistas se basa en un reduccionismo de perspectiva; sólo entienden la realidad en blanco-negro. Su realidad es apelar a una especie de grises o tibiezas ante la desigualdad que impera en el país y en el mundo.
Esa desigualdad económica, en la que sigue sumergida nuestro México, ha sentado las bases políticas y sociales para defender un proyecto político distinto al de los gobiernos anteriores. Es un momento complicado de golpeteo político, crítica, denostación y columnas amañadas –escritas por los mismos de siempre–, quienes actúan de una manera supuestamente neutral, con la bandera de “al poder se le cuestiona”, pero que en realidad no quieren ver que las neutralidades al final favorecen una posición. En este sentido, pecaré de ingenuo respecto a la columna escrita por Salvador García Soto y no especularé sobre la rabia con la que se le fue encima al presidente debido a que este columnista apareció, en meses pasados, en la famosa lista de periodistas que recibieron dinero de administraciones anteriores.
El argumento utilizado para que estos columnistas aparezcan como personas “loables” por su labor hacia la crítica al poder, es el mismo argumento que durante años ha utilizado Jorge Ramos para realizar entrevistas a modo y aparecer como una figura destacable por su “intachable” labor al periodismo “objetivo” e “independiente”.
El presidente López Obrador se equivocó al aludir que en México no existía un periodismo con esas características. Actualmente, gracias a las redes sociales, existe una gran variedad de medios alternativos, los cuales permiten ver una mirada diferente a lo que dicen los agoreros de siempre.
La crítica no debería ser acerca de si se habla bien o mal del presidente, sino a dejar fuera las caretas y asumir que el periodismo no puede estar bañado de objetivismo, como no lo puede estar la realidad misma. Ese lema tan famoso que da “credibilidad” a los periodistas, “al poder se le cuestiona, si no, deja de ser periodismo”, es una fachada falsa para encubrir los verdaderos intereses con los que se manejan los mismos de siempre. Así como en las ciencias sociales la objetividad se pierde desde el momento que se elige el objeto de estudio, lo mismo sucede con aquellos columnistas que no se asumen como verdaderos anti-lopezobradoristas.
Sin medias tintas ni tibiezas. Al asumir que existe un periodismo militante en pro y en contra de un gobierno o de algún proyecto político, cada uno de nosotros se va identificando y construyendo su posición ideológica. Así como los nuevos tiempos también quieren desaparecer las posiciones políticas de izquierda y derecha al asegurar que es un debate del pasado, no debe permitirse que la supuesta “neutralidad” gané en un momento en donde es indispensable el apoyo hacia un proyecto político en favor de los más necesitados. En política, posicionarse a favor o en contra es indispensable para tener claridad sobre cómo actuar y organizarse. De manera que, sí: o estás conmigo o estás contra mí.