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Dos Méxicos: los que pueden “guardarse” y los que no

Colaboradores


24 marzo, 2020 @ 10:01 am

Dos Méxicos: los que pueden “guardarse” y los que no

Rogelio Laguna

Cómo no evocar a Bonfil Batalla en estos tiempos de cuarentena, que nos hacen enfrentarnos a la percepción de que vivimos en un país con dos clases de ciudadanos: los que pueden detener sus actividades y resguardarse de la pandemia (tal vez no sin sacrificios) y los que definitivamente no pueden parar porque su supervivencia depende de ello. Circulan videos en las redes en los que se presentan testimonios de los trabajadores informales o de pequeños negocios que explican que “viven al día” y que no pueden permitirse guardar la cuarentena: la vendedora de cigarros sueltos, el joven que cuida autos en la vía pública, la señora de los jugos…  Caso aparte son los trabajadores de la salud, bancos, tiendas, farmacias o entidades de gobierno que no pueden detenerse porque entonces todo colapsaría, ellos y ellas continúan en el trabajo a pesar del riesgo, porque no hacerlo supone una irresponsabilidad ciudadana e incluso moral en una situación como la que se vive ante el COVID-19.

El México profundo y el imaginario

Bonfil Batalla en su célebre libro México profundo, construyó un andamiaje teórico que explicaba la coexistencia en nuestro país de “dos países”,  dos poblaciones prácticamente inconmensurables entre sí, separadas eternamente por la desigualdad y por una brecha no sólo económica sino también cultural. Se trata de dividir la nación en dos sectores: el “México profundo” y el “México imaginario”, división que para Batalla se perpetuaba en la lucha entre la tradición y la modernización, entre quienes poseían las raíces profundas, autóctonas, milenarias, y entre los que rompieron con los lazos de la tradición e ignoraron el pasado nacional para mirar hacia otras latitudes y soñar con un progreso ajeno. El autor proponía elegir el México profundo en contra del México imaginario, es decir, el repliegue hacia las raíces profundas ante los demonios del progreso (que los hay).

 

Pero Bonfil Batalla se equivocaba al creer que uno de estos Méxicos era solamente imaginario. El paso del tiempo y el crecimiento de las clases medias, las migraciones y la tecnología, han mostrado que ambos sectores son igual de reales, respiran, se mueven y protegen a su manera su cuerpo. También el paso del tiempo nos hace pensar que Batalla era impreciso, al creer que uno de ellos era el depositario natural de una sabiduría ancestral irrenunciable; “bueno” en sí mismo, homogéneo y con el poder de  sobrevivir, como lo había hecho desde siglos atrás, aún sin garantías de educación y bienestar. El México imaginario mostró que era real, y el México profundo mostró que no debía ni podía refugiarse por siempre en un pasado glorioso.

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Imagen: es.weforum.org

Sin Maniqueos; no hay un México bueno y uno malo

A mi parecer, es imposible entender al México contemporáneo en la clave maniquea, aunque lúcida, de Batalla, como parecen hacerlo quienes en las redes oponen a quienes pueden hacer cuarentena y los que no, a los que no tienen opciones económicas ante la pandemia y a quienes pueden seguir adquiriendo la despensa aunque sea con tarjeta de crédito. Batalla acierta, por supuesto, en la observación de que los integrantes del “México profundo” han generado a lo largo de la historia un trayecto de resiliencia y resistencia del que podemos aprender. Pero es claro que esto también puede confundirse y/o desembocar en la desesperanza y el “ya merito” al que nos hemos acostumbrado. El riesgo de una lectura maniquea está en suponer a un sector del país siempre como una víctima y no como un agente activo de la historia que también está tomando decisiones y que aprovecha o desperdicia sus potencias.

La negación de la desigualdad no la elimina ni atenúa

Por otra parte también Batalla acierta en que quienes integran el “México imaginario”, se han negado a ver la historia de dolor y despojo de millones de personas que los rodean. Se alejan de la dolorosa realidad cómo se aíslan ahora de la pandemia. Aunque también el  miedo y angustia de este sector, sus estrategias de cuidado son vistos con incredulidad y hay a quienes les parece ridículo que “los ricos también lloren”. La inconmensurabilidad de ambos mundos (que seguramente tiene fronteras más porosas de lo que creemos, y que incluso debe contemplarse como un conjunto de mundos y no sólo dos) ha hecho casi imposible un diálogo que permita construir empatías, complicidades y acciones conjuntas entre los diferentes sectores. Los Méxicos están en batalla, enfrentados. Las redes sociales no ayudan: se llama privilegio a lo que deberían ser derechos compartidos y se llama irresponsabilidad a las acciones derivadas de la pobreza.

La apuesta es por la empatía

La lección tal vez sea que tenemos que trabajar en un nuevo país donde podamos mirarnos con empatía, encontrarnos, evitar los prejuicios. Reconocernos heterogéneos y múltiples, pero capaces de establecer una amistad que nos permita vivir juntos. Y habrá que asumir, además, que esa responsabilidad no está solamente en la población “privilegiada” (con y sin comillas) sino también en aquellos que conocen bien la desigualdad económica y el abandono social para que en un acto de legítimo derecho exijan y construyan el lugar que les corresponde en el cuidado y la libertad.

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Espacio para nuestros colaboradores ocasionales, quienes amablemente nos comparten sus reflexiones. En la Revista Consideraciones caben todas las opiniones.

11 comentarios
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    Gidel Mendoza

    hace falta una lectura más "empática" o no se entendió el mensaje de Guillermo, Primo de Verdad al inicio del "nuevo" país se pregunta si los indígenas son "pueblo" si para ti @Colaboración no reflexionaste el génesis del "México Profundo" es claro que no te solidarizas menos te identifica el excluido o marginado y vives más en el "México imaginario surrealista" de raíz sintética helenocentrista. Así como Don Porfirio, que prefirió matar a los comanches, a los apaches, a los yaquis o a los mayas.

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    Sylvia Ma. de Js.

    Al final la muerte es para todos, la h gran niveladora. Bonfil murió demasiado pronto. Sus inquietudes se lo llevaron entre las patas.

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    Rodolfo Manuel

    Te cambio la empatía por la resonancia, ya que me parece que esta categoría puede ser más viable y pertinente para estos dos Mexicos de los que hablas.

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    Elizabeth Cazessús

    Es un articulo buenisimo , sobre todo porque cuestiona el maniqueísmo de la idealización, del México profundo que esta destruido por los mismos políticos mexicanos, y que ya no supimos defender . Esta parte del articulo me timbra : “El riesgo de una lectura maniquea está en suponer a un sector del país siempre como una víctima y no como un agente activo de la historia que también está tomando decisiones y que aprovecha o desperdicia sus potencias”. Vivimos la ironia. Y el maniqueísmo decae. Considerando que la victimización puede ser de lo mas egoísta. Esa víctima, que ha sido despojada y que desea ayuda a cambio de sólo aliviar su desolación, pero que es un impotente que convierte su victimización en un modus viviendi. Un pueblo sin dignidad. Esos rostros que ya no representan al México profundo porque perdieron el carácter y sobreviven en la superficie. Y sin embargo, es el México que si profundizas, te lo encuentras… Jajaja.. "...el México profundo mostró que no debía ni podía refugiarse por siempre en un pasado glorioso." Tu articulo finalmente rescata algo muy bello. Lo que está ha estado a prueba es la resistencia de nuestros pueblos sabios, pero vivimos el extremo de ese otro pueblo sometido y en rezago educativo y cultural y que en los extremos se ha hecho parte activa de las fuerzas oscuras de la explotación, haciéndose cómplice de la corrupción, el huachicoleo, del narco politco, del narco menudeo, de estupro, de la trata humana de mujeres niños y migrantes, todos esos “indios ladinos”. Ese mexicano imaginario ( del poema imaginario de Nicanor Parra?), que tomó “decisiones” ¿cuáles? que no respeto sus raíces y que olvido su fundación en el México profundo, sino que se sumergió , fue presa o rehén del submundo de un México destrozado por la explotación, la pobreza, el valemadrismo y la inanición del espíritu del México profundo. Como los millones de mexicanos, sin espiritu critico, ni filosofía, que sumidos y sumados a la simulación de la SEP, de televisa o del sueño americano, ya no se pueden salvar con ideales de protección, de paternalismo político, ni de populismo, porque perdieron su raíces de identidad en el camino del oprobio y/o con una toma de “decisiones convenientes”. Con la pandemia se rompe este paradigma maniqueista. No hay tal desigualdad si dejamos de dividirnos en sectores pudientes y no pudientes, lo que la pandemia pone en entredicho es nuestra vulnerabilidad y democracia, cada quien la va a vivir en sus circunstancias, desde su metro cuadrado. ¿La frontera porosa, sería la vulnerabilidad humana? Y eso no significa que unos estén mas vulnerables que otros, sino en diversas circunstancias. La pandemia (como sinónimo de amenaza y muerte) es mas democrática, que la democracia que presumen los “demócratas”. La pandemia No discrimina nuestra vulnerabilidad. Y finalmente a todos nos afectara en la economía dependiendo de sus estructuras socioeconómicas de las que dependan. Si los pobres tiene que aprender a cuidarse porque ni Diosito ni el Chapulin Colorado los salvara, ese será su reto; ni a los pudientes que son los primeros que están cayendo porque son pudientes, y pueden viajar a Europa , Italia y China, -irónicamente ni el Vaticano, ni los millones de pesos sin vacuna y salud fuerte-, los salvara; como a los que ya les llego la muerte y otros graves. Ante esta caída, depende si tendremos que cambiar ( ahora si!) nuestro paradigmas, ojala sea posible, o le seguiremos echando mas agua a los frijoles para resistir, con el té verde, el jengibre, el ajo, la piña, el te limón, el eucalipto, nuestras raíces pues, literalmente hablando. Esta relación con la madre Tierra…aho! Gracias te agradezco el envío. Sigamos al habla...

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      Francisco Roa Cuevas

      Excelente Lectura y réflexion

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    Tomás Martín

    Excelente artículo

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    Monica Hernandez

    Más reflexivo tu análisis que el artículo. Gracias por ello.

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    Alejandra Espinoza

    Excelente artículo :)

  8. […] Dos Méxicos: los que pueden «guardarse» y los que no (México profundo y el imaginario). Por otra parte también Batalla acierta en que quienes integran el “México imaginario”, se han negado a ver la historia de dolor y despojo de millones de personas que los rodean. Se alejan de la dolorosa realidad cómo se aíslan ahora de la pandemia. Rogelio Laguna en Revista Consideraciones.https://revistaconsideraciones.com/2020/03/24/dos-mexicos-los-que-pueden-guardarse-y-los-que-no/ […]

  9. […] de avanzada que se necesita para unas cuantas élites.  Pese a que esto implique la negación del México Profundo que resiste y sobrevive […]

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    Emilio Cardenas Santiago

    Un instante, un evento apocaliptico hace cambiar el paradigma de todos y nos hace temblar de duda, miedo, desesperanza; algunos talvez lo superamos para infundir confianza, seguridad y esperanza a los que cercanamente amamos; y empezamos a ver el rostro de Dios, quiza por primera vez, adquiriendo poderes que nos sirven para mucho.

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