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La universidad de la violencia. Feminismo en la UNAM

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13 febrero, 2020 @ 7:36 am

La universidad de la violencia. Feminismo en la UNAM

Brenda Marisol Medina Ramírez

 

Este artículo plantea una serie de razonamientos de una tesista, ayudante de profesora y feminista de la Facultad de Filosofía y Letras, quién comienza con una pregunta: ¿Por qué el feminismo se manifestó con tanta fuerza en la Universidad Nacional aún con el creciente rechazo?

 

1) El origen de la diferencia entre mujeres y hombres en la educación superior

A pesar de que, en todas las olas del feminismo, la educación se sigue planteando como un derecho fundamental para las mujeres -en pleno siglo XXI- el acceso y tránsito de las mujeres en la educación superior hizo visible el rechazo y violencias que se ejercen hacia ellas. Desde que las mujeres ingresan, permanecen por años y meses cursando sus estudios, egresan y también continúan especializándose para consolidar una carrera académica/laboral, atraviesan un camino plagado de obstáculos situados por el patriarcado, un sistema que legitima el sexismo, machismo y misoginia en todas sus formas. Básicamente, las mujeres se enfrentan a una serie de conductas y prácticas en las universidades e instituciones de educación superior que buscan condicionar su progreso o provocar su estancamiento en sus trayectorias académicas y personales.

El ingreso e influencia de las mujeres en las universidades supuso una incomodidad para la frágil masculinidad universitaria. En principio,  aunque existieran mujeres estudiosas en la Edad Media en Europa, la universidad les negó su acceso a la cultura y la educación formal durante siglos. Mientras los hombres han podido obtener títulos y grados que les han permitido ostentar conocimiento para posicionarse de manera vertical y jerárquica en múltiples estructuras, a nivel económico, político y social, nos dice Lucie Irigaray (teórica del feminismo de la diferencia) que las mujeres quedaron relegadas en la línea matrilineal de madre-esposa-hermana-hija, siendo situadas en un papel (re)inventado por el patriarcado.

 

2) La invisibilización política de las mujeres en los movimientos estudiantiles

En el contexto educativo de América Latina, el movimiento estudiantil tiene una presencia que ha impactado en la historia y desarrollo institucional de su educación superior, particularmente, en su carácter público y gratuito, pero también, ha mantenido una narrativa protagonizada por los hombres. El despertar de las miles de universitarias que hoy circulan por las calles y las aulas, en tanto han sostenido paros y tomas de planteles en diversas entidades académicas de la región,  no se resume únicamente en un movimiento estudiantil de mujeres; es el feminismo que vino a cuestionar a una de las instituciones más antiguas del patriarcado: la universidad, que en su origen, es otra extensión del universo masculino. Sin embargo, en la historia reciente de los movimientos estudiantiles en América Latina, aún se resalta el protagonismo político masculino; se repiten incansablemente los nombres de los líderes que contribuyeron a reformar muchas de las universidades que actualmente tienen autonomía, pero poco se reconoce -con el mismo ímpetu- la participación política de las mujeres. En contadas ocasiones, menciona la participación de mujeres en la huelga estudiantil del Instituto Politécnico Nacional de 1956; la valiosa participación de mujeres líderes en el movimiento estudiantil del 68 como Ana “la Nacha” Rodríguez o Roberta Avendaño; la participación de Claudia Sheinbaum como líder del Consejo Estudiantil Universitario en el movimiento estudiantil de 1986.

 

3) La trama de la genealogía del feminismo en la academia y el feminismo en la Universidad Nacional

El feminismo no apareció en la Universidad Nacional únicamente en protesta por la violencia de género, es el producto de generaciones de universitarias que han teorizado, y asumido una postura política a favor de los derechos de las mujeres. En la década de los años cincuenta, Rosario Castellanos presentó un trabajo de maestría acerca de la cultura femenina, una obra académica que introdujo ideas feministas en la Facultad de Filosofía y Letras; años después, la Dra. Graciela Hierro escribió sobre ética y feminismo para sustentar filosóficamente la relevancia del feminismo en la vida de las mujeres, en tanto formó generaciones de feministas que actualmente investigan e imparten clases; en los años ochenta, se creó el Grupo Autónomo de Mujeres Universitarias, una de las primeras organizaciones estudiantiles feministas que denunció la misoginia en la Universidad; también en los ochentas, en el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos se fundó el Colectivo Cine Mujer, una organización que empleó el cine como herramienta para generar conciencia en torno a las agresiones sexuales que enfrentan las mujeres; en los noventa, feministas universitarias presentaron al rector José Sarukhán la propuesta para crear el Programa Universitario de Estudios de Género en harás de impulsar la investigación feminista y el  diseño de políticas universitarias tendientes a la promoción de la equidad de género; en 2004, se llevó a cabo el proyecto de Institucionalización y Transversalización de la Perspectiva de Género que identificó la manera en que se han presentado las relaciones de género en la Universidad, a raíz de esta iniciativa, en 2005 se reforma el Estatuto General de la UNAM y en su artículo 2° queda establecido que “en todos los casos las mujeres y los hombres en la universidad gozarán de los mismos derechos, obligaciones y prerrogativas, reconocidos y garantizados por las normas y disposiciones que integran la legislación universitaria” (Estatuto General de la UNAM, 2005); en octubre de 2013, la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) emitió la recomendación no. 45/2013 sobre el caso de acoso sexual que se denunció en la Escuela Nacional Preparatoria, este suceso fue calificado como improcedente por el Consejo Universitario (Mingo, 2015), pero sentó un antecedente para considerar la impartición de cursos sobre derechos humanos de la mujer a la planta docente de la Universidad; y en 2014, la red de colectivas feministas Red No Están Solas da acompañamientos a víctimas de violencia de género en la Universidad y organiza escraches para denunciar la violencia sexual que cometen un estudiantes y docentes; en 2016, se crea la Asamblea Feminista en la Facultad de Filosofía y Letras, una de las primeras organizaciones estudiantiles en criticar el Protocolo para la Atención de Casos de Violencia de Género (PACVG)   -documento que en su versión original se diluyó y se publicó bajo el acuerdo de la UNAM y ONU Mujeres con la fallida campaña HeForShe- a la par del surgimiento de la Colectiva Feminista de la No-FCyS; en 2017, nace Mujeres Organizadas de la Facultad de Filosofía y Letras, una organización integrada en su mayoría por alumnas, quienes empezaron la lucha con Aracely Osorio, por exigir justicia para Lesvy Berlín Osorio. Esto quiere decir, que el feminismo en la UNAM se ha manifestado tanto en el sector académico como en el activismo universitario.

Imagen: Feministas de FFyL

 

4) El patriarcado instalado en la UNAM

Ya no es el tiempo de los hombres, el comunismo y el Rock & Roll, es la era de las mujeres, el feminismo y el reggaetón. Desafortunadamente, en un país con 9 o más femicidios diarios, sumado a una cultura masculina en todos los espacios de la vida cotidiana/ciudadana pese a que ya existían movilizaciones feministas desde hace décadas, evidentemente se implementaron políticas de género en lo general y en el plano educativo que tardíamente han mostrado resultados a favor de las mujeres, es decir, políticas de género que -de manera radical- contribuyeran la eliminación de la violencia de género. Por el contrario, los pocos avances que existen aún son cuestionados, no es coincidencia que se intente eliminar el término feminicidio de nuestras leyes -y encima- en la educación superior se continúe abanderando el feminismo desde el corte institucional para fingir un compromiso carente de crítica. Por lo anterior, en las universidades e instituciones de educación superior, continúa prevaleciendo el patriarcado que impone y dicta a su manera el cómo y cuándo se introducen o no políticas de género en la educación superior.

 

En el caso de la UNAM, es una entidad académica rica en historia añadiendo, además, su valioso peso como una institución con credibilidad política en el desarrollo del país -pero paradójicamente- es otro escenario en el que se ha normalizado la violencia de género y por tanto la violación a los derechos humanos de las mujeres. Esta decimonónica Universidad Nacional, mantiene una Legislación Universitaria que no se encuentra completamente homologada en materia de género con la legislación nacional, privilegia una estructura de gobierno universitario concentrada en la participación masculina, y en su conformación, el ambiente machista se continúa imponiendo: véase el ejemplo de la ausencia de una mujer en algún periodo rectoral; véase cuántos hombres y  cuántas mujeres participan en su Comisión Especial de Género del Consejo Universitario, véase la diferencia de plazas, estímulos y programas de apoyo a nivel académico, administrativo y salarial entre hombres y mujeres; véase la diferencia de sexos en la matrícula en licenciaturas -que comúnmente- se siguen asociando a roles de género como la Pedagogía, Ingeniería, Trabajo Social, entre otras; véase lo tardado que resultó crear y aprobar una maestría en Estudios de Género porque no se consideró prioritario a lado de la creación de otras licenciaturas o posgrados; véase la estadística de alumnas violentadas por su condición de género que han abandonado o pausado sus cursos por no contar con la seguridad, apoyo psicológico, jurídico y administrativo para avanzar en sus estudios del tipo media superior y superior; véase el incremento del porcentaje de denuncias por violencia de género desde la publicación del PACVG en 2016; véase la actualización que tuvo el PACVG en marzo de 2019 gracias a la presión política de la Asamblea Interuniversitaria de Mujeres y la Asamblea Interuniversitaria que exigieron las reformas pertinentes al documento; véase la cantidad de casos que son entorpecidos para contribuir al maquillaje de cifras que se contabilizan de manera mensual y anual (con tanta semejanza como en las estadísticas de feminicidios y denuncias a nivel nacional); véase la cantidad de facultades, escuelas y dependencias que en años recientes han presentado pliegos petitorios, junto a cartas, para exigir las reformas estructurales correspondientes en toda normatividad universitaria que implique de manera directa o indirecta en la prevención, atención y sanción de la violencia hacia las mujeres, así como la promoción de la equidad de género. En síntesis, somos intrusas para la “máxima casa de estudios de América Latina”.

En este sentido, parece  que a la Universidad Nacional no le importa en lo más mínimo las condiciones que vulneran a las alumnas al asistir, cursar y aprobar sus estudios  en sus escuelas y facultades, en medio de las distintas violencias que se normalizan en sus aulas y pasillos; las dificultades asociadas a la discriminación de género que enfrentan las académicas,  en tanto se les exige llevar a cabo investigaciones y actividades docentes que sustenten su permanencia institucional; además del esfuerzo titánico de las trabajadoras de laborar en espacios donde constante se cuestiona su capacidad para cumplir sus actividades laborales por su género.

 

6) Con un ojo en la reelección y otro en la nada

La ceguera del oftalmólogo y rector es selectiva e incapaz de mirar la magnitud de la violencia de género que se respira en la Universidad. Desde que se manifestaron las reiteradas inconformidades respecto al tratamiento que ha dado la UNAM a la violencia de género a finales del 2019, el rector se mostró más preocupado  por  conquistar un segundo periodo en la rectoría, antes que bajar del pedestal para dialogar con las alumnas, autoridades de las facultades y escuelas en toma/paro y la comunidad universitaria, e identificar entre sus actores, las críticas y propuestas que en su gestión podrían contribuir en la prevención, atención y eliminación de la violencia de género.

El desconocimiento de la rectoría sobre quiénes han parado o tomado los planteles de la UNAM se refleja en aseveraciones basadas en supuestos que escandalizan más de lo que pretenden. La tentativa “teoría” conspirativa que insinúa la responsabilidad de “grupos externos” y “fuerzas oscuras” detrás de las tomas y paros responde a un fallido intento que intenta desvirtuar la lucha estudiantil contra la violencia de género y anular políticamente el protagonismo de las universitarias. Contrario a lo que sostienen desde la rectoría, en años recientes se fundaron diversas organizaciones y colectivas feministas cuyos posicionamientos políticos y actividad en la política estudiantil se matizan en posturas radicales. En principio, no son anarquistas formados como cuadros políticos en Sudamérica, son Mujeres Organizadas de la Facultad de Filosofía y Letras, de Psicología, de Ciencias Políticas y Sociales, Mujer-ENTS Organizadas, Mujeres Organizadas de la Facultad de Derecho, Colectiva de Resistencia Feminista Dalias Revolucionarias de Prepa 2, Colectiva Furias de Prepa 6, Mujeres Organizadas de Prepa 7, Colectiva Violetas de la Facultad de Estudios Superiores-Aragón, Colectiva Ishu de la Facultad de estudios Superiores-Iztacala, Sociedad de Feministas de la Facultad de Arquitectura, Estudiantes Organizadas de la Facultad de Artes y Diseño, Colectiva Independiente Revueltas-CCH Naucalpan, Asamblea de Resistencia Disidente y Morras de la ENES Morelia, Colectiva Artemisas Veterinarias de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia, Colectiva Valkirias Negras de Prepa 9, Mujeres Organizadas de la Facultad de Ingeniería,  Mujeres Organizadas de Prepa 8, Colectiva Ácrata Feminista-CCH Azcapotzalco, Rosas Rojas, Colectiva Pétalos de Sangre-CCH Vallejo, Colectiva Feminista: Las Semillas de Curie de la Facultad de Química, Mujeres Organizadas  de la Prepa 4, y las disidencias sexo-genéricas que también han participado. Todas las colectivas y organizaciones estudiantiles feministas aquí nombradas, son el ala estudiantil que actualmente mantienen una lucha contra la violencia de género en la UNAM, en compañía de docentes y trabajadoras que también han expresado su solidaridad con esta lucha.

Así pues, la única “mano negra que mece la cuna” es la de las figuras que emplean el porrismo para amedrentar a las alumnas que mantienen la toma o paro en los planteles universitarios, con la clara intención de desalentar las críticas hacia la élite masculina que dirige el proyecto educativo universitario -y capitalizar- la crisis política que atraviesa la Universidad para servirse del estado de shock moral e incertidumbre de la comunidad universitaria.

 

Conclusiones

La lucha feminista que hoy inspira a estudiantes, académicas y trabajadoras  a exigir un alto a la violencia de género en México y en la UNAM, no es un “capricho político”, mucho menos la “exageración” de unas cuantas; es el hartazgo de cientos de mujeres, es la rebeldía de quienes pelean por cambiar una realidad a nivel mundial y local, es la resistencia digna y rebelde por las que ya no están, por las que están hoy, y por las que vendrán.

Finalmente, es la pólvora que se hizo fuego en Argentina, México, Ecuador, Bolivia, Costa Rica, Chile -y encendió la hoguera- como reclamo de quienes antes fueron quemadas, para hacer eco y mimetizarse en un baile que hoy nos hizo señalar al policía, al juez, al Estado, al presidente y al violador. Por todo lo anterior, el feminismo llegó a México y la UNAM para quedarse, transformar y cumplir, a través de una reforma universitaria de carácter feminista, el cambio de nuestra realidad en un mundo patriarcal.

Referencias

UNAM. Estatuto General. 23 de octubre de 1962.

Mingo, Araceli, & Moreno, Hortensia. (2015). “El ocioso intento de tapar el sol con un dedo: violencia de género en la universidad”. En Perfiles educativos, 37(148), 138-155. Recuperado el 10 de febrero de 2020, de http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0185-26982015000200009&lng=es&tlng=es.

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5 comentarios
  1. Avatar

    Arturo L

    Por lo visto eres una privilegiada que ha estudiado gracias a la universidad y que te has inventado gracias a ella todos tus sesgos. ¿No es tiempo de revolución? No claro es tiempo de reacción por lo visto. Dividir a la sociedad e inventarse cultura ese es el intento de este sistema que asesina 10 veces más hombres incluyendo a las mujeres. La mipoe no es Graue, eres tú.

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    Juan García

    Muy ilustrativo de como se victimiza a las mujeres y ser subestima si alta capacidad intelectual, esperando que los hombres, a quienes odian les otorguen concesiones, un rectorado o unas presidencia de la República, todo ello accede con las líneas del FMI, fundaciones Heritage, Billy Melinda gates, Ford, las ONG, pagadas efectivamente con abundantes dólares para impunes la moda distraccionista de la ideología de género y enfrentar a hombres contra mujeres y a estudiantes contra maestros

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    Guadalupe García

    Por lo menos en el CCHSUR, se ha luchado por no tener en el edificio G a los porros y enfrente a los anarquistas. Nunca se nos ha hecho caso porque somos mayormente mujeres. En edificio es idomas. Dicho de paso, dependemos de Talleres. Nos manipula totalmente a su antoja, la Dirección. Este último período de 6 años se nota cotidianamente no sólo en la violencia de porros, etc., sino de totalmente indiferencia: nunca hay ni siquiera baños limpiar. En fin, investiguen y verán el abandono en el que nos encontramos.

  4. […] Otro modo en que mi machismo se hace patente, comienza desde el primer momento que me aferró a mis prejuicios desde las profundidades de mi ignorancia. y de este modo me niego a aprender el ABC del feminismo. Pero aun así me empeño en mostrarles que se más del tema que ellas, las que llevan años estudiando, aprendiendo, teorizando, y escribiendo del tema. […]

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    Aide Martínez

    Cada ser humano tiene su sentir, no es conveniente ponerse en los zapatos de nadie, las luchas son válidas ante la ignorancias del poder, el mirar atrás te responde como actuar, en general todos los seres humanos nos hemos adaptado a esta corriente de insensatez brutal, cada uno de nosotros actúa conforme su sentir o dolor, seamos más responsables de nuestros actos y apoyemos lo conveniente aunque parezca desonroso, inmaduro e irracional, es como se ha alcanzado la fortaleza y el punto medio de la virtud. ¡NO AL PARO SI A LA SANCIÓN Y LA VERDAD!

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