El caso de Abril: crónica de un feminicidio anunciado
Tania Aguayo
En enero, el esposo de Abril le pegó en la cara con un bat mientras ella dormía, la hirió con un bisturí y trató de asfixiarla. No murió porque el hijo de ambos –de 15 años– intervino. Ella estuvo hospitalizada una semana.
A Juan Carlos García, ex CEO de Amazon y en ese momento director de Elektra (ya no lo es), lo mandaron al reclusorio. Lo acusaron de feminicidio en grado de tentativa y después de eso Abril Pérez consiguió el divorcio. Con el paso de los meses ocurrió lo siguiente:
El juez Federico Mosco González, reclasificó el delito a lesiones y violencia familiar con el ridículo argumento de que si la hubiera querido matar, la mata despierta, no dormida.
Luego el magistrado Héctor Jiménez ordenó retirar la prisión preventiva como medida cautelar.
Y el juez Carlos Trujillo Rodríguez ordenó la libertad. Juan Carlos salió hace 15 días.
Abril mandó una carta a los jueces diciendo que temía por su vida. El lunes le dispararon en la cabeza y cuello al salir de unos exámenes psicológicos realizados a sus hijos y solicitados por el exmarido. Murió horas después en el hospital.
La familia sospecha que el Juan Carlos contrató a los sicarios que le dispararon a Abril desde una moto. Todo hace pensar que esos jueces y el magistrado, en lugar de garantizar justicia, vendieron sus fallos para dejar en libertad a un criminal. Esos sí son verdaderos traidores a la patria. Lo peor es que ni siquiera les ha de remorder la conciencia. Tendrían que ser investigados. Sobre todo porque, en el caso de Mosco, no es la primera determinación cuestionable en casos de ataques a mujeres.