Crónica de la rebelión del pueblo chileno
María José Franco y Carlos Navarro
El preludio
Todavía permanecían en la retina las multitudinarias marchas y enfrentamientos populares en Ecuador, cuando la prensa nacional cubría la evasión masiva del cobro del pasaje de Metro(1) en la ciudad de Santiago de Chile, la cual traslada –en promedio- a 2 millones, 750 mil personas al día. En este escenario, nuevamente los estudiantes secundarios, organizados y en masa, desbordaban las estaciones, saltaban el torniquete y de paso, ocupaban la primera plana de diarios y noticieros.
El inicio de la revuelta
El calendario marcaba el 07 de octubre. El ex director del Metro, Clemente Pérez(2), en pie de desacreditar la acción, sentenciaba que “van dos, tres días, y van 3 mil, 500 personas. O sea, cabros(3), esto no prendió. No son más choros(4) ni se han ganado el apoyo de la población […] la gente está en otra”. El viernes 18, lo que se pensaba que no había ganado el apoyo de la población, terminó convirtiéndose en el inicio de cientos de protestas masivas de carácter popular que –literalmente- mantuvo a la capital de Chile en llamas por toda la noche.
La revuelta de estudiantes de secundaria, estalla en rebelión popular
Se produjeron 25 siniestros en estaciones de Metro, saqueos de grandes tiendas de cadenas de supermercados y numerosas convocatorias a manifestaciones populares, los llamados “cacerolazos”, acompañados de corta calles y barricadas. Al pasar las horas, lo que había partido como un movimiento de secundarios, se generalizaba y extendía como una protesta a nivel nacional: copamiento masivo de las principales plazas y centros públicos a lo largo de todo el territorio. La gente “no estaba en otra”, como lo indicaba Pérez, sino indignada y decidida, había perdido el miedo.
Se tomaron las calles para recuperar la dignidad y la vida
Se indicó que los $30 de la cuarta alza del precio del Metro (llegando a $830, equivalente a € 1) fue la causa directa. Cierto, en lo inmediato. Pero en realidad, se trataba de una vida de explotación, endeudamiento e indignidad. En resumidas cuentas, del costo de la vida y de la imposibilidad de pagarlo. Así, el sábado 19 la manifestación a nivel nacional mostraba pancartas y consignas denunciando: excesivos costos de luz y agua; maltrato policial; corrupción de políticos, empresarios y sacerdotes; educación de mercado; ausencia de salud de calidad; etc. El pueblo chileno se movilizó en rechazo contra el sistema, en todas sus dimensiones; algo impensado –según los analistas del régimen- para un país tan estable, un “oasis” como había indicado el presidente Piñera apenas dos semanas antes.
Chile se militariza
A media noche del mismo sábado 19 de octubre, en cadena nacional, Sebastián Piñera ordenó lo que nadie –al menos sensato- hubiera pensado hacer: cedió el poder a los militares. Encabezados por el General Javier Iturriaga, Jefe de Defensa Nacional, declaró Estado de excepción en Santiago, Concepción y Valparaíso, para luego extenderlo en el resto del país. Un hecho –por lo menos- inédito en un contexto de democracia. La medida no tardó en ser rechazada por todo el pueblo, dando pie a una campaña para anular la acción, exigiendo un “¡Fuera los militares!” y “¡Que se vaya Piñera!”.
Toque de queda y brutal represión
Con gran parte del país en toque de queda, la represión fue en aumento. Funcionarios de carabineros recibieron instrucciones directas de reprimir todo tipo de manifestación. En plazas, esquinas y principales avenidas de las ciudades, el pueblo se congregaba espontáneamente a protestar. Las imágenes de golpizas, abusos, gaseamientos, balines dados por funcionarios de carabineros a hombres y mujeres, niños y adultos, inundaron las redes sociales y recorrieron el mundo. La indignación planetaria llenaba titulares, mientras los medios de información oficiales centraban la atención en los mentados saqueos a supermercados y tiendas del retail, cortes de ruta, quema de pórticos de carreteras interurbanas, buscando generar la justificación para mantener la presencia militar en las calles.
El terror no les funcionó
La estrategia represiva y comunicacional no les salió como esperaban. Las masas de trabajadores, pobladores y estudiantes en las calles aumentaban y también los cánticos y la confrontación verbal contra las fuerzas armadas y de orden. Insultos y emplazamientos a no levantar sus armas contra el pueblo, a no deshonrar a su familia, a no reprimir al pueblo se veía en numerosas esquinas; gente común y corriente frente a funcionarios armados, exigiéndoles que tomaran posición al lado del pueblo, y no del lado del opresor y en defensa a la propiedad de los capitalistas.
La esperanza venció al miedo
En este escenario, el gobierno, endurece su posición, aumentando las horas de toque de queda. Nada le resultó y, poco a poco, la valentía del pueblo aumentaba en proporción directa con el abuso de fuerza de funcionarios militares, carabineros y Policía de Investigaciones. Se presentaron casos de violaciones flagrantes a los derechos humanos, vinculados a secuestros de personas, tortura, golpizas y vejámenes de carácter sexual. El Instituto de Derechos Humanos cuantifica, a la fecha: 1.132 personas heridas en hospitales a raíz de violencia de Estado (disparos de bala, perdigones, armas de fuego no identificadas, balines y personas con pérdida de visión debido a heridas oculares), 101 acciones judiciales (5 querellas por homicidio, 18 querellas por violencia sexual, 64 por tortura y 24 acciones jurídicas asociadas a diversas violaciones de derechos). Las imágenes nos recuerdan los peores momentos de la dictadura cívico – militar que atravesó el país. Todo esto, frente al mutismo de la Iglesia y la Justicia.
¿Dónde están los defensores de los DDHH en Venezuela?
Los adalides de las denuncias contra las violaciones a los derechos humanos en Venezuela; Donald Trump, Luis Almagro, Juan Guaidó, Lenin Moreno, y el selecto staff de estrellas de la música: Miguel Bosse, Alejandro Sanz, Juanes, Gloria Estefan entre otros, han compartido el bando de los enmudecidos. Bueno, a decir verdad Almagro sí dijo algo, pero denunciando fraude electoral en Bolivia; Guaidó, por su parte, “develó” que lo que ocurría en Chile era digitado por Maduro y Cuba. Lo seguro es que nadie propuso ningún “Chile Alive” en ninguna frontera.
Patadas de ahogado de Piñera
Los que no proponen nada, pero sí dan órdenes, son el Departamento de Estado de EEUU. En el actual escenario de la lucha de clases, se evidencian dos posiciones; la primera está en las calles, y corresponde a la iniciativa del pueblo; y la segunda es el modelo chileno, al cual asesoran y sugieren planes comunicacionales para quebrar la unidad en las acciones de masas. Tal parece que por ésta razón Piñera, y personeros de gobierno, aparecieron twitteando y saludando la multitudinaria marcha del pasado viernes 25 de octubre, que conglomeró a más de 2 millones personas a lo largo del país, exponiendo que “Chile ha cambiado, somos más solidarios, más pacíficos, más unidos”; acto patético, por cierto, que buscaba vestir de victoria la derrota.
El despertar del pueblo chileno
El pueblo chileno ganó las calles: presionó al gobierno a ceder en el Estado de excepción, derrotando la presencia militar con métodos de acción directa, marchas y protestas conducidas con valentía y coraje. Éste es un precedente de su entereza, esa misma con la que rechazó al régimen en las urnas y que sectores políticos de derecha a izquierda, habían calificado de “el pueblo es flojo, inconsciente y poco cívico”.
Esos, que han culpado al pueblo de sus derrotas electorales, hoy buscan aproximarse al oficialismo, bajo el único requerimiento de levantar el Estado de excepción, para delinear el Plan de (¿nuevo?) Acuerdo Social e impulsar una Agenda Social de Unidad Nacional entre el oficialismo y la oposición, en salvaguarda del modelo y el régimen. Todo esto, como es de esperar, a espaldas del pueblo.
El actor principal en Chile, es el pueblo
Hay que señalar que la categoría PUEBLO se ha tomado la escena, reavivando la presente lucha de clases en el país. El pueblo, como único protagonista, unido y sobrepasando en los hechos a las organizaciones políticas y sociales tradicionales, han derrotado la iniciativa de un gobierno en bancarrota. Militares y carabineros se han ganado un lugar en el odio del pueblo por defender el sistema, la explotación y a los explotadores. Mas no todos son de la misma calaña. Actualmente, el soldado antofagastino David Veloso Codoceo se encuentra privado de libertad, juzgado por la justicia militar, debido a negarse a empuñar su arma en contra del pueblo. Con su negativa, este joven de 21 años, ha instalado un camino para los verdaderos hijos de la patria.
¿Qué sigue?
Son miles las lecciones aprendidas. En la hora de los balances, sabido es hoy que el pueblo es el que ganó esta partida, aunque su enemigo en el gobierno no lo reconozca así. El escenario muestra dos posiciones: el pueblo, y su tarea de ir construyendo un camino propio; y la burguesía, con el gobierno (partidos políticos del régimen) y las desmoralizadas fuerzas armadas y de orden.
En América Latina se han escrito páginas gloriosas, tal como la primera independencia y la Revolución Cubana. El pueblo chileno hoy está en el centro de la atención mundial, y en la mira del imperialismo. En las siguientes semanas se deberá resolver una de dos opciones: o se busca resolver el conflicto dentro del régimen, es decir de acuerdo a los márgenes legales, incluida un Asamblea Constituyente con los apellidos que se quiera agregar; o se desatan las fuerzas de la historia y se resuelve optar por una vía radical, echando a todos los corruptos y defensores del régimen para que, de una buena vez, sea el pueblo el que, tomándose el poder, pueda fundar los cimientos de una nueva sociedad, inaugurando un nuevo período de revoluciones en América y el mundo.
(1) Red de trenes subterráneos.
(2) Abogado, académico, empresario, dirigente gremial, consultor político chileno.
(3) Modismo chileno que refiere, de manera despectiva, a personas menores de 18 años (niños, niñas, jóvenes).
(4) Modismo chileno que, en contexto descrito, refiere a una persona que busca protagonismo.