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El primer 2 de octubre en la 4T

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2 octubre, 2019 @ 6:15 am

El primer 2 de octubre en la 4T

Ismael Hernández
1. En el aniversario número 51 de la matanza del 2 de octubre el centro del debate público no lo ocupan las demandas históricas de castigo a los culpables y esclarecimiento de los hechos sino los “provocadores” y la maniobra gubernamental para contenerlos. Cuando soñábamos con la izquierda en el poder nos imaginábamos que una de las primeras acciones sobre este punto sería procesar a Echeverría y demás represores pero no, ni AMLO ni nadie del gobierno ha dicho nada parecido. Ni siquiera se ha mencionado su nombre en estos días. Puede seguir tan tranquilo como siempre.
2. En cuanto a los “provocadores”, no tenemos certeza de que sean tales. Es muy probable que se trate, en efecto, de rufianes enviados por la derecha para provocar violencia pero también es probable que sean compañeros de lucha, equivocados en sus métodos, pero a final de cuentas personas que auténticamente buscan un cambio y no están pagados por la derecha. En realidad, lo más posible es que haya de los dos, tanto provocadores como ultraizquierdistas desubicados, no necesariamente juntos ni revueltos. Siempre he estado en desacuerdo con sus actos vandálicos no por un pacifismo a ultranza ni por respeto a las empresas afectadas sino por su nula efectividad, porque ahuyentan a las masas y no generan organización. Ciertamente, el movimiento debe aislarlos y trascender esos métodos primitivos de lucha. Pero nunca estaré de acuerdo con criminalizarlos, ni con que se haga caer sobre ellos la represión y condenas absurdas.
3. Lo curioso es que es ahora quien convoca a aislarlos no es el propio movimiento estudiantil, sino el gobierno de la Ciudad; lo cual quiere decir que el gobierno se está apropiando del movimiento, de hecho en su propaganda hablan de “nuestro” movimiento, como si MORENA y el gobierno de la ciudad fueran sus dueños. Está en marcha un proceso de cooptación no sólo del movimiento estudiantil sino de la memoria histórica del 68. Un gobierno dictando cómo debe ser una movilización social, eso tiene un tufillo de autoritarismo inconfundible.
4. Las huestes juveniles de MORENA (incluso los más “críticos”) hacen llamados a no hacerle el juego a los “conservadores” y con ello contribuyen a la simplificación del análisis y la descalificación de todos los opositores al actual gobierno. Cuando AMLO cataloga a todos los opositores como “conservadores” (unos de derecha y otros de izquierda) está cerrando las opciones (sólo hay dos: con MORENA o contra MORENA); está cerrando la posibilidad de cualquier expresión de izquierda independiente pues en automático serán catalogados como “conservadores” y puestos en el mismo costal de la derecha neoliberal. Además, es muy ruin poner el mismo lugar a Diego Fernández de Ceballos y a Samir Flores, por ejemplo; es una manera de manchar la memoria y la lucha de personas ejemplares. ¿Qué consecuencias puede tener la descalificación llana de cualquier expresión de izquierda independiente? ¿La historia les habrá enseñado algo o sólo les sirve como recurso para legitimarse?

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Imagen: ElBigData.com
5. Ahora bien, la maniobra para contener a los “provocadores” es del más puro estilo priista. El 28 de agosto de 1968 el Departamento del Distrito Federal organizó una marcha en desagravio a la bandera nacional (que días antes había sido sustituida del asta del zócalo por la bandera rojinegra durante una manifestación estudiantil). Esta marcha del desagravio fue nutrida por una multitud de burócratas que asistieron obligados, bajo amenaza de perder el empleo. Hoy Claudia Sheinbaum organiza un “cinturón de paz” con 12 mil empleados del gobierno de la ciudad pero no para desagraviar a la bandera sino para desagraviar y proteger empresas mercenarias y su propia imagen. Utilizar como escudo humano a los trabajadores del gobierno de la ciudad es el colmo de la explotación y el corporativismo, además de que tienen condiciones laborales ultra precarias ahora les echan encima una función más: poner el cuerpo ante los “anarquistas”. Cumplir estas labores políticas está fuera de cualquier obligación contractual… pero vamos, la mayoría de los empleados del gobierno de la ciudad ni siquiera tiene contrato ni están reconocidos como trabajadores.
6. Quizá lo más revelador del momento que vivimos es que a principios de este año Claudia Sheinbaum anunció con bombo y platillo la desaparición del cuerpo de granaderos supuestamente en cumplimiento de una de las demandas del movimiento del 68. Como ya es evidente, sólo fue una acción efectista y demagógica pues el cuerpo de granaderos sigue ahí pero con otro nombre. Este hecho retrata de cuerpo entero al actual gobierno y su actitud real hacia el movimiento del 68.
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