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Los grupos de poder en disputa por la UNAM


octaviosolis

29 septiembre, 2019 @ 9:05 pm

Los grupos de poder en disputa por la UNAM

@octaviosolis

Hay tres formas de abordar el proceso de designación de Rector en la UNAM, que el pasado 26 de septiembre inició formalmente con la convocatoria aparecida en la Gaceta UNAM: 1) Desde una reflexión ideológica; 2) Desde una lectura práctica del poder; y 3) A partir del modelo educativo.

Las tres miradas son necesarias y deben complementarse para no perder de vista aspectos prácticos del poder y una mirada de fondo, así como la de futuro.

Visión Ideológica

Al margen de quien quede como Rector en la UNAM para el periodo 2019-2023, lo que debe discutirse en la mayor casa educativa del país, es su sistema de gobierno que desde la Ley Orgánica de 1945, no se ha modificado. El argumento es que el sistema de gobierno de la UNAM es meritocrático (el gobierno de los sabios), regulado en un sistema mixto: monárquico (Rector), aristocrático (Junta de Gobierno) y democrático (Consejo Universitario). Pero la demanda de una reforma democrática es desde hace décadas.

Alfonso Caso en los fundamentos filosóficos de la Ley Orgánica de 1945, sostiene que una universidad no puede gobernarse igual que una República, pues su espíritu no es la política, sino el conocimiento, por lo que debe ser un gobierno técnico, que exilie la política. Aunque más bien pareciera que la secuestraron para unos cuantos, pues la política jamás podrá desterrarse de ninguna actividad humana.

Hace más de 70 años que se propuso ese sistema de gobierno porque entre 1933 y 1944, el Rector se elegía por votación indirecta a través del Consejo Universitario, y en varias ocasiones hubo conflictos políticos derivados por la sucesión, como sucedió en 1944, cuando el Presidente Ávila Camacho emplazó a los universitarios a que resolvieran sus diferencias, de lo contrario disolvería la institución. Producto de esa crisis, se creó la Junta de Gobierno.

En ese entonces el papel de la JG era mucho más fiel a su principio de escuchar el sentir de la comunidad universitaria, puesto que era mucho más pequeña y menos diversa. Hoy prevalece el sentir entre los universitarios, de que la JG no escucha y elige por capricho, o simplemente por intereses de grupo. Finalmente el sistema de gobierno instituido desde 1945, ha garantizado dos cosas: evitar los conflictos derivados por la sucesión de rector (hay que decirlo), pero también, el empoderamiento de una élite que prevalece desde el Porfiriato.

La pregunta sería: ¿los universitarios no hemos alcanzado la mayoría de edad política como para poder elegir a los Rectores y Directores de la UNAM?

Modificar el sistema de gobierno de la UNAM, es decir, su Ley Orgánica, sólo puede hacerse a través del Poder Legislativo. Eso abre las puertas tanto a la izquierda como a la derecha nacionales para incidir en la Universidad. Por eso es mejor plantear una reforma universitaria en etapas, a través de un Congreso General Universitario, generar y construir organización desde abajo. Y hacer efectivos los contrapesos ya existentes en el actual sistema de gobierno, ya que muchas veces el propio Consejo Universitario, es decir, su instancia democrática, no es tal.

Para quien tenga interés en conocer la historia de la UNAM, sus cuatro Leyes Orgánicas, la configuración de su sistema de gobierno y una propuesta de reforma democrática, les recomendamos el libro “El fin de una era en la UNAM”, de descarga gratuita en esta liga: EL  FIN DE UNA ERA EN LA UNAM

Visión Práctica

También es cierto que en tanto se genera una discusión ideológica sobre el sistema de gobierno universitario, no será posible modificar la Ley Orgánica de aquí a finales de año, en tanto se designa al próximo Rector, por lo que no debemos perder de vista los intereses de grupo, el reacomodo de los gremios académicos, los acuerdos entre la élite universitaria, y su relación con el poder político.

La disputa real por la Rectoría en los meses por venir (independientemente de los aspirantes), será entre dos grupos de poder en la Universidad; por un lado, el actual Rector en su intento por reelegirse y por el otro, el grupo de José Narro Robles, quien tiene la costumbre de promover e impulsar a más de dos candidatos y/o candidatas.

Hay muchos que dudan de esta ruptura entre el grupo de médicos, pues Enrique Graue, Juan Ramón de la Fuente y José Narro se conocieron desde la preparatoria Núm. 4 en la década de los sesenta y los tres han sido rectores, además de que la élite universitaria suele ser compacta en la defensa de sus intereses. Todo lo anterior es cierto, pero también lo es, que hubo un distanciamiento (no ruptura) entre Juan Ramón de la fuente y Narro Robles desde que aquel abandonó las filas priistas (en el sexenio de Ernesto Zedillo, De la Fuente fue Secretario de Salud -y Narro Robles subsecretario de la misma-, previo a ser Rector en 1999, en plena huelga) para incorporarse al proyecto político de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) desde 2006.

Enrique Graue nunca ha sido militante de ningún partido, él llegó a la rectoría por la cercanía con sus antecesores (y más propiamente con Juan Ramón); ese grupo compacto que hoy muestra una fisura, pues el proyecto político de José Narro (fortalecer y construir como un contrapeso opositor a Futuro 21) va en contrasentido del acercamiento entre Graue y AMLO, mismo que no ha sido explícito por ninguna de las partes, pero que ha sido evidente en momentos de definición como en la crisis de hace un año, ante los ataques porriles del 3 de septiembre.

El otorgamiento del presupuesto para la Universidad Nacional, por parte de la Federación, a pesar de contener un mínimo incremento, si lo ponemos en contexto con el resto de lo que se otorgó a las demás instituciones públicas educativas, resulta un apoyo importante, ya que la Junta de Gobierno* siempre contempla el presupuesto como un argumento para la reelección.

Andrés Manuel no cuenta con un candidato o candidata que pueda realmente llegar a la Rectoría, por lo que le resulta más práctico apoyar la reelección de Graue con su respectivo acuerdo político para empatar sus agendas. Así que de haber reelección, veremos cambios dentro de la administración central.

Habrá candidatos que se inscriban con el objetivo de negociar una posición de poder en la recta final, antes que por una verdadera aspiración de llegar. Sin embargo, más de tres serán candidatos o candidatas de Narro Robles, muy al estilo priista del tapado.

En política nunca hay nada escrito, y aunque las probabilidades apuntan hacia la reelección, es preciso decir que la JG es una caja negra, caprichosa e impredecible, si algún candidato polariza, perderá votos.

La fecha límite para el registro de los aspirantes (y algunos suspirantes), será el 7 de octubre próximo, por lo que aún falta ver con más detalle el reacomodo de los grupos, sus alianzas y el tradicional golpeteo entre ellos.

*Quien tenga interés sobre detalles de cómo se elige el Rector de la UNAM, recomendamos el siguiente artículo: Cómo se elige el Rector de la UNAM

Modelo de Universidad

De igual forma, nunca debemos obviar una mirada futura, aquella que profundiza el debate sobre la Universidad Nacional. Me refiero a la defensa irrestricta de cinco principios que le dan sentido al proyecto educativo más importante de la nación: la defensa de una Universidad pública, laica, gratuita, de masas y de calidad. La defensa también de su autonomía y el impulso de una agenda contra la violencia de género, y la seguridad en el campus.

La UNAM es una comunidad de casi medio millón entre estudiantes, académicos, trabajadores y funcionarios. Cada quien decidirá como participar en este proceso, pero lo que no podemos ignorar, es la defensa del modelo educativo, la agenda laboral académica-administrativa, de género, y de seguridad pendiente. Que sirva esta coyuntura para poner en el centro de la discusión pública, entre los universitarios, los temas pendientes que, al margen de quien llegue, tendrá que atender y resolver.

Pues sí, es verdad, la élite universitaria ha secuestrado la política sobre el proceso de designación para el gobierno de la institución, pero no así la historia. No ha podido cancelar la política el resto de la vida universitaria. Un claro ejemplo; el grupo en la Rectoría desde diciembre de 1999, expropió la bandera de la gratuidad educativa al movimiento estudiantil. Tuvo que aceptar y ceder en su necedad de privatizarla.

Falta mucho por discutir y reflexionar, por ahora habremos de esperar a la segunda fase del cierre de registro.

 

designación rector unam 2019
Imagen: Mauricio Juárez Servín www.revistaconsideraciones.com

 

Sociólogo y Comunicólogo por la FCPyS de la UNAM. Autor del libro Epifanía política y El fin de una era en la UNAM. Twitter @octaviosolis

Un comentario
  1. […] *Segunda entrega: Inicia formalmente disputa por Rectoría en la UNAM […]

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