Feministlán; o el mundo sin patriarcado
Érase una vez, en el año de 2116, en el territorio que alguna vez fue México y Tenochtitlán, en donde se fundó la gran “Feministlán”. Sí, aquella utopía soñada un siglo atrás por las activistas feministas de las protestas de la primavera violeta 24A bajo el lema “Vivas Nos Queremos”, y también aquella la otra generación de la diamantina. Aquellas que quemaron la estación de policía y el Metrobús. Las de cabello morado y acciones contundentes, quizás sea ese el momento donde se sembraron las semillas de las guerrillas feministas. Aunque como toda utopía encarnada en la realidad, el feminismo real tenía sus distopías.
No obstante, para entender cómo llegó a ser lo que es hoy en nuestros días Feministlán, tenemos que remontarnos al contexto histórico que la hizo posible, cuando la gran mayoría de la población vivía en ciudades súper pobladas, y los hombres y mujeres estaban mezclados entre sí. Una buena parte de la población femenina vivía en condiciones de desigualdad, desaparición forzada y esclavitud sexual.
Las crisis económicas, la violencia del narcotráfico, la vigilancia en el ciberespacio, de esos días hacían imposible la revolución violeta y las feministas de esa época tenían que conformarse con los movimientos sociales en redes socio-digitales, que paradójicamente las condicionaba a estar hiper-vigiladas por los Estados, empresas y grupos reaccionarios anti feministas que las llamaban feminazis y que comenzaron una cacería de brujas. A pesar de estar cada vez más movilizadas y conectadas en Internet por la vía pacífica, no habían logrado acabar con los asesinatos de mujeres, los secuestros, la trata, y la violencia hacia ellas en general, pues año con año había más muertes. Fue entonces que se dieron cuenta que bajo el Estado patriarcal no habría tregua.
Entre más aumentaban las agrupaciones feministas de diferente ideología, más mujeres esperaban liberarse del Estado Patriarcal Capitalista Criminal y de las relaciones amorosas violentas y abusivas, pero esto no hacía más que aumentar la violencia y la polarización de la sociedad, cada día las acercaba más a una guerra.
Durante los siguientes años, se presentaron persecuciones de feministas, fueron abatidas usuarias por lo que en ese entonces se conocía como “twittear” e incitar a la rebeldía en esa aplicación desaparecida de Facebook fundada por el antiguo imperio para vigilar. Primero se fueron sobre las visibles, es decir, fueron las celebridades feministas las primeras presas de ataques cibernéticos y mortales. Las que tenían miles de seguidoras y más likes acumulaban. Ellas fueron las más perseguidas por grupos organizados de reaccionarios masculinistas (compuestos por hombres y mujeres conservadoras), y grupos del Narco Estado.
Ante la represión, algunas colectivas empezaron a radicalizarse y a optar por la vía armada para la autodefensa, pero llegaron más lejos de lo que jamás imaginaron, lograron declarar territorios liberados y hacer cazas de exterminio hacia pederastas, proxenetas y tratantes, además de abusadores, acosadores y golpeadores.
La semilla de Feministlán se originó con los comandos justicieros en contra de los masculinistas extremistas, pero cuando brotaron realmente las guerrillas de insurrectas en varias latitudes fue casi al mismo tiempo que desapareció el Estado. Lo cual no era casualidad. El caos reinaba y la ley de la Selva amazónica se imponía. Por eso es necesario recordar el contexto general del pasado.
El punto más álgido en la historia de lo que se conoció como México, había llegado en el año de 2068. El país se desintegró en quince provincias: las del norte, las del centro, las del bajío y las del sur. Está últimas, se conocían como las de los pueblos originarios y eran las que más recursos naturales conservaban, y se hallaban en continuas guerras y alianzas con las demás.
El imperio Yanqui había caído, tras su declive, arrastró a los países aliados de su imperio, incluido México. La población americana para sobrevivir los ataques nucleares y bacteriológicos de los países orientales, tuvieron que desligarse del Estados Unidos y derrocar a sus respectivos gobiernos. El petróleo se había agotado, el cambio tecnológico aún no se había consolidado (la innovación tecnología habíase suspendido unos años por las guerras antiimperialistas y anti-estatistas. La energía solar todavía no estaba extendida. Por lo tanto, la movilidad en los transportes era un privilegio restringido para la élite de las provincias. Además, la invención de hackers de un nuevo ciberespacio basado en tecnología de protones de luz, había logrado acabar con el espionaje 2.0 y la hiper-conectividad seguía intacta. La guerrilla verde había triunfado y la tierra estaba en re-silencia ecológica, pero ese es otro tema histórico.
Todos los anteriores elementos ayudaron para que se fundará la Nación Autónoma Traslocal de Feministlán, que era más bien un conglomerado de ciudades y aldeas en las diferentes provincias. La mayoría de ellas restringían el acceso de los hombres, pero había otras de composición mixta para las mujeres que deseaban vivir en la bisexualidad y heterosexualidad disidente. Eran toleradas, pues aseguraban la supervivencia de la especie, mientras el ala más dura de Feministlán invertía en investigación para prescindir de los hombres en la reproducción de manera permanente y masiva. No obstante, los juramentoes mixtos estaban bajo supervisión de las amazonas normativas. Lo cierto es que ninguna feministeca volvió a confiar en los hombres de las provincias.
En sus ciudades más fortificadas soló podían vivir las mujeres. Tenía un ejército listo para el ataque y liberación de mujeres qué aún vivían bajo las antiguas formas génericas en las Provincias gobernadas por los hombres.
Había diferentes juramentos en cada aldea feministas: estaban las jóvenes cuando llegaban de edad de 30 años tenía que ingresar a otro juramento, para evitar el adulto centrismo; las de edad madura que ingresaban a los 50 años, pero no se veían envejecidas pues habían desarrollado técnicas de rejuveneciemiento. Su experiencia las colocaba como maternajas y doctas del feministlán, por eso tenían tensiones con otros juramentos. Había al menos 13 juramentos, en sólo cinco de estos aceptaban la permanencia de hombres nacidos en su territorio y los reeducados de las provincias, muchos de ellos eran queer o transgénero.
Está historia continuara…