Fortalezas y debilidades del discurso de Greta
Mauro Espínola
Las movilizaciones a nivel mundial del viernes pasado, 20 de septiembre, convocadas por Greta Thunberg contra el cambio climático, han despertado un enorme interés. Ello ha generado un debate en torno al carácter de las consignas y su contenido programático, es decir la dirección política en la que apuntan estas consignas y las posibilidades de convertirlas en realidad.
En México, algunos críticos de las acciones de Greta además han señalado el carácter racial para subrayar la reproducción de un cierto colonialismo al valorar las movilizaciones contra el cambio climático. En otras palabras, critican el enorme efecto mediático de Greta en quien reconocen a una blanca, europea, con privilegios contrastándola con los defensores medio ambientales morenos, latinoamericanos, pobres que no han tenido los mismos reflectores. En ese contexto, queremos abonar en la discusión aportando algunos elementos que creemos pueden contribuir en la discusión.
En primer lugar, habría que señalar que después de las movilizaciones del viernes pasado, Greta se ha convertido en una ícono mundial. Con excepción de la derecha más recalcitrante como Trump o los franquistas de Vox, no han sido pocos los dirigentes y políticos que han reconocido simpatías por Greta. En México, un ejemplo descarado es el de Felipe Calderón quien en su cuenta de Twitter ha manifestado su apoyo a las movilizaciones contra el cambio climático convocadas por Greta. Bastaría señalar la aprobación de su gobierno sobre el desarrollo turístico en Cabo Pulmo, Baja California Sur, en 2008 que supondría importantes daños al ecosistema considerado una de las áreas más importantes del Mar de Cortés por sus características entre la que destaca ser el arrecife de coral más grande del Golfo de California, con una antigüedad estimada en 25 mil años, por lo que podría tratarse del arrecife más viejo del Pacifico americano.
Finalmente en 2012, después de las acciones emprendidas por los pobladores que lograron un importante apoyo y simpatía, la Manifestación de Impacto Ambiental fue desautorizada por lo que el proyecto fue cancelado. A la par, la Secretaria del Medio Ambiente y Recursos Naturales, encabezada por el reconocido ecólogo Víctor Manuel Toledo, también ha hecho eco de la denuncia de Greta. Aunque tampoco se ha pronunciado sobre los megaproyectos planteados por Obrador como el Tren Maya o la Refinería de Dos Bocas, Tabasco, que innegablemente tendrían impactos ambientales de consideración.
Los efectos del Tren Maya, por ejemplo, no se reducen exclusivamente al del trayecto del ferrocarril sino particularmente al turismo que busca promover, que es considerado por muchos ecólogos una de las industrias más contaminantes y dañinas para los ecosistemas.
Por tanto, somos testigos de una disputa política por diversas fuerzas que buscan de ese modo ampliar y reforzar su capacidad política. Es en ese contexto en el que, en nuestra opinión deben discutirse las posiciones de Greta. Esto implica reconocer primero que las movilizaciones convocadas por Greta están conectando con el sentimiento de millones de personas, en especial adolescentes, a nivel mundial y que a partir de ello, podemos explicar la situación concreta en la que nos encontramos los países subdesarrollados. Por supuesto que deseamos que las voces de los más afectados, en el caso de América Latina, especialmente los pueblos originarios, sean escuchados, pero eso no podremos obtenerlo sino sobre la base de articular un discurso que vincule las preocupaciones de quienes se han movilizado convocados por Greta con la situación de nuestras comunidades y regiones.
En ese sentido, la crítica más importante que desde América Latina podemos elaborar a Greta, está relacionada con sus consignas e ideas en torno al cambio climático. Es decir, a la reducción de los problemas ambientales al cambio climático. No significa soslayar el cambio climático, sino reconocer que este es parte de un problema que en América Latina es mucho más grave y que está significando la devastación del medio ambiente. Un ejemplo claro son los incendios del Amazonia, que no solo tiene que ver con la contaminación, producto de la emisión de bióxido de carbono por el consumo de la selva sino con el objetivo y la responsabilidad de la agroindustria en ello.
Si entendemos que Brasil es un país periférico o subdesarrollado que en el mercado mundial es proveedor principalmente de materias primas, como la soja o el azúcar, podemos entender que el incendio del Amazonía está relacionado con la ampliación del área de cultivo para la producción de esta clase de bienes primarios y por tanto con la forma en que se acumula riqueza o capital en el país Sudamericano. Por supuesto esto no es sencillo, requiere una continua profundización en diversos temas como el subdesarrollo pero es más eficaz y útil políticamente pues permite explicar la situación específica de nuestro continente y de ese modo articular nuestra situación y nuestras demandas como región.