Bitácora de viaje de Real Del Monte
Viajar primero te deja sin palabras y después te convierte en un narrador
-Anónimo
Empieza la más incómoda época del año para quienes viajamos en moto: las lluvias; que pueden sorprender en cualquier momento sin importar que tan soleado amaneció. Pero ni siquiera el clima puede impedir que se disfrute con todos los sentidos el viajar y sorprendernos con los rinconcitos que nos ofrecen los estados del país.
Como siempre que viajamos, el inicio es el ritual para alistarnos con toda la ropa de protección, botas, guantes y casco, ansiosos de reunirnos con los amigos que nos acompañarán en este viaje, con su respectiva parada para llenar los tanques y salir rumbo a Hidalgo.
El camino
Es verdad que es una de las salidas más concurridas y peligrosas de la ciudad, pero gracias a que era domingo no había una carga significativa de autos. Una vez saliendo de la ciudad y tomando carretera, fue mucho más fluido hasta la caseta México Pachuca, el clima parecía prometer mucho en todo el viaje ya que hacía calor y con cielos despejados disfrutamos del viento durante todo el camino sin olvidar mencionar que el carril de baja velocidad mostró estar en muy mal estado a tal punto que se volvía intransitable y hasta peligroso para el conjunto de motos, pues tenías que frenar bruscamente y hacer movimientos espontáneos que podrían causar un accidente y la idea de irnos por el carril de alta era arriesgado al ser un carril donde los autos alcanzan velocidades superiores a nuestro contingente por lo que las recomendaciones son:
- Para los que salen en motocicleta con dirección a Hidalgo no lo hagan con motores menores a 500 centímetros cúbicos, de lo contrario sólo se duplicará lo peligroso del camino.
- Para los que viajan en auto, respeten los señalamiento y límites de velocidad, conducir también es convivir y todos queremos llegar seguros a nuestro destino.
- Y en general antes de hacer este viaje, hagan una inspección a su vehículo ya sea moto o auto, revisar dirección y suspensión puede prevenir un accidente ya que por las condiciones de la carretera estos aspectos se verán puestos a prueba
La carretera hasta Hidalgo en su mayoría es recta, las curvas son casi nulas y esto favorece a ir cada vez más rápido, hay que permanecer atento a los controles para percatamos de la velocidad a la que vamos para hacerlo más seguro y complaciente el camino
Llegando al pueblo
Pocos kilómetros antes de llegar a Real del Monte el paisaje ya es hermoso, se tiene que subir por una carretera muy divertida, que a diferencia de la autopista, está llena de curvas que te obligan a ir lento y disfrutar cada detalle como si de un mirador se tratara, y el clima seguía tan rico, despejado y soleado como cuando iniciamos. Cada postal que nos regalan las diferentes perspectivas de cada curva es como si construyéramos una imagen en tercera dimensión en nuestra cabeza, de todo lo bello del estado.
Te das cuenta que has llegado al lugar, gracias al notorio cambio de arquitectura, se nota mucho cómo han sido aplicados los recursos destinados al turismo en esta región, ya que las áreas verdes están cuidadas, limpias, bien pintadas y muy bien conservadas.
Temprano cuando llegamos, ya había bastante gente caminando en las calles, disfrutando de algún antojo típico de ahí, algún paste, alguna bebida con alcohol o simplemente un buen taco placero, y como era hora del desayuno, apenas estacionamos las motos junto a una plaza pública e invadidos un lugar para comer con muy buen olor a carne, con la sorpresa de que la especialidad de la casa era el jabalí, puse cara de “fuchi” al inicio, pero al probar semejante platillo, me encantó, pues si no vamos a probar la experiencia completa ¿Para que vamos?, así que pedí un plato completo para mí y no puedes detenerte hasta que lo ves vacío, sin duda es de la carne más rica que he tenido la fortuna de comer, pues tiene un sabor muy parecido a la carne de cerdo pero con un sabor especial que por naturaleza obtiene.
Después de un buen atracón de carne, lo consecuente era buscar una bebida que ayudara a la digestión y por recomendación de los lugareños llegamos a un bar-cantina en el centro del pueblo a probar las famosas “tachuelas”, deliciosas por cierto, una combinación de licores con frutos rojos, fuerte pero dulce, que cuentan, en tiempos de los mineros era la bebida favorita para aguantar intensas jornadas de trabajo en las profundidades de la tierra, pocas “tachuelas” fueron suficientes para marearme así que salimos de ahí con ganas de caminar y conocer una parte del pueblito y a lo largo de sus calles puedes observar bastantes artistas callejeros y digo artistas, porque en verdad todos demostraron un talento en lo que hacían, algunos tocando un instrumento o cantando o disfrazados de algún minero. Un detalle que no pueden dejar pasar el día que vayan a Real del Monte, es la foto en un escenario ambientado como mina con toda la indumentaria que se usaba en aquellos ayeres, les aseguro que se van a divertir desde antes de la foto, mientras se disfrazan y con el resultado no faltarán las risas, en fin, un muy buen recuerdo del lugar.
La arquitectura del lugar
La imagen urbana del pueblo denota tiempos pasados de abundancia, que han resurgido gracias a la inversión para el aumento del turismo en la región, no es mentira que el camino para llegar aquí está en muy mal estado, lleno de baches y malos procedimientos de bacheo, pero el pueblo es ajeno a todo esto, tiene una traza urbana de plato roto que se desarrolla en las faldas de los cerros con sus calles de concreto estampado, “empedrado” artificial y de piedra natural que hace ver los caminos clásicos y coloniales.
Esto se fundamenta con sus plazas bien trazadas, en su jardinería complementadas con algún kiosko o pieza central para admirar, mientras se descansa de una caminata por el pueblo y no se diga de las edificaciones tan hermosas con sus colores pastel en las fachadas, rosas, amarillos, verdes y rojos, la mayoría con techos a dos o más aguas recubiertas por teja roja que dan carácter colonial a las fachadas todas llenas de balcones, ventanas y puertas con ornamentos como las jambas y dinteles, resaltados en color blanco. Con lo que respecta al interior son construcciones muy altas con entrepisos de vigas de madera, funcional a mi parecer sobre todo en los comercios que tienen doble altura lo aprovechan con tapancos que utilizan de bodega, terraza o habitaciones todos los espacios ambientado a propósito o no como en sus mejores años.
Por esto y más experiencias que pueden descubrir visitando el lugar los invito a que este destino forme parte de sus destinos de viaje para conocer nuestra historia, raíces y fomentar el comercio, que por cierto, aquí en Real del Monte vale mucho la pena buscar los mercaditos sobre ruedas para comer y degustar alimentos caseros con gran sazón y no se pueden ir sin llevarse un recuerdo de plata o pewter que es uno de los fuertes de los comerciantes locales. Un destino que hace sentir cariño por México.