4T: entre el lopezobradorismo y el morenismo

@miguelmg28

La cuarta transformación, como todo proceso histórico, actualmente atraviesa por un momento de altibajos. Y cómo no, si a siete meses de iniciado el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador comienzan a vislumbrarse las primeras transformaciones positivas del país. Enlistar los aspectos positivos del gobierno es una tarea ya hecha. Lo importante es tener en cuenta que el proceso histórico ha caminado de manera veloz, de modo que seguir el ritmo con el que se mueve la 4T resulta ser una tarea casi heroica, sobre todo porque López Obrador, cada mañana, decide tocar un punto distinto de su agenda política.

Actualmente, el partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), también es parte de este proceso de transformación. En estos días se ha desatado un debate dentro de sus filas, específicamente en el Instituto Nacional de Formación Política (INFP), porque a un año de haberse aprobado este Instituto, todavía no se ha consolidado legalmente y, por lo tanto, su implicación formal en los asuntos políticos de la realidad mexicana se encuentra limitada.

El presidente de este organismo, Rafael Barajas Durán, mejor conocido como “El fisgón”, ha afirmado que el INFP fue credo con la intención de revolucionar las conciencias de los mexicanos, además de formar cuadros capaces de involucrarse en las tareas diarias que el proyecto de la 4T demanda; además, el organismo también tiene la intención de “impulsar el debate interno y elevar el nivel de formación política de miles de militantes y simpatizantes”. Entre otros objetivos –como el de haber impulsado el debate en torno a la construcción del nuevo Aeropuerto–, el INFP busca ser una herramienta de formación con la capacidad de inmiscuirse en la vida política del país.

Han salido a la luz algunos comunicados oficiales de distintos miembros de Morena, tales como el de Paco Ignacio Taibo II, Pedro Salmerón, John Ackerman, Pedro Miguel, entre otros destacados escritores. Todos ellos comparten la preocupación por el futuro del partido, de manera que las demandas por acelerar el proceso de legitimar a Morena son sumamente válidas. Algunos han culpado y criticado a la presidenta actual del partido, Yeidckol Polevnsky, por obstaculizar el proceso de legitimación del INFP. Estas demandas han provocado la destitución del representante propietario del partido ante el Instituto Nacional Electoral (INE), Carlos Suárez García.

El escenario actual por el que pasa Morena permite construir una serie de reflexiones en torno al partido-movimiento, ya que, como bien hizo en señalar el comunicado de Taibo II, Salmerón y Felipe Ávila, Morena actualmente debe ser impulsado como un movimiento que sea capaz de organizar y formar a los ciudadanos que en el periodo electoral pasado decidieron votar por Andrés Manuel. En este sentido, pueden existir distintas posturas con relación a si Morena es un partido, un movimiento o una fusión de ambos. Lo relevante es, por tanto, centrarse en cómo pasar del lopezobradorismo al Morenismo.

Si bien el 1 de Julio del año pasado más de 30 millones de personas decidieron votar por Andrés Manuel López Obrador, lo cierto es que por quien votaron ya es presidente, es decir, se cumplió con el objetivo, así que lo siguiente deber ser reflexionar sobre el camino que debe tomar Morena. AMLO, como presidente, está cumpliendo de manera efectiva con la tarea que tiene asignada, de modo que el siguiente paso es reconfigurar las tareas del partido con miras a la contienda electoral del año 2024. Se debe pasar del líder que tuvo –y tiene actualmente el partido– a la una formación de nuevos miembros (escritores, intelectuales, académicos, etc.) que lleven las riendas de Morena. Es la tarea máxima que debe consolidarse dentro de las filas.

Más aún: la reorganización que se busca dentro de Morena no debe perder de vista lo hecho con anterioridad en otros partidos. Sería un golpe muy duro si, por alguna razón, se creara una corriente “alternativa” dentro de las filas de Morena y con la cual busque representar los “verdaderos” intereses del partido y sus miembros leales. El ejemplo más claro es lo sucedido con el Partido de la Revolución Democrática (PRD), quien después de la separación de AMLO de este partido, y debido a una serie de decisiones como el firmar el llamado “Pacto por México, lo que queda del PRD sólo son migajas de lo que alguna vez fue con Cuauhtémoc Cárdenas como líder.

Así, esto debe ser tomado como una primera advertencia hacia los diferentes intereses que existen entre los miembros del partido. Si bien algunos de ellos fueron y siguen siendo leales al proyecto transformador de López Obrador, lo importante ahora es pensar en cómo llevar más allá a Morena como un partido-movimiento de soluciones, organización política y formación. Trascender el lopezobradorismo debe plantearse como una tarea primordial en lo que resta del sexenio, sobre todo si se añora continuar con el cambio transformador de este país.