Cuba, una isla de mitos y verdades
Hace poco tuve la oportunidad de viajar a la República de Cuba. Para ser honesto, iba con una serie de prejuicios e imágenes que algunos medios de comunicación me habían vendido y que yo, ingenuamente, había comprado sin cuestionamientos: pobreza, desigualdad, condiciones deplorables de vida, inseguridad, crisis humanitaria, entre otros aspectos negativos, son las características que creí encontrarme al llegar a Cuba.
Me llevé una enorme sorpresa cuando, al arribar al aeropuerto internacional José Martí, la persona que nos iba a trasladar al departamento que rentamos traía un auto último modelo, específicamente un Audi. Desconozco cuál era el año de aquel auto, sin embargo, era un auto moderno. “Vaya, qué curiosa crisis humanitaria y económica la cual permite a algunos cubanos poseer un auto de esta calidad”, fue lo primero que pensé.
Pasaban los días y un montón de mentiras se iban desmontando conforme a lo que mis ojos y los de mi familia veían. Es un lugar tranquilo en donde es posible salir a caminar a las 2 a.m. sin la preocupación de que te roben, es decir, la inseguridad pareciera no ser un tema para los turistas ni para los habitantes de la isla. Viniendo de un país como México, de pronto pareciera que uno trae un chip de alerta el cual te avisa que por ciertas calles obscuras no debes andar, sin embargo, en Cuba puedas caminar libremente por cualquier calle, obscura o no, con la seguridad de que no te pasará absolutamente nada.
Otras de las mentiras que se iban desquebrajando fue encontrarme con un país en donde la cultura, el arte y la educación se pueden encontrar en todos lados. Para muestra de ello, en una esquina de las calles de la Habana me encontré con un museo llamado “Arte-Arqueología del presente”, en el cual el artista nos contaba sobre la combinación de imágenes que trata de mezclar entre el presente y el pasado, es decir, sobre cómo las formas de entender y vivir la realidad han cambiado con el paso de los años.
¿Se imaginan un país en donde el nivel educativo es tan alto que de 30 mil jóvenes que presentan examen para acceder a la Universidad 24 mil son aceptados? Ese es el nivel de un país que destina más del 50% del presupuesto anual a la educación y a los servicios de salud pública, según consigna el portal Sputnik News. Además, el tema no es solamente los 24 mil estudiantes aceptados, sino también es necesario mencionar que la educación recibida es de calidad. Según datos del Banco Mundial, Cuba es uno de los pocos países de América Latina y el Caribe que mantiene un sistema educativo con altos estándares y han conseguido una alfabetización universal que tiene sus orígenes en la Revolución Cubana en 1959 con Fidel Castro a la cabeza.
Si hablamos de los servicios de salud pública, tampoco genera extrañeza que la isla conserve una tasa de mortalidad infantil que va de 4 por cada 1000 niños nacidos vivos –muy por encima de México en los últimos años, en donde existe una tasa de mortalidad infantil de 12 por cada 1000 niños–, lo cual habla de un alto desarrollo integral para los niños y niñas en Cuba, además, de condiciones de vida y de socialización favorables. En México, el alto índice de mortalidad infantil, entre otras causas, es debido a problemas de extrema pobreza que atrae deficiencias nutricionales y problemas respiratorios. Es curioso que en México, a pesar de no ser una dictadura –como “sí lo es Cuba”–, mantenga estos datos alarmantes.
Un problema llamado “bloqueo económico”
No son datos menores los anteriormente mencionados porque han logrado estos números a pesar de que Estados Unidos mantiene un bloqueo económico que pareciera agudizarse día a día desde hace más de 60 años. Este bloqueo le ha provocado a Cuba, serios problemas en términos de estabilidad. Además, que el gobierno de Estados Unidos prohíba a los buques cruceros el destino a Cuba, es una medida que busca construir una imagen negativa en el exterior y que, con ello, los turistas no deseen viajar a la isla para conocer la realidad –esa realidad que afortunadamente pude vivir–.
En la opinión pública se buscan montar una serie de mentiras para dibujar una realidad que no está ahí, es decir, se habla de una cultura de la mentira, como bien señala Pablo González Casanova. Esta cultura de la mentira señala que militares cubanos están instalados en las filas del gobierno venezolano para apoyarlo militarmente, por ejemplo. Así, se pretende edificar un escenario complicado en términos de relaciones internas y externas con otros países, sin embargo, las relaciones externas no se han visto afectadas dado que los presidentes de China y Rusia, en una reciente reunión, han insisto en abogar por la estabilidad de todos los países y por la no injerencia en asuntos internos de otros Estados.
Mi viaje a Cuba terminó con un gran sabor de boca y me permitió conocer de primera mano cuál era la realidad que vivía el pueblo cubano. Evidentemente no es posible comparar esta gran nación con Estados Unidos o México, ya que, en la isla, lo primordial no es asistir los fines de semana a los malls con la intención de gastar el poco o mucho dinero en ropa de marca, cafés caros o celulares. Por el contrario, en Cuba el fin de semana se vive asistiendo a los museos, cines, librerías o teatros que se encuentra por toda la Habana.
El ideal cubano de vida se rige por principios distintos a los que Estados Unidos ha tratado de anclar en México, es decir, ese ideal en donde el consumismo rige una buena cantidad de acciones y fines y donde el individualismo es el valor máximo a alcanzar. No es aceptable visitar a Cuba con la intención de encontrar grandes edificios, restaurantes extravagantes o cafeterías de la sirenita verde. Por el contrario, lo que se encuentra uno es un país en donde la lucha revolucionaria ha sido el principal motor para que la sociedad se mantenga firme a los ideales de Fidel Castro: un país más igualitario, libre, sin carencias económicas y con un alto desarrollo de vida.
Mucho se puede decir de Cuba, pero si en estos decires no se encuentra en principio el intento de Estados Unidos por desequilibrar a la isla a través de la asfixia económica y la guerra comunicacional, el análisis pierde total sentido dado que se da por hecho que “el socialismo ha fallado y Cuba es el ejemplo de ello”.
Oscar Vladimir
Muy excelente y reflexivo artículo, Felicidades