China está preparada para la guerra tecnológica

Ante el bloqueo de Google a la empresa Huawei como parte de la guerra de aranceles entre Estados Unidos y China, en occidente los analistas, expertos y público en general han cuestionado la capacidad de los chinos para enfrentar dicho embate; sin embargo, estas ideas son meros supuestos: en realidad los chinos están preparados y nos llevan años de ventaja.

Por ejemplo, los códigos de respuesta rápida, conocidos como códigos QR, son herramientas para acceder a información de forma veloz. Nacieron en Japón hacia 1994, aunque su uso y expansión no llegó a Occidente sino hasta la década de 2010, cuando los Smartphone adquirieron un papel importante en la vida social del ser humano. Los códigos QR son como los códigos de barras, pero con una capacidad mayor de almacenamiento. Aunque tuvieron cierta popularidad en publicidad (se integraba un código en la esquina de una imagen para que el cliente lo escaneará y visitará la página) para Occidente, el uso de estos códigos fue poco interesante. Para China, se ha convertido en una forma de vida.

Wechat es Whatsapp, Facebook, Twitter e Instagram al mismo tiempo

Si existe en Whatsapp, es probable que exista desde hace años en Wechat, por ejemplo, las llamadas grupales o mensajes de voz se desarrollaron en la aplicación china años antes. Para evitar la búsqueda manual de ID o contacto, Wechat habilitó el envío de códigos QR para agregar personas o integrarte a conversaciones grupales. Este cambio apareció en septiembre de 2012.

A partir de este giro significativo, se abrió una puerta a otros servicios digitales que los códigos QR podían ofrecer. La empresa dueña de Wechat, Tencent, vio una oportunidad única: los códigos QR se popularizaron entre los usuarios y comenzaron a usarse como métodos de pago para conectar la cuenta de banco a tu código personal. Este cambio transformó las interacciones económicas de todos los chinos.

El uso de este método facilitó las transacciones de pago entre los clientes y las tiendas. Antes de su implementación, la brecha en la banca digital era notable,  fuera de las grandes ciudades los pagos con tarjeta de crédito eran poco frecuentes debido al coste que generaba tener una terminal y las comisiones excesivas que cobraban a los dependientes de establecimientos pequeños.

El código lo cambió todo por una simple razón, la facilidad de su uso: los dependientes tramitan e imprimen un código personal para luego colgarlo en las vitrinas o en alguna parte visible, desde donde los clientes pueden escanearle. Este pago electrónico requiere solamente de un teléfono celular para generar la transacción. Una auténtica transformación de las transacciones financieras de China.

El uso de los códigos ha transformado la vida cotidiana de los chinos. Los códigos pueden encontrarse en todas partes: el metro, la tienda, el supermercado, la cafetería, el restaurante, el cine, las bicicletas, los taxis, ¡todo!, todo puede pagarse vía código. Es común que parte de la población china deje el poco efectivo que tenga en casa, ya que no necesitará usarlo en todo el día. Incluso, es probable que las personas vean dinero en efectivo una sola vez al mes.

 

Clones de código y espionaje: riesgos

Actualmente Alibaba y Tencent son las dos empresas que monopolizan el pago por código QR a través de su respectivas Alipay y Wechatpay. Sin embargo, aunque las empresas desarrollan mecanismos para proteger la seguridad de los usuarios, este método ha traído consigo el aumento de robos. A través de los mismos códigos es posible filtrar virus que, a la hora de ser escaneados, sustituyan el código por otro, provocando que el dinero llegue a otra cuenta que no sea del locatario.

Al respecto, el Banco Central de China ha tomado medidas: realizó diversas modificaciones en la ley que incluyen un monto mínimo de transacción sin seguridad y protocolos de especiales al pasar cierto monto. Pese a los esfuerzos, el ingenio de los ladrones prevalece año con año.

Otra de las objeciones a este tipo de transacción es que, a través de los pagos digitales, el usuario deja una huella personal de su actividad diaria. Es decir, a través de estos pagos hay un monitoreo constante de a dónde va, qué compra, qué días, con qué frecuencia, para qué, nutriendo las bases de datos de empresas de publicidad para generar contenidos de acuerdo al perfil de cada usuario.

El menor de los inconvenientes, si se compara con el hecho de que tus movimientos son vigilados a través de los pagos por el gobierno chino, una forma diferente de vigilar a los ciudadanos. A ojos de algunos extranjeros, entregar a la nube información sobre el día al día parece una pérdida de independencia.

Este hecho parece no incomodar a los chinos, para los cuales el código QR es el método más común de pago. Entre los beneficiados de este cambio encontramos a las empresas, pues el código QR ha facilitado las compras impulsando el O2O (online to offline) que permite a los usuarios bajar servicios directo de la nube. Estamos ante una sociedad que en pocos años tendrá una transición a una economía sin dinero en efectivo, y a la que, los extranjeros que visiten China, tendrán que acostumbrarse.

Así, mientras en occidente vemos con asombro las maniobras de gigantes como Google o el propio gobierno estadounidense para contener la fuerza china, el país de oriente avanza hacia la transformación social basada en la tecnología.