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Cómo entender el cambio climático

Marco Lara


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14 mayo, 2019 @ 8:46 am

Cómo entender el cambio climático

Marco A. Lara

 

Tal vez cualquiera de nosotros ha visto en redes sociales alguna imagen de osos polares delgados hasta los huesos, quizás fotografías de alguna ciudad inundada atribuyendo como consecuencia al cambio climático, o tal vez videos de bosques incendiándose en distintas localidades. A pesar de lo común de estas escenas, ¿a qué nos referimos cuando decimos que la temperatura del planeta está cambiando drásticamente? ¿Ha existido siempre el cambio climático o es más bien una cuestión característica de las últimas décadas?

Una primera cuestión hay que aclarar. Nuestro planeta tiene una edad de aproximadamente 4,600 millones de años. En cambio, la especie humana lleva apenas 300 mil años sobre la faz de la Tierra. Esto significa que, si pusiéramos la edad total del planeta en el equivalente a un año (365 días), en donde el 1° de enero es la fecha en que la Tierra se forma, la especie humana aparecería a las 11:24 pm del 31 de diciembre. La vida moderna a partir del descubrimiento de la electricidad iniciaría en el último segundo del último día de ese año.

A lo largo de esos 4,600 millones de años desde que existe la Tierra, el escenario ha cambiado drásticamente. Hemos pasado por periodos de intensas erupciones volcánicas, glaciaciones de varios miles de años e incluso las formas de vida que habitan sobre el planeta se han modificado con bastante frecuencia.

Lo anterior implica que, de manera natural, el planeta Tierra ha presentado variaciones en el clima. Sin embargo, durante los últimos 200 años (pensemos nuevamente en el inicio de la vida moderna), una nueva variación en el clima ha tenido lugar y esta vez como consecuencia de las actividades humanas, tales como las industrias, los transportes, la construcción, la agricultura y prácticamente cualquier actividad que involucre la quema de combustibles fósiles (petróleo, carbón o gas).

El vínculo directo entre la quema de combustibles fósiles y el cambio climático se debe a la existencia de un proceso natural muy delicado, conocido como el ciclo del carbono. Este ciclo se encarga de regular la temperatura de la Tierra, por lo que, a mayor cantidad de carbono en la atmósfera (derivado de la quema de combustibles fósiles), mayor es la temperatura que se registra en el planeta.

Otra actividad que contribuye de manera significativa a acelerar el cambio climático es la deforestación, ello debido a que los bosques y selvas representan una importante fuente de absorción del carbono causante del aumento en la temperatura global. Junto con los bosques y selvas, los océanos representan otro componente clave en la regulación de clima en nuestro planeta.

¿Pero cuáles son entonces las consecuencias del cambio climático? Una primera, quizás la más visible es el aumento de la temperatura en el planeta. A su vez, como resultado de dicho aumento en la temperatura global, se observa un derretimiento acelerado de los polos en el Ártico y en la Antártida. Lo anterior, a su vez implica un aumento en el nivel del mar y con ello se pone en riesgo los medios de vida de millones de personas que habitan en zonas costeras.

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Imagen: Internet

El hecho de que haya más agua presente en los océanos, contribuye a su vez a modificar los patrones del clima, causando en algunas zonas del planeta una mayor prevalencia de ciclones y huracanes, mientras que, en el otro extremo, regiones enteras del planeta sufren de sequías intensas y prolongadas, mismas que favorecen la existencia de incendios forestales. Los patrones temperatura se vuelven cada vez más extremos y al mismo tiempo impredecibles.

Los impactos son a su vez diferenciados en función de la vocación rural o urbana de las zonas habitadas del planeta. Para las zonas rurales, los principales efectos se observan en la agricultura, dado que al presentarse patrones climáticos extremos e impredecibles, así como la variación en la disponibilidad de agua, los cultivos, especialmente los de temporal y de actividades de subsistencia se encuentran altamente expuestos a pérdidas ya sea parciales o totales.

Para el caso de las ciudades, los efectos del cambio climático se observan de manera particular en la infraestructura urbana, ello debido a que la presencia de ciclones y lluvias intensas ponen en riesgo vialidades, transportes, infraestructura pública como escuelas y hospitales, así como edificaciones privadas de carácter comercial o de vivienda.

Pensar entonces en el cambio climático, así como las medidas para frenar sus efectos o adaptarse de mejor medida a ellos, implica poner especial atención a temas como la planeación urbana, la gestión de desastres, el suministro de alimentos, la producción energética, la provisión de agua, las cadenas globales de producción, pero también los patrones de consumo en los hogares y las brechas producto de la desigualdad social.

En el siguiente artículo de esta serie, sabremos más sobre las consecuencias sociales del cambio climático y su vínculo con la pobreza y la desigualdad, ello a fin de comprender de qué manera esta problemática representa retos y desafíos en materia de atención a grupos vulnerables.

Marco Lara

Licenciado en Relaciones Internacionales por la UNAM, especializado en temas medio ambientales y de desarrollo sustentable. Profesor de desarrollo sustentable en @ULSA_Neza, Former Youth Ambassador en @UNBiodiversity.