La gota que derrumbó el caso Wallace
En México todo se puede. Incluso, fabricar un asesinato con sólo una gota de sangre. Así fue como María Isabel Miranda Torres lucró con su hijo, para obtener poder y prestigio.
El 12 de julio del 2005, es presentada una denuncia por la desaparición de Hugo Alberto León Miranda, sin haber cumplido las 24 horas requeridas para realizarla. A partir del verano de ese año, varias avenidas principales de la ciudad fueron tapizadas con espectaculares (de la empresa Show Case Publicidad) con leyendas de este tipo: Estoy desesperada…A un año del secuestro de mi hijo, sigo sin poder encontrarlo. Se recompensará con $350,000 M.N. a quien nos de información fidedigna para su localización exacta. Debajo, el teléfono celular: 04455 28576623 y el correo electrónico: altoalsecuestro@yahoo.com.mx. Al costado izquierdo, la fotografía de Hugo Miranda Wallace. Es así como lo que parecía un desesperado llamado de auxilio, se convirtió en un show mediático, donde prevaleció la polémica y el protagonismo, por encima del protocolo de actuación legal.
Curiosamente, el caso que llevó a prisión a 11 personas por el secuestro, tortura y asesinato de Hugo, estuvo plagado de una serie de irregularidades, fallas y anomalías que han sido recurrentemente denunciadas con el paso de los años. Una de ellas, es el manejo del caso a cargo de la entonces PGR (Procuraduría General de la República), ahora FGR (Fiscalía General de la República) por medio de la ahora extinta SIEDO (Subprocuraduría en Investigación de Delincuencia organizada) siendo que el supuesto secuestro era un delito de fuero común y, por ende, se debió haber encontrado a cargo de la PGJDF (Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal). El manejo de la investigación a cargo de la primera instancia, reveló una relación de complicidad entre la madre de Hugo y el Gobierno Federal de ese momento.
A lo largo de la investigación el cuerpo de la “víctima” nunca fue encontrado. Pese a que Miranda Torres asegura que su hijo fue descuartizado con una sierra eléctrica en su domicilio—departamento 4 ubicado en la Alcaldía Benito Juárez, Colonia Extremadura Insurgentes, calle perugino número 6—sin embargo, la escena del crimen nunca fue asegurada por las autoridades, dejando el inmueble sin vigilancia durante un período de tiempo prolongado. 7 meses después, la única prueba que fue encontrada en el lugar de los hechos, fue una gota de sangre (de un centímetro de longitud) en el baño, elemento que utilizó la PGR como la prueba contundente e irrefutable para asegurar que el homicidio se llevó a cabo.
Derivado del análisis realizado a la gota de sangre, la perito Yanet Rogel Montes concluyó que correspondía a una mujer, sorprendentemente, cuando la forense realizó su declaración ante el juez, ésta afirmó haber cometido un “error de dedo” ya que en realidad la sangre pertenecía a un hombre.
No solamente la gota de sangre fue una prueba presentada para sustentar el caso, pues también Blanca Olimpia Patricia Crespo Arellano, médico forense, realizó un dictamen de autopsia, en el que se describe la causa de la muerte: “insuficiencia respiratoria, asfixia mecánica por estrangulación, asfixia mecánica por compresión toracoabdominal”. Nada de raro tendría ese dictamen, de no ser porque—reitero—el cuerpo nunca fue encontrado.
Mediante una prueba de ADN realizada a los padres biológicos de la “víctima”; Isabel Miranda Torres y José Enrique Wallace Díaz, se estableció que la sangre pertenecía a Hugo Alberto. Empero ante el registro civil, el padre de Hugo Alberto es Carlos León Miranda, quien, junto con su madre, Isabel Miranda Torres (su prima) registraron a su hijo el 10 de octubre de 1970 en Xochimilco.
De este modo, se descubrió que Hugo Alberto tiene tres identidades distintas, puesto que, ante el Estado, se encuentran 3 actas de nacimiento, con fechas, zonas y nombres de registro diferentes: noviembre de 1975, enero de 1970 y octubre de 1970.
¿Quién es en realidad Hugo Alberto León Miranda? ¿falleció en 2005 o continúa vivo?
Un extenso artículo del medio Los Ángeles Press titulado: La vida turbia de Hugo Alberto Wallace Miranda y su misteriosa desaparición, firmado por Luis Vargas y fechado el 30 de marzo de 2015, recoge los testimonios que aclaran puntos importantes del caso, pero además, aporta nueva información que refuerza todavía más, la posibilidad de un montaje con el fin de blindar a León Miranda. Ya que, en 2006, José Luis Moya dio a conocer el testimonio de la vecina de Hugo Alberto, y su ex novia, Vanessa Bárcenas, sobre la investigación que tenía en su contra por delitos como narcotráfico y contrabando. Una fotografía de Hugo posando con una ficha signalética, complementa la información aportada y da cuenta de los antecedentes penales que había cosechado. En ningún momento Hugo Alberto pasó un período prolongado en prisión gracias a—en palabras de Moya—la señora Wallace intervino y salió Hugo bien librado de ese asunto”.
Existen varios indicios que incrementan la posibilidad de que Hugo Alberto se encuentre vivo. El primero, un cargo realizado a una de sus tarjetas de crédito el 20 de julio de 2005 (8 días después de su desaparición), para realizar pagos en el restaurante Los Arcos y Liverpool Perisur. El segundo, un extraño mensaje grabado la madrugada del 1 de noviembre de 2005, en el teléfono celular de José García Sepúlveda. El mensaje decía:
“Qué onda. Mira, anda hasta la madre, güey; ya sé que te fallé, pero me vale verga. ¿Qué? Aquí puto… güey. Mírame, aquí pisteando, güey. ¿Sabes qué, güey, sabes quién me jugó…?”
Una de sus exnovias y otras tres personas cercanas, declararon a la PGR que la voz correspondía a Hugo Alberto.
Juan Manuel
Buena nota
Juan Manuel
Buena nota.
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