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¿Qué opciones hay ante el Dictamen del NAICM?

Marlene Monsalvo


15 agosto, 2018 @ 9:18 pm

¿Qué opciones hay ante el Dictamen del NAICM?

Hoy sale a la luz el dictamen del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM), aunque el análisis se ha reducido a únicamente tres opciones. Jiménez Espriú, quién es hasta ahora  el siguiente titular de la Secretaria de Comunicaciones y Transportes, es la cabeza del equipo de especialistas determinados a dar un balance sobre la viabilidad técnica (ajá, técnica) de cada una de las opciones propuestas.

Al día de hoy se tiene un tercio de avance del proyecto con múltiples escándalos no únicamente por cuestiones de orden ingenieril o ambiental sino por lo estruendoso del costo inicial proyectado (13mil, 300 millones de dólares) vs lo gastado hasta ahora. Es interesante echarle una buena revisada a la información que se encuentra en la página del nuevo aeropuerto, puesto que no se hace una propia distinción de qué parte del gasto es privada y qué parte es pública.

La cifra dolarizada fue aprobada en 2014 cuando el dólar estaba en una media de 13 pesos mexicanos, lo que representaba unos 169 mil millones pesos, en 2018 estando el dólar a 19 pesos mexicanos, el número se infla hasta 252mil, 700 millones de pesos y ¡A penas va un tercio de la obra! ¿Qué podemos esperar de la elevación de los costos para 2020 que concluya la primera parte? Eso esperando que por fin se alineen todos los astros y se cumplan con las fechas estipuladas de entrega en una obra pública y no terminen diciendo que siempre  sí se necesitan más dólares.

Tenemos tres posibles escenarios al día de hoy: continuar con la construcción en Texcoco siempre y cuando el proyecto sea viable físicamente y financieramente, eso aunado a la legitimidad legal de los contratos implicados. De ser inviable el proyecto se trasladaría a la base militar de Santa Lucía. La tercera y por lo tanto la vencida, es que si el nuevo aeropuerto no pueda mudarse (a pesar de la viabilidad técnica, financiera y la legalidad de los contratos) entonces será asignado a la iniciativa privada a través de las ya clásicas licitaciones, sólo que ahora según esto será un proceso firme y transparente.

Es muy curioso nuestro panorama, puesto que al final del día esas tres opciones se reducen a dos, al buen entendedor pocas palabras . La primera por default está fuera del juego por ambos lados, ni es viable a nivel ambiental y técnico y como las licitaciones están hechas a la vieja usanza tampoco podemos hablar de la transparencia en el proceso (veáse al Grupo Atlacomulco).  Cualquier ingeniero civil con una formación decente y algo de información sobre el tema puede argumentar muchas razones por las cuales es un proyecto peligroso y caro. Aquí unas cuantas de ellas:

La segunda opción corresponde a mudar la construcción del nuevo aeropuerto a la base militar de Santa Lucía. Este proyecto es más razonable en cuestiones técnicas y ambientales además de que el costo de mantenimiento sería menor, dado que suelo es muchísimo más amable al del lago de Texcoco, que está conformado por arcillas blandas de alta plasticidad muy compresibles. Es decir, que a pesar de que nuestro actual sistema hídrico en CDMX cada vez se ve más rebasado, los mexicanos no hemos entendido que no es buena idea construir sobre un lago y peor aún queremos construir sobre uno con un suelo terrible.

En esta segunda opción se tendría previsto 4 pistas, más una pista militar y el aeropuerto Benito Juárez en operación.  Esta opción que contempla mantener las terminales 1 y 2 del Benito Juárez resulta atractivo con respecto al NAICM, dado que tan sólo pensar en cerrar un aeropuerto suena inadmisible por la inversión que implica, sin embargo, la orientación de las pistas del NAICM son prácticamente perpendiculares a las del Benito Juárez, razón por la cual sería inservible .

Así finalmente llegamos a lo más probable. El aeropuerto ni es viable ni fue licitado correctamente, pero la ambición desmedida y el egoísmo de los grupo empresariales siempre tienen opciones. Básicamente lo que propone AMLO es que lo paguen ellos, al nivel de avance de la obra, las demandas por incumplimiento de contratos a nivel internacional y la cantidad de lana pública desembolsada difícilmente podría echarse para atrás. Ojalá sólo fuese una cuestión de quien paga la inversión inicial pero desgraciadamente no es el caso.

Los problemas que acarrea esto a nivel ambiental son muy graves. El lago Texcoco es el punto más bajo y por gravedad el agua corre hacia allá, pero ahora será un aeropuerto  y el agua se hace camino, es una pena que en ese camino esté la Ciudad de México y en ella, cerca de un cuarto de la población del país.

Imagen NAICM OrdenadorPolitico.com
Marlene Monsalvo

Pronta ingeniera, subversiva, crítica, defensora de las causas nobles y de los casos perdidos. Apasionada del expresso y del mezcal.