El resurgimiento de Marx en el siglo XXI
A 202 años del natalicio de Carlos Marx, nos sugiere pensar la vigencia de una filosofía que cimbró al mundo buena parte del siglo XIX y el XX. De inicio hay que diferenciar entre la obra de Marx y lo que después derivó en el marxismo, lo primero son los libros que el autor alemán escribió, y lo segundo su difusión, pero sobre todo la ampliación por parte de otros autores que complementaron, enriquecieron, actualizaron, aunque algunos tergiversaron o vulgarizaron.
El capitalismo como enemigo del ser humano
Hay que diferenciar también entre el comunismo, socialismo y el marxismo, pues muchas veces se usan como supuestos sinónimos. El socialismo y el comunismo son estrategias teórico-ideológicas de transformación social, son la guía, el norte para superar el capitalismo; el sistema que origina todos los males actuales que padece la humanidad. El socialismo es un estadío previo para llegar al comunismo, ya que primero se socializa la riqueza, para después desaparecer la propiedad privada y las clases sociales. Mientras que el marxismo es el método de interpretación y transformación de la realidad social.
Sobre esta misma línea de hechos, apremia diferenciar entre el discurso marxista y el método marxista, ya que el marxismo como discurso sufrió un fenómeno de dogmatismo, de momificación de sus conceptos como burguesía, proletariado, estructura y superestructura, sin que se renovara en la praxis todo el imaginario de interpretación política, sin embargo, la realidad nos ha enseñado que en esencia las sociedades mantienen vigente el modelo de dominación de unos cuantos contra las mayorías que producen la riqueza. Es decir, sustancialmente la historia de la humanidad ha estado marcada por la desigualdad social y por movimientos de emancipación contra esa desigualdad.
La vigencia de Marx se encuentra en la defensa de la vida
Pero sobre todo, como menciona Enrique Dussel, la definición sustancial del capitalismo es que es un sistema devorador de vida; produce muerte sin detener su marcha. Los errores del “socialismo real”, de los regímenes socialistas, el derrumbe de la gran utopía con la caída del muro de Berlín, habían supuestamente enterrado la filosofía marxista y la lucha política comunista. Pero ahora que los problemas ambientales han aumentado, que la desigualdad se ha agudizado y que tenemos la grave crisis sanitaria encima, ninguna labor mediática, cambio de hábitos, esfuerzos individuales podrán detener la voracidad capitalista hasta que no hayamos superado el sistema por completo. Es un problema estructural, de fondo, y sobre eso, ningún autor ha profundizado tanto en la crítica al capital como Marx.
En algún momento, la crítica al capital (devorador de almas y vida) volverá a estar en el centro de la disputa política, por eso Marx, más que vigente, está en el porvenir de las sociedades y los pueblos, a los que les tocará defender la vida, combatir la depredación del planeta y la explotación humana.
Luego entonces ¿por qué pareciera que el discurso perdió vigencia? La respuesta es simple: por la disociación del discurso con el método. Las palabras se petrificaron en el momento en que sustituyeron la realidad en lugar de desentrañarla. Y el camino para recuperar su vigencia es precisamente apelar al método filosófico con el que Marx echó luz sobre la realidad social, en el que la historia desnuda a las ideas y éstas, sin importar su origen filosófico, se retroalimentan.
El principio de todo es la realidad misma -más allá de su apariencia-, para tratar de transformarla. Concreto-abstracto-concreto, es más que un método, es una herramienta crítica que orilla a la transformación de la realidad social, económica y política, tan vigente y urgente en estos tiempos que anuncian catástrofes, pero también cambio.
