Demostrar, mas no presumir
Esta columna semanal, como se habrán dado cuenta, ha mencionado ciertos personajes que sirven de inspiración en varios aspectos y hoy toca el turno a alguien que murió a los 27 años, pero no era músico, era escritor: Mariano José de Larra nacido el 24 de marzo hace 209 años en una España ocupada por Napoleón.
Larra generó muchos textos muy variados, desde poesía hasta llegar a un cierto tipo de texto periodístico. Sin duda fue un hombre que desarrolló su capacidad de expresión por medio de la escritura, en la cual dejaba ver su visión del mundo e intentaba acercarse a los lectores con el fin de reflexionar.
La semana pasada leí unos artículos de Larra y me pareció que hoy en día son vigentes, es decir, nuestra sociedad no es la misma sociedad que la de hace 200 años; sin embargo, Larra hace críticas y observaciones que bien podrían coincidir con lo que vivimos hoy.
Hace poco una chica se quejó en tuiter de la película de los Vengadores y puso algo así: la peli de los Vengadores está tan aburrida que me puse a leer. Se puso a leer en el CINE. Evidentemente, una parte de tuiter comenzó a burlarse de la chica y otra la defendía. Aquí retomo la idea de Larra sobre la cultura y la sociedad.
Los usuarios quienes “atacaban” a la lectora que puso a prueba su capacidad visual dijeron que seguramente estaba leyendo en copias y esto fue suficiente para causar la furia de los usuarios que la defendieron, porque ese comentario es despectivo y clasista. A mí no me parece así, me parece sólo una broma, ya que, todos hemos leído en copias, incluso muchos profesores dejan un juego de éstas.
Mientras unos pedían más lecturas, aunque fueran en el cine, otros alegaban que el cine ya es una forma de expresión que dice tanto como un libro y merece la misma atención. El debate en tuiter llegó a otras instancias en las que se discutía sobre el consumo obligado de cultura. El índice de lectura per capita en México es de 3.8 libros según el INEGI en 2016, ya que en 2017no reveló esos datos.
He escuchado a muchas personas decir que gracias a ellos, el índice de lectura no es más bajo, pero con eso demuestran que ellos(as) no superan ni el promedio de lectura. Estas personas podrían ser parte del sector que cree que por ir a la universidad no tiene permitido perderse la nueva película de Wes Anderson o los que vorazmente se lanzan a Netflix 8‑10 horas al día para consumir una serie que olvidarán en unos meses y comenzar otra que terminarán de ver en 2 días y olvidarán eventualmente.
El consumo obligado de cultura ha generado un cambio en la percepción que tenemos de la misma. Hace unos años los espectadores/lectores sacábamos más jugo de un libro, una peli, una exposición de pintura o una obra de teatro, esto es porque hemos convertido la cultura en productos desechables y con esto también fugaces. Antes hablamos más tiempo sobre los estrenos del cine, ahora cada semana se estrenan películas que nos hemos obligado a ver y que no trascenderán no por ser malas, sino porque no les estamos dando la oportunidad.
No consuman “cultura” sólo para poder presumir, aléjense de las poses y de la vanidad. Si les interesa alguna forma de expresión infórmense, compártanlo con sus amigos. denle difusión y tiempo para procesar bien los mensajes de cada obra. Detengamos el síndrome de superioridad que falsamente da la cultura, puesto que la cultura requiere consciencia y reflexión que resulta en paciencia y tolerancia.
Propongo demostrar todos los libros que hemos leído en la manera en la que actuamos cotidianamente, dejemos de presumir lecturas, películas y óperas y ejecutemos los que esas obras han hecho en nosotros
Esta columna semanal sólo pretender poner un punto de vista en su panorama para que sirva como otro enfoque, como una perspectiva más.