De Norte a Sur Opinión

Protestar o no protestar… y cómo


octaviosolis

5 enero, 2017 @ 12:20 pm

Protestar o no protestar… y cómo

@octaviosolis

¿México necesita un cambio en su política económica?

¿Las protestas contra el gasolinazo son legítimas?

Yo también estoy de acuerdo con la afirmación a las anteriores preguntas. Hasta aquí, escasamente alguien estará en contra; sin embargo, las dificultades por concretarlas, más que responderlas, inician con la complejidad de la realidad social, además de las variadas formas y métodos de las manifestaciones, consecuencia de las diferencias ideológicas, la inexperiencia política, los grupos infiltrados, la idiosincrasia tan diferente entre los mexicanos.

Pero si coincidimos buena parte del pueblo en que debemos cambiar las cosas. ¿Por qué permitimos que una estrategia de antaño conocida como lo es diluir la política a través del incremento de la violencia, nos paralice, nos divida? Víctor Serge publicó en 1925 su libro clásico Lo que todo revolucionario debe saber sobre la represión, en el que describe todas las tácticas ejercidas por el régimen zarista de Rusia para inhibir el proceso revolucionario desde 1905. Una de ellas son los actos de provocación, infiltración y la difamación contra las movilizaciones.

No intento negar que en los últimos días han existido saqueos, actos de rapiña, asaltos, en el que algunos ciudadanos comunes sin escrúpulos se han sumado, pero también creo que son los menos, pues los comandos armados se asemejan más a sicarios que a gente común, los saqueadores a gente pagada que al vecino normal, los grupos violentos a infiltrados que a un ciudadano de a pie. Y si a esto le agregamos el rumor, la exageración que hacen los medios tradicionales de comunicación, junto con el pánico de las redes socio-digitales, tenemos un cambio en la mentalidad de las personas, una ligera duda acerca de la respuesta a las dos primeras preguntas.

¿Cuál es el objetivo de estas tácticas? Inmovilizar, diluir la política. ¿Cuál es el antídoto? Más política. ¿Cómo se logra esto? definitivamente jamás será encerrándonos en nuestras casas.

Bloqueo en Tehuacán, Puebla, 2 de enero de 2017. Foto: Archivo Consideraciones. JCA

El descontento social es la tierra fértil para renovar nuestro sistema político, pero no es suficiente. Se necesita pasar de la protesta legítima pero aislada, a la movilización social, de la indignación a la esperanza. La simple protesta y la indignación dejan espacio abierto para los saboteadores. Hay que convertirlas en movilización social, a través de una mega marcha nacional con demandas políticas. Con asambleas en nuestras colonias, salir a tomar el espacio público, organizarnos desde abajo. Debatir, solidarizarnos, desplazar la violencia con política.

Estos días que corren son decisivos para lograr lo anterior. El estado de ánimo colectivo es muy cambiante, muy emocional, pues la mayoría de la gente no se ha profesionalizado en la política. Del enojo se pasa al miedo; lo que nos toca es convertir el enojo en esperanza. Eso sólo es posible cuando se logra construir una alternativa política, una estrategia y organización. Así como está diseñado el sistema, la mayoría delega la política a los partidos, son ellos los únicos que la pueden hacer, el resto no, por eso tenemos que reinventar esta democracia representativa desde las calles. Esta Ciudad de México ya lo ha podido hacer en otras ocasiones, por ejemplo, en el terremoto de 1985.

Por otro lado, es un error difundir la creencia de que “cambiemos las cosas pero que a mi no me toquen ni me afecten en mis intereses” Eso no es posible, eso tiene su nombre y se llama egoísmo. Subvertir el orden establecido, precisamente ese que deseamos cambiar para mejorar, implica necesariamente sacrificio. Lo otro, es fingir solidaridad, decir que todo está mal, pero desear que no cambien las cosas.

Pero incluso aunque nos venza el miedo, justifiquemos la represión, deleguemos la política a los de siempre, dejemos pasar este nuevo agravio contra el pueblo, estoy convencido de que estos acontecimientos se acumularán en la memoria colectiva, nos servirán como aprendizaje para futuras movilizaciones. El cambio ha iniciado un viaje sin retorno -como fue en 1968, con todo y la represión, fue el inicio de la transición democrática- ¿A dónde nos llevará, qué tan largo el proceso de cambio? Eso dependerá de nuestra capacidad para aprender de nuestros errores.

Urgen nuevas alternativas políticas en México.

Sociólogo y Comunicólogo por la FCPyS de la UNAM. Autor del libro Epifanía política y El fin de una era en la UNAM. Twitter @octaviosolis