Fallecen dos de nuestros grandes maestros
Felipe Martínez Soriano y Rubén Vasconcelos Beltrán; oaxaqueños ejemplares, ex rectores de la UABJO
Sandra Luz Jiménez Hdz.
Atento, afable, dispuesto a escucharte y saber de tus andanzas, así era el maestro Rubén Vasconcelos Beltrán, de esos encuentros surgía la invitación para caminar con él por nuestra ciudad, acción que se concretó varias veces con nuestros alumnos de las Preparatorias de la Universidad Autónoma “Benito Juárez” de Oaxaca, jóvenes ávidos de aprender que escuchaban con atención al maestro; sin faltar la foto del recuerdo en el templo de Santo Domingo. Lo vi por última vez el lunes 25 de abril de este año, durante las tradicionales mañanitas cantadas por el coro de la ciudad y el mariachi Mil Amores a la Verde Antequera, que cumplió 484 años.
Me saludó con el afecto de siempre y siguió su camino entre los abrazos y saludos de las personas que nos dimos cita esa fresca mañana. Al momento de escribir esto, también recordé al Dr. Felipe Martínez Soriano, quien falleció hace poco más de un mes, otro exrector como el Maestro Vasconcelos. Ser rector de la Universidad aparte de un privilegio es una gran responsabilidad ante la sociedad y cada uno supo estar a la altura de las circunstancias que le tocó vivir, el maestro Vasconcelos fue un hombre polifacético, alumno, docente, Rector de la UABJO, director de diversos organismos gubernamentales, historiador y cronista de la ciudad de Oaxaca, con una gran sensibilidad, en su gestión contribuyó a la creación del Sindicato de Trabajadores y Empleados de la Universidad Autónoma “Benito Juárez” de Oaxaca (STEUABJO) el mes de marzo de 1974.
Por su parte, el Dr. Martínez Soriano, electo a través del voto libre, directo y secreto, preso político por sus convicciones de izquierda y luchador por las causas sociales hasta el día de su muerte, fue parte fundamental de la democratización de la Universidad. Ambos, son un ejemplo de vida, como universitarios, como oaxaqueños comprometidos con su realidad política y cultural. Descansen en paz.
