Francia: los distintos discursos de la indignación
Arturo Ochoa
Los ataques perpetrados por ISIS (Estado Islámico de Siria e Irak, por sus siglas en inglés) en París, Francia, el pasado 13 de noviembre, generaron profusos discursos de indignación, distintas narrativas sobre los actos terroristas que bajo ninguna circunstancia se justifican; sin embargo, son los extremos los que siempre nos muestran las enormes contradicciones humanas. Ya que por un lado se difundió la idea de que Francia había cosechado esa mala hierba, y por otro, el mundo entero tenía que rezar por el pueblo francés. Ambas posturas no permiten desentrañar con profundidad las causas de los acontecimientos.
Las redes sociales se han convertido en una caja de resonancia de los diferentes discursos tradicionales, además de generar los propios. Es importante diferenciarlos, sopesarlos y ponerlos en su justa dimensión para asumir una visión crítica de los acontecimientos de interés público, ya que resulta irresponsable querer minimizar los hechos “porque las tragedias ocurren en muchos países de tercer mundo”; y al mismo tiempo, no podemos quedarnos en las exageradas lamentaciones, además de maniqueas, que sólo allanan el camino para un terrorismo de Estado por parte de las potencias como fue el caso del 9/11 en Estados Unidos.
ISIS se ha proclamado autor único de los atentados en Francia. Acción terrorista eficaz: misma hora y fecha; diversos lugares simultáneos, y con la misma fórmula, ningún rastro de Servicios de Inteligencia franceses, algo casi increíble después de lo sucedido con Charlie Hebdo, que presupone la falta de medidas precautorias respecto a la migración en la nación de la libertad, o la ineficacia de la vigilancia francesa. Cosa que seguramente ya se investiga rigurosamente en estos momentos.
¿Y qué decir entonces del asesinato de 200 niños sirios efectuado por el Estado Islámico en 2014?
Pasó desapercibido. Incluso ya nadie recuerda a Aylen Kurdi, el niño kurdo ahogado en una playa turca que en un principio fue el estandarte y el retrato del drama atroz e inhumano que viven los refugiados Sirios. La razón es evidente: en el mundo unipolar, hegemónico, capitalista, las vidas de quienes proceden de naciones en “desarrollo”, “tercermundistas” o “emergentes”, pudiera pensarse que valen mucho menos que las de las potencias mundiales.
Para algunos de los que se indignan según la ocasión, aún existen ciudadanos de 1ª, 2ª y 3ª categoría, en los que la indignación se desborda en función de los intereses de unos cuantos. Parece que la vida de unos es más valiosa que la de otros, y que el asesinato de un ser humano es indignante sólo si ocurre en una ciudad de renombre cultural y cosmopolita. ¿Entonces es más “terrorista” y más trágico el atentado en París que el terrorismo en Siria, Yemen, Irak, Libia, Afganistán realizado por Rusia, Estados Unidos y Francia?
Recordemos el comentario de Jorge Verstrynge en el programa de Pablo Iglesia, Fort apache, 15 días antes de los atentados en París: “La que se nos avecina a los franceses, en cuanto a un atentado tipo 11 de septiembre, lo vamos a ver y no a largo plazo […] si usted quiere acabar con el terrorismo islámico, deje a los árabes en paz.” Todo lo contrario, Francia ha incrementado sus bombardeos contra Siria.
El problema con la construcción de narrativas que únicamente se fundamentan en el chantaje emocional o en el discurso de odio, es que sólo justifican acciones de mayor violencia. Fijar una posición respecto al conflicto entre Medio Oriente y Europa, el cual tiene causas económicas, religiosas, políticas, ideológicas, resulta complicado. Por eso, antes de construirnos una opinión, es mejor informarnos bien, ir más allá de lo que se presenta en los medios tradicionales y tendenciosos.
Es por eso que en el transcurso de estos días, habremos de presentar en Consideraciones una serie de artículos que abonen al debate público sobre estos acontecimientos.